Actualizado 1 de abril, 2023
Se estima que en las próximas décadas la resistencia a los antimicrobianos (RAM) será la principal causa de muerte del mundo y prueba de esto es que en 2019 ocurrieron casi 5 millones de muertes asociadas con la RAM, de las cuales 1.3 millones fueron directamente atribuibles a infecciones resistentes a esas sustancias. Los autores de un artículo publicado en Nature Reviews Chemistry calculan que hacia mediados de este siglo ese número aumentará a 10 millones si no antes debido en parte a la prescripción excesiva generalizada de antibióticos a enfermos con COVID-19 en los últimos 2 años.
A pesar de esta urgencia, la química medicinal orgánica convencional no ha podido dar una respuesta positiva y citan un estudio del año 2022 que señala que a partir de junio de 2021, solo había 45 antibióticos «tradicionales» en desarrollo clínico y por eso se requieren de nuevos enfoques para desarrollar la próxima generación de antibióticos.
Dado que las bacterias requieren de metales para su subsistencia y proliferación, las drogas que tienen como blanco esos sistemas de transporte bacteriano podrían ser útiles para combatir la resistencia a los antibióticos. Muchos de los enfoques con más futuro involucran metales como agentes antimicrobianos, ya sea como iones libres, en forma de nanopartículas o como complejos metálicos.
Para que los iones libres ejerzan su efecto antibacteriano, deben alcanzar el lugar de la infección. Uno de los más prometedores enfoques es el uso de metalóforos, un compuestos capacesz de transportar metales y que permiten su ingreso a la célula. Por ejemplo, existe un complejo trimetálico de renio, hierro y manganeso junto a un péptido con resultados prometedores en la lucha contra las bacterias Gram positivas. Estos compuestos podrían liberar los iones dentro de la bacteria cuando se exponen a ciertos factores desencadenantes como luz, pH o metabolitos.
Observaciones similares son válidas para las nanopartículas metálicas, que pueden ser aplicadas en la desinfección del agua. La gran diversidad estructural de los metalo-antibióticos y sus mecanismos de acción, alternativos o multimodales, los hace excelentes candidatos a burlar los mecanismos de defensa y resistencia bacterianos.
Frei A, Verderosa AD, Elliott AG, et al. Metals to combat antimicrobial resistance. Nat Rev Chem 2023; 7:202-24.