The man in the red coat. Julian Barnes. London: Jonathan Cape, 2019, 280pp

 



Un retrato de John Singer Sargent, El Dr. Pozzi en casa, incitó a Julian Barnes, francófilo y europeísta, a interesarse en el retratado, el Dr. Samuel Jean Pozzi, reputado cirujano francés de su época*. De ese interés nació el libro. No es la primera vez que un personaje de Barnes es un médico. En El loro de Flaubert el relator es el ficticio, francófilo y flaubertiano Dr. Geoffrey Braithwaite, médico jubilado.
¿Es una biografía? Sí, una biografía distinta, sin notas, las fuentes incluidas en el texto. Se ocupa tanto del biografiado, como de las circunstancias, personajes y relaciones entre ellos en la Belle Époque, ese período que transcurre entre la derrota de Francia por Prusia en 1871 y 1914, comienzo de la Primera Guerra Mundial. Y las páginas que les dedica Barnes son más que las dedicadas al propio biografiado.
El libro está generosamente ilustrado con retratos de Pozzi y otros personajes de pintores conocidos, fotos, y fotografías de contemporáneos célebres, personajes secundarios mencionados en el libro, figuritas coleccionables que venían con los chocolates de Félix Potin.
Los personajes secundarios pertenecen a la literatura, el arte, el teatro, la aristocracia, la burguesía rica, sus satélites y parásitos. Muchos se recuerdan por sus obras o por su participación, encubierta y disfrazada, como personajes de varias novelas o personajes de En busca del tiempo perdido. Pozzi puede haber servido a Proust como modelo de uno de ellos. Barnes es impiadoso, encuentra en diarios y memorias lo que unos confiesan, conocen, aprueban o desaprueban, celebran o critican de los otros, actores de un mundo reducido y chismoso. El resultado es más amargo que dulce, se pierde el respeto por algunos escritores que alguna vez se admiró.
A la medicina y a ese mundo pertenece el biografiado. Samuel Jean Pozzi nació en 1846, la familia, de origen italiano y protestante, emigró a Suiza. Luego el abuelo, pastelero, se estableció en Francia, el padre era pastor de la Iglesia Reformada y republicano, la madre falleció cuando Samuel Jean tenía diez años y el padre se casó con una inglesa. El chico creció bilingüe, rara ventaja entonces. Estudió en París, buen estudiante, ayudante y protegido de Broca, se graduó en 1873. Hizo su carrera en los hospitales de París: interno, agregado, cirujano de los hospitales a los 31 años. Antes viajó a Edinburgo para conocer los procedimientos de Lister. En 1883 fue nombrado cirujano jefe en el Hospital Lourcine- Pascal (hoy Broca), y allí, entusiasta listeriste, impuso la asepsia y antisepsia y mostró sus cualidades reformadoras. La antropología y la neurología le interesaron, en 1874 tradujo, con René Benoit, The Expression of the Emotions in Man and Animal (1872) de Darwin al francés. Ya maduro coleccionó arte, en especial tanagras.
Son muchas las contribuciones de Pozzi a la medicina y cirugía, las mayores a la cirugía ginecológica.
Su Traité de gynécologie clinique et opératoire (París, 1890) fue traducido a seis idiomas, incluido el castellano. Todavía se usa la pinza erina de Pozzi. Sus contribuciones técnicas fueron tantas como las destinadas a la consideración y cuidado de sus enfermos. Trataba igualmente bien a sus enfermos aristócratas o prominentes como a los que atendía en el hospital. Su servicio contaba tanto con los medios técnicos para tratar los internados como con los destinados al confort (calefacción, baños, eligió hasta las sábanas) y a la moral de los internados. Instaló una biblioteca y consiguió que sus amigos pintores decoraran con frescos amables corredores y salas. Pozzi fue generoso con sus discípulos, entre ellos Robert Proust, hermano de Marcel, ambos hijos de Adrien Proust, médico y sanitarista, campeón del cordon sanitaire para cercar las epidemias. Y fue promotor de Alexis Carrel y sus suturas vasculares y trasplantes. El Dr. Pozzi, republicano, racionalista, dreyfusard e internacionalista, tuvo todos los reconocimientos que mereció en su profesión y en la vida pública.
Era buenmozo, elegante y seductor. Cuando aún era estudiante tuvo una relación con Sarah Bernhardt, para quien fue siempre “Doctor Dieu”, fue su médico y amigo, la operó de un quiste de ovario años después. Pozzi se casó, por amor, con la hija de un médico, “joven, bella y rica”, de una rica, católica y monárquica familia de Lyon, Thérèse Loth-Cazalis. La dote se decidió legalmente, cuánto para el matrimonio, cuánto solo para ella. La novia tenía 23 años, el novio 33.
El matrimonio fue tormentoso, intimaron hasta que tuvieron el último de los tres hijos, 17 años. Luego el rígido catolicismo de Thérèse, el entrometimiento de la suegra, la negativa de Thérèse al divorcio, y vaya a saber qué otras razones, hicieron que solo compartieran la misma casa y que Thérèse mantuviera las apariencias. Era la discreta anfitriona, las malas lenguas la llamaban “la muda de Pozzi”.
Pozzi tenía fama de Don Juan, pero excepto su relación con Sarah Bernhardt y la posterior con Emma Fishoff, nada confiable se conoce, solo habladurías. Ningún escándalo, discreción de las partes, amistad duradera con las supuestas amantes. Emma Sedelmeyer estaba casada con Eugène Fischoff, ambos judíos ricos de origen vienés, tenían tres hijos. Emma era culta, compartía los gustos de Pozzi.
Desde 1899, Pozzi, entonces de 53 años, y Emma de 37, viajaron juntos todos los años, se presume que con la anuencia Eugène y el conocimiento de Thérèse. Viajes de meses, si podían pasaban por Venecia para renovar la bendición que conseguían de un cura armenio. En 1899, después de 30 años de matrimonio formal, Thérèse decidió el divorcio y el retorno de sus bienes.
En 1910, año del Centenario, Pozzi fue invitado a visitar la Argentina y participar en un congreso médico como representante de la Facultad de Medicina de París y de la Academia de Medicina de Francia.
Estuvo aquí dos meses y medio; de regreso a Francia, pasó por Montevideo, Río de Janeiro y San Pablo.
Relató su viaje en una larga conferencia ilustrada que después publicó (Notes d’un voyage chirurgical en Argentine et Brésil, 1911). Sus comentarios acerca del estado de los hospitales de Buenos Aires, y su personal son elogiosos. Los más sentidos son para el Dr. Domingo Cabred y la Colonia Open Door: “Mis queridos amigos, si alguna vez enloquezco, llévenme a mi gran amigo Cabred, a Open-Door”.
El 13 de junio de 1918 un hombre común al que Pozzi había operado de varicocele y creía que la operación lo había hecho impotente lo visita en el consultorio particular, le dispara a Pozzi en un brazo, el tórax y el abdomen, luego se suicida. Pozzi llega lúcido al hospital, lo operan, tiene 10 u 11 perforaciones intestinales, fallece. Funeral en París, sepultado donde nació, en Bergerac.
Thérèse y su hija no pudieron estar en el funeral. Thérèse, en una carta a su hijo mayor le dice:
“Tenía tanto miedo a la muerte y su agonía final–solo– especialmente sin ella, debe haber sido atroz”.
Luego, en otra carta, le pregunta por Mme. F, piensa que debe estar desesperada después de 20 años de completa felicidad con Pozzi, a quien Mme. F adoraba. Thérèse lo sabe. Barnes es certero cuando muestra los rasgos de carácter de todos sus personajes.
Por una biografía nunca conoceremos del todo la vida del biografiado. Barnes, como en El loro de Flaubert, las compara con lo que se recoge con una red de pescar. No como el diccionario define una red: “Aparejo hecho con hilos, cuerdas o alambres trabados en forma de mallas”, sino como formada por agujeros cercados por cuerdas, es más lo que se escapa que lo que recoge. Lo mucho que recoge la red de Barnes complace al lector.

