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MARCADORES TUMORALES EN
CANCER DE MAMA
Silvia
Coronato, Graciela E. Laguens, Osvaldo M. Spinelli, Wanda Di Girolamo
Cátedra de Patología B,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de La Plata
Resumen
El
carcinoma mamario es la neoplasia más frecuentemente diagnosticada en
la mujer, en el mundo occidental. A pesar del gran cúmulo de
información científica relacionada con su origen, nuevos métodos
diagnósticos y tratamientos, la tasa de mortalidad debida a esta
enfermedad ha permanecido virtualmente estable en los últimos 20
años. El avance de la biología molecular ha llevado a una mejor
comprensión de la biología básica del cáncer de mama. Se ha
logrado la identificación de nuevos marcadores tumorales que
permitirán reducir la mortalidad al identificar a las mujeres en
riesgo de contraer la enfermedad, predecir el pronóstico de las
pacientes y evaluar posibles respuestas a diferentes terapias. Este
artículo pone énfasis en los marcadores tradicionales y en los
nuevos marcadores, señalando su utilidad clínica y su importancia en
la evaluación clínica de rutina de las pacientes con cáncer de
mama.
Palabras clave: cáncer mamario, marcadores
tumorales, neoplasias
Abstract
Tumor
markers in breast cancer. Breast cancer is the most frequently
diagnosed cancer among wo- men in the western world. In spite of a
great deal of scientific information in relation to its origin, of new
diagnostic methods and treatments, mortality rate due to breast cancer
has virtually remained stable over the past 20 years. Recent advances
in molecular biology have improved the understanding of the basic
biology of breast cancer. This fact has led to the identification of
new tumor markers the ultimate goal of which is to reduce mortality by
identifying women at risk as well as predicting the prognosis of
existing disease and the response to different therapies. This article
focuses on both traditional and new molecular markers, their clinical
utility and their relevance in the routine evaluation of patients with
breast cancer.
Key words: breast cancer, tumor markers, neoplasias
Dirección postal: Dra. Silvia Coronato, Cátedra de
Patología B, Facultad de Ciencias Médicas, calle 60 y 120, 1900, La
Plata, Argentina. Fax: (54-0221) 4258989 e-mail: scorona@atlas.med.unlp.edu.ar e-mail:sspecte@intramed.net.ar
Recibido: 2-I-2001 Aceptado: 14-VIII-2001
El carcinoma de mama es una de las neoplasias malignas más
frecuentes y de mayor mortalidad en las mujeres de los países
industrializados. Debido al comportamiento agresivo de algunas
variedades y dado que la mama es un órgano accesible para el
diagnóstico temprano, el cáncer de mama es objeto permanente de
estudios en relación con los métodos de diagnóstico y tratamiento1.
Se utilizan de rutina: tamaño del tumor, tipo histo-lógico del
mismo, pleomorfismo celular y nuclear, índice mitótico, presencia de
necrosis, invasión vascular, estado de los receptores hormonales y de
los ganglios linfáticos axilares2, 3. Sin embargo, estos parámetros
no son suficientes para predecir el curso de la enfermedad. Los
avances de la biología molecular han permitido descubrir nuevos
marcadores que ya se han incorporado a la práctica clínica y que
brindan una importante información acerca del comportamiento
biológico del tumor y la posible respuesta a la radio o quimioterapia
y por lo tanto, orientan la terapéutica a implementarse. En este
aspecto, el uso de un panel de marcadores tumorales, proporciona
información más certera que la que puede suministrar un solo
factor4, 5. Debido a esto, en la actualidad el pronóstico de las
neoplasias es más exacto que hace 20 años.
Los marcadores tumorales (MT) son indicadores bioquímicos de la
presencia de un tumor. Incluyen antígenos de superficie celular,
proteínas citoplasmáticas, enzimas y hormonas. En la práctica
clínica el término se utiliza referido a moléculas que pueden ser
detectadas en plasma, fluidos corporales, tumores sólidos, células
tumorales circulantes, ganglios linfáticos y médula ósea6.
Se utilizan especialmente para establecer el diagnóstico, pronóstico
y estadio de la neoplasia, detectar la presencia de metástasis
ocultas y recidivas, monitorear la respuesta al tratamiento y en
algunos casos, sirven para realizar muestreos en la población.
Dentro de los MT específicos se encuentran antígenos producidos por
las células tumorales o asociados a ellas que las hacen
antigénicamente distintas a las células normales. Cualquier
proteína de la célula tumoral puede ser un antígeno potencial .
Detección de MT en sangre (Marcadores Séricos). Si los MT pasan al
torrente sanguíneo y alcanzan concentraciones suficientes, su
detección puede ser utilizada para realizar estudios en la
población, diagnóstico, monitoreo de la respuesta terapéutica,
indicadores pronósticos o detección de recidivas. En cáncer de mama
son relativamente pocos los MT que pueden ser medidos en sangre. De
ellos, los más utilizados en la actualidad son la mucina CA 15-37 y
el Antígeno Carcino-Embrionario (CEA)8.
Detección de MT en tejidos. Para detectar MT localizados en los
tejidos neoplásicos, se utilizan técnicas de inmunohistoquímica
(IHQ), de inmunofluorescencia y enzimoinmunoensayo (ELISA) que tienen
por finalidad poder visualizar y cuantificar aquellos marcadores
contra los cuales se dispone de anticuerpos monoclonales específicos.
Estas técnicas son de gran utilidad para identificar antígenos
intracelulares y de membrana en cortes de tejido o en material
obtenido por punción. Una técnica ampliamente utilizada, es la
detección de receptores hormonales por IHQ, para evaluar la
susceptibilidad del carcinoma mamario a la terapéutica
antiestrogénica9, 10.
Marcadores tumorales en el
cáncer de mama
En los últimos años se ha ampliado el espectro de marcadores en
cáncer de mama, debido a los avances de la biología molecular que
está estudiando en profundidad los eventos de la carcinogénesis, la
progresión tumoral y los mecanismos de producción de las
metástasis. Estos marcadores pueden clasificarse en base a sus
características biológicas:
- Marcadores de proliferación: están presentes en determinadas fases
del ciclo celular.
- Factores de crecimiento y hormonas: estimulan el crecimiento
tumoral.
- Receptores: su sobreexpresión o su presencia alterada puede estar
presente en algunos tipos de células tumorales.
- Receptores para estrógenos (RcE): cuya presencia es indicadora para
instaurar una terapéutica hormonal.
- Angiogénesis y factores del microambiente: favorecen la progresión
de la neoplasia.
- Moléculas de adhesión y expresión de proteasas: permiten la
invasión y la metástasis.
- Oncogenes y genes supresores: su amplificación o sobrexpresión se
asocia con la desregulación del crecimiento y la apoptosis.
- Proteínas inducidas por estrógenos: como Hsp27 o pS2.
- Mucinas: su detección en la circulación se utiliza como índice de
enfermedad residual y posibles recidivas.
Bajo el auspicio del Colegio de Patólogos Americanos se reunió, en
1999, un equipo interdisciplinario de clínicos, patólogos y expertos
en estadística a fin de evaluar el uso de los marcadores pronósticos
y predictivos en cáncer de mama y clasificarlos en categorías, en
base a su utilidad clínica.
Categorización de los marcadores tumorales (MT) en cáncer de mama
(Tabla 1)
l Categoría I: marcadores cuya utilidad como factor pronóstico y
de orientación terapéutica está indudablemente comprobada.
l Categoría II: marcadores ampliamente estudiados desde el punto de
vista tanto clínico como biológico, pero cuya importancia debe ser
validada con estudios estadísticos.
l Categoría III: otros marcadores aún no suficientemente estudiados
como factores pronósticos.
Este trabajo11 de categorización consta de una detallada exposición
de los hallazgos y recomendaciones de los autores y proporciona una
ayuda invalorable para los profesionales y técnicos dedicados a la
evaluación clínica del cáncer de mama.
Categoría I
Tamaño del tumor: El tamaño macroscópico (diámetro máximo) de
las neoplasias primarias infiltrantes se considera uno de los más
importantes factores pronósticos del comportamiento tumoral. La
precisión de las mediciones es imprescindible para establecer el
estadio clínico de los tumores, sobre todo en un momento en que el
uso generalizado de las mamografías ha posibilitado una mayor
detección de lesiones incipientes. La medición debe realizarse por
lo menos en dos dimensiones y debe ser corroborada por el examen
microscópico.
Estadio de los ganglios linfáticos: El nivel topográfico
comprometido de la axila y el número de ganglios axilares con
metástasis es de extraordinaria importancia como factor pronóstico,
ya que está correlacionado con la sobrevida, recidivas y fracaso de
los tratamientos.
Micrometástasis: Los focos microscópicos de metástasis tumorales
menores de 2 mm, pueden detectarse con las técnicas tradicionales de
hematoxilina-eosina (HE) y su valor pronóstico está ampliamente
reconocido. La IHQ utilizando anticuerpos anti-citoqueratinas para
detectar células epiteliales atípicas en el ganglio es aún más
sensible, pero existe controversia acerca del valor pronóstico de los
focos detectados con ella. La presencia de micrometástasis se ha
correlacionado con la existencia de invasión vascular peritumoral y
con el tamaño del tumor12, 13.
Ganglio centinela: Es el primer ganglio que recibe el drenaje
linfático de un tumor y se considera que es el sitio donde se
localizan las metástasis iniciales de ese tumor. Su estudio
histológico puede predecir la presencia o ausencia de metástasis en
los ganglios axilares. Si el ganglio centinela está libre, se
considera que los otros también lo estarán, lo que hace innecesaria
su extracción. La biopsia del ganglio centinela es muy útil si al
examen histológico convencional se le suma la aplicación de
técnicas de IHQ con anticuerpos anti-citoque-ratinas14, 15.
Grado histológico: Bloom y Richardson en 195716, proporcionaron un
sistema que incluía la clasificación histológica de los tumores. Se
les asignaba un valor numérico, de 1 a 3, a tres factores del tumor:
grado de formación de túbulos, características nucleares y conteo
mitótico. Basándose en estas características se clasificaba a los
tumores en grado I, II o III, de acuerdo a su diferenciación.
Helpap en 1989, propuso una modificación de este método, incluyendo
los hallazgos nucleolares tales como tamaño, número y
localización17.
Actualmente se utiliza el Indice Pronóstico de Nottinghan (NPI), que
está basado en el tamaño del tumor, el grado histológico y el
estado de los ganglios linfáticos18.
Tipo histológico: Ciertos tipos de carcinomas de mama –medular,
tubular, mucinoso coloide– son tumores de bajo grado de malignidad,
generalmente con ausencia o escasas metástasis ganglionares y buen
pronóstico. Los carcinomas pobremente diferenciados, en anillo de
sello, carcinoma inflamatorio y los carcino-sarcomas, son considerados
más agresivos. El carcinoma lobulillar infiltrante es de interés por
su frecuente bilateralidad y multicentricidad en la misma mama19.
Conteo mitótico: El número de figuras mitóticas en un área
delimitada del tumor es una medida segura para estimar la
proliferación de las células tumorales. Un alto índice mitótico se
correlaciona con un pronóstico pobre.
Estado hormonal –Receptores de estrógenos (RcE) y de progesterona
(RcPg)–: Los estrógenos y la progesterona son hormonas esenciales
para el crecimiento de la mama ya que ambas se unen a receptores y
actúan regulando la transcripción de diversos genes. Los estrógenos
estimulan la proliferación de las células de la glándula mamaria
normal y juegan un papel relevante en el desarrollo y progresión del
cáncer de mama. Entre los factores de riesgo que predisponen a esta
enfermedad, se encuentra la exposición prolongada a la acción
estrogénica en el curso de la vida de la mujer.
El cáncer de mama se puede dividir en dos tipos de acuerdo a la
presencia o ausencia en las células de receptores para estrógeno e
incluso algunos autores los consideran entidades diferentes20. Cuando
las células tumorales presentan RcE, éstos se unen a la hormona
promoviendo la transcripción de los genes que median el pasaje de la
célula de G1 a S del ciclo celular21.
Aproximadamente un tercio de los tumores de mama son RcE positivos y
se caracterizan por crecer más lentamente, ser más diferenciados,
estar asociados a una sobrevida más prolongada libre de síntomas y
ser más sensibles a la terapéutica endocrina con drogas
antiestrógeno, como el Tamoxifeno. Sin embargo, muchos tumores RcE
positivos pueden eventualmente tornarse resistentes a esta
terapéutica22.
Alrededor del 50% de todos los tumores de mama RcE positivos son
también RcPg positivos y estos tumores doblemente positivos tienen
una buena respuesta a la terapéutica hormonal, mientras que los RcE
positivos / RcPg negativos responden menos al Tamoxifeno. La ausencia
de expresión de RcPg en tumores RcE positivos puede indicar una falta
de función o una función aberrante de los RcE, lo que indicaría que
éstos constituyen el estímulo para la expresión de los RcPg23.
En la actualidad, la determinación por medio de IHQ de RcE y RcPg
constituye uno de los datos más importantes para ser evaluados y sus
resultados se utilizan para tomar decisiones terapéuticas.
Categoría II
Her-2/neu (erbB-2): Es un protooncogén que codifica una
glucoproteína de transmembrana con actividad tirosina-kinasa. La
amplificación del gen 17q da como resultado la sobreexpresión de la
proteína p18 HER-2 que funciona como un receptor semejante al de los
factores de crecimiento24, 25. La forma alterada tiene una mutación
en la región de transmembrana que incrementa la propiedad del
receptor monomérico para formar dímeros 26.
Está considerado como un importante factor pronóstico en los
estadios tempranos del cáncer de mama y diversos estudios indican que
puede ser utilizado también como un marcador predictivo con respecto
a la respuesta a la quimioterapia y a la terapia con
antiestróge-nos27. Se relaciona con un pronóstico desfavorable,
presencia de ganglios positivos, expresión alterada de p53 y aumento
de la proliferación celular. Su amplificación es una de las
alteraciones genéticas más comunes asociadas con el cáncer de mama
dando lugar a la aparición de resistencia a drogas
quimioterapéuticas y a conductas clínico-patológicas más
agresivas28.
La sobreexpresión de este gen, que se observa frecuentemente en
carcinoma in situ, aumenta el potencial invasor de las células
cancerosas y parece ser más importante en el inicio de la enfermedad
que en su evolución.
En la actualidad se están utilizando anticuerpos monoclonales
dirigidos contra la proteína expresada por HER2/neu, con resultados
alentadores. En experimentos en fase III en pacientes con cáncer de
mama que presentan sobreexpresión de este gen, se ha demostrado que
la administración sistémica de anticuerpos anti-HER2/neu (Herceptin)
solo o en combinación con quimioterapia, amplía el período libre de
enfermedad y la sobrevida en casos de tumores con metástasis29.
Proteína 53 (p53): Los datos indican que la pérdida de la función
normal de p53 es la alteración genética más común en todo tipo de
cáncer. La p53 ha probado ser una proteína central en tumorigénesis
por sus propiedades reguladoras del ciclo celular y la apoptosis.
Actúa como factor de transcripción nuclear, uniéndose al ADN para
regular la transcripción de determinados genes. Monitorea la
integridad del ADN impidiendo la división de células genéticamente
dañadas30.
Más del 50% de todos los tumores contiene mutaciones de este gen. La
pérdida homocigótica del mismo aparece prácticamente en todos los
tipos de cáncer. En el cáncer de mama la mutación del gen con
acumulación de la proteína en los núcleos de las células
neoplá-sicas, que puede detectarse por IHQ, se asocia a mal
pronóstico. Se correlaciona con falta de receptores hormonales,
presencia de receptor para Factor de Crecimiento Epidérmico (EGF) y
tumores más agresivos31.
Invasión vascular y angiogénesis: Es un proceso que lleva a la
formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de la red vascular
preexistente. La neovascu-larización tiene un doble efecto en el
crecimiento tumoral: aporta elementos nutritivos y oxígeno por una
parte y, por otra parte, las células endoteliales recién formadas
estimulan el crecimiento de las células tumorales a través de la
secreción de factores de crecimiento. La angiogénesis es necesaria
para que el tumor pueda metastatizar, ya que si las células
neoplásicas no tuvieran acceso a los vasos sanguíneos, no podrían
migrar. Se encontró una correlación significativa entre la magnitud
de la angiogénesis, medida a través de la densidad de
microvasculatura y la aparición de metástasis. Por otro lado, la
inhibición de la angiogénesis limita el crecimiento del tumor, al
elevar el índice de apoptosis.
La medición de la densidad de los capilares, aunque sea un método de
evaluación no muy riguroso, continúa utilizándose para determinar
la angiogénesis de los tumores malignos32, 33.
La técnica para identificar la neovascularización se basa en el
conteo de microvasos con inmunotinción del endotelio (CD31,
factorVIII)34, 35. Datos experimentales y clínicos indican que el
carcinoma de mama es un tumor angiogénico-dependiente, y que el
estado hormonal no se correlaciona con la angiogénesis36, 37.
Ki 67 (mib 1): Es una proteína nuclear, no histona, que se encuentra
en todas las fases del ciclo celular salvo en G0. Su valor pronóstico
es independiente de la edad, compromiso ganglionar o estado hormonal y
está inversamente correlacionado con los receptores de estrógeno.
Puede encontrarse una relación directa entre la fracción celular en
fase S, calculada por citometría de flujo, el conteo mitótico y la
marcación de Ki 67, siendo este último parámetro el más exacto, ya
que brinda índices de positividad más confiables y muestra mejor la
heterogeneidad de las distintas zonas del tumor30.
Síntesis de ADN: Esta característica tiene la ventaja de ser
cuantificable y objetiva. Puede ser evaluada por medio del marcado con
Timidina Tritiada o por el análisis de ADN utilizando citómetro de
flujo. Otra de las técnicas de medición de la síntesis de ADN es la
marcación por medio de IHQ, del Antígeno Nuclear de Proliferación
Celular (PCNA). Es una proteína nuclear, no histona, de 36 KDa que
funciona como accesoria de la ADN polimerasa d y está relacionada con
la síntesis de ADN y la proliferación celular. La proteína se
detecta en la fase G1 tardía del ciclo celular, inmediatamente antes
del comienzo de la fase S, donde se encuentra su máximo valor,
declinando durante G2 y M. El antígeno está ampliamente distribuido
en tejidos normales38.
La medición de PCNA en tumores sólidos, se correlaciona con la
actividad mitótica, la determinación de fase S por citometría de
flujo y el grado histológico del tumor. Se encontró PCNA defectivo
en el 100% de las células provenientes de tumores de mama, pero no en
células no tumorales39.
Categoría III
Ploidía de ADN: Junto con la determinación de la fracción S, el
análisis de ADN sirve para identificar tumores con perfiles alterados
(aneuploidía). El grado de anormalidad de ADN está dado por un
índice que se obtiene de la relación entre la ubicación del pico
G0-G1 de las células tumorales, con respecto al de células normales.
Hasta ahora este parámetro no ha sido considerado como un marcador
pronóstico independiente y se considera en fase de investigación.
Factor de crecimiento de endotelio vascular (VEGF): En la actualidad
el dosaje del VEGF circulante, proporciona un análisis menos
subjetivo que la IHQ. El VEGF es un importante regulador de la
angiogénesis y de la permeabilidad vascular y es considerado el
mitógeno más potente para células endoteliales. En el cáncer de
mama se utiliza como indicador de pronóstico desfavorable ya que se
asocia con recidivas. Dado que la angiogénesis es esencial para el
crecimiento y progresión tumoral, se está prestando gran atención
al uso de inhibidores de la misma como coadyuvante de otras
terapéuticas. Se ha observado que las pacientes con metástasis
tienen títulos muy elevados del VEGF en plasma y podrían
beneficiarse con el tratamiento con anti-VEGF40.
Receptor para factor de crecimiento epidérmico (EGFr): El receptor
erbB1 posee actividad de tirosina-kinasa interviniendo en la división
de células epiteliales y fibroblastos, inducida por EGF. Se encuentra
sobreex-presado en el 30% de los cánceres de mama.
Está asociado a un período libre de enfermedad más corto y a
disminución de la sobrevida, mostrando una relación inversa con la
presencia de RcE, altamente significativa. Por lo tanto la respuesta a
la terapéutica hormonal en su presencia, se ve reducida30.
Bcl-2: Es miembro de una familia de genes cuya función es regular la
apoptosis. El producto de estos genes puede tener una acción
proapoptótica (bax, bad, bclxs) o antiapoptótica (bcl-2, bclxl)
mediante la formación de homodímeros o heterodímeros, siendo la
proporción entre los diferentes miembros la determinante del
resultado final: sobrevida o muerte celular. La proteína bcl-2 se
localiza principalmente en el retículo endoplásmico, membrana
nuclear y capa externa de la membrana mitocondrial, donde regularía
la permeabilidad de la membrana de dicha organela41.
Se expresa frecuentemente en cáncer de mama y está relacionado con
una baja tasa de proliferación, alto grado de diferenciación, baja
expresión de catepsina D en la estroma, diploidía del ADN y
presencia de RcE.
La presencia de Bcl-2 es más frecuente en el cáncer de mama de tipo
lobulillar que en el ductal. Se ignora la razón de esta diferencia,
pero podría reflejar el diferente origen histológico de ambos tipos
de tumores.
Se considera que el cáncer de mama que expresa esta proteína tiene
un curso más favorable y una buena respuesta al Tamoxifeno42.
pS2 : Es una proteína rica en cisteína de 6Kda producto de un ARNm
inducido por estrógenos. Ha sido aislada originalmente en líneas
celulares de cáncer de mama. Muestra algunas similitudes con los
factores de crecimiento, aunque sus funciones permanecen ignoradas. La
proteína está claramente asociada con la presencia de RcE, RcPg y
con tumores hormono-dependientes de buen pronóstico43. Las pacientes
que la expresan tienen sobrevida más prolongada, con menos
recidivas44.
La fuerte correlación con RcE indicaría que la pS2 es indicadora del
funcionamiento de los RcE, no siempre detectable por ensayos
bioquímicos. Desde un punto de vista clínico, la determinación por
inmohistoquímica de esta proteína, fácilmente realizable, puede
representar un método alternativo para la predicción de la respuesta
hormonal del cáncer de mama.
Catepsina D: Es una aspartilproteasa lisosomal inducida por
estrógeno43. La forma activa funciona normalmente en los lisosomas a
pH ácido y tiene actividad proteolítica y promotora del crecimiento.
Se ha observado que la Catepsina D se expresa menos en el carcinoma in
situ que en el invasor y estaría relacionada con el carácter
invasivo del cáncer. Es la proteasa más comunmente secretada por
células tumorales que degrada la matriz extracelular, favoreciendo la
invasión tumoral.
Los estudios en cáncer de mama muestran una asociación
estadísticamente significativa entre la presencia de Catepsina D y la
extensión del tumor. Cuando se analizan cortes seriados de ganglios
axilares que drenan tumores con elevada expresión de Catepsina D, se
pueden detectar micrometástasis que escapan a los procedimientos
histológicos de rutina.
Marcadores tumorales no incluidos en la categorización
Antígeno Carcino Embrionario (CEA): Familia de gluco-proteínas