LOS 75 AÑOS DE LA OMS

THE WHO AT 75*

Al pensar en los 75 años de la OMS, dice este Editorial de Nature, vale la pena recordar el momento y las circunstancias de su creación. Después de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas recién establecidas y sus agencias especializadas, incluida la OMS, fueron diseñadas para proteger al mundo de otro conflicto global en el futuro. Alrededor de 80 millones de personas murieron durante las dos guerras mundiales, muchas de ellas por hambre o enfermedad.

La constitución fundacional de la OMS establece inequívocamente: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia de afecciones o enfermedades. El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social”.

Y, sin embargo, no se priorizaron fuertes sistemas de atención médica universal. Este enfoque ausente es un factor por el cual las enfermedades infecciosas continúan impactando a las poblaciones en países de bajos y medianos ingresos. La erradicación de la viruela en 1980 fue una gran victoria. Pero para otras enfermedades, no se han podido alcanzar los objetivos, incluida la eliminación del HIV y el Sida, la malaria y la tuberculosis.

Sin embargo, la OMS tiene un historial consistente para ser referencia en estándares globales de eficacia, seguridad y calidad de vacunas y medicamentos. Como se vio durante la pandemia, la OMS juega el rol central para alertar al mundo sobre nuevas enfermedades infecciosas, ayudada en gran medida por la revolución en biomedicina y datos de salud, especialmente genómica.

La forma en que la OMS opera y establece sus prioridades también está influenciada por las prioridades de política económica de sus estados miembros. La agencia fue creada por un puñado de poderes, muchos de los cuales siguen siendo donantes importantes.

Pero el porcentaje de las contribuciones ha variado mucho desde 1949 a 2021.
En 1949 EE.UU. contribuía con más del 38% del presupuesto, seguida por el Reino Unido, la “Unión Soviética” y China. En 2021 los mayores contribuyentes son Alemania, la Fundación Bill y Melinda Gates, seguidos por EE.UU., la Comisión Europea, GAVI Alliance, Reino Unido y World Bank.
Y el Editorial concluye:

Hoy la OMS enfrenta enormes desafíos. COVID-19 no sólo mató a casi siete millones de personas, también retrocedió las metas de salud global, desde reducir la mortalidad materna global hasta lograr la cobertura universal de salud. Los estados miembros deben volver a priorizar la salud universal y apoyar a las naciones con menos recursos para lograr esto por sí mismas. Se debe priorizar la equidad, acceder al conocimiento y redescubrir sus ideales fundacionales, para que el mundo esté mejor preparado para la próxima emergencia.

*Nature 616, 8 (2023)
doi: https://doi.org/10.1038/d41586-023-00952-y