*John Singer Sargent (1856-1925), Dr. Pozzi at Home, 1881, Hammer Museum (Los Angeles). Óleo sobre tela, altura 201.6 cm, ancho 102.2 cm. En: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Pozzi,_Samuel_-_Par_Sargent.jpg/30/4/2020.

Juan Antonio Barcat
e-mail: jabarcat@yahoo.com.ar
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En terminant cette trop longue conférence, j’émets le voeu d’avoir réussi, dans une faible mesure, à montrer quelques côtés du merveilleux développement de la civilisation dans les deux grandes Républiques de l’Amérique du Sud. –Comme certaines plantes européennes importées dans ces terres-vierges y prennent rapidement une croissance prodigieuse, ainsi les semences venues d’Europe, et surtout de France, ont crû et fructifié, de manière à nous étonner, et je le dis bien haut, mes éloges ne sont pas un remercîment pour l’accueil que j’ai reçu, c’est un acte de justice.


Al concluir esta conferencia demasiado larga, deseo haber logrado, en pequeña medida, mostrar algunos aspectos del maravilloso desarrollo de la civilización en las dos grandes Repúblicas de América del Sur. – Como ciertas plantas europeas importadas en estas tierras vírgenes rápidamente crecen allí de manera prodigiosa, así las semillas procedentes de Europa, y especialmente de Francia, crecieron y fructificaron, para sorprendernos, y lo digo bien alto, mi elogio no es una gratitud por la bienvenida que recibí, es un acto de justicia.


Samuel Pozzi (1846-1918)


Notes d’un voyage chirurgical en Argentine et au Brésil, par M le Professeur S. Pozzi. Mâcon; Protat frères, 1912, p 50-1. En: HYPERLINK «https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k165146z/f5.item» https://
gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k165146z/f5.item#; consultado 2/5/2020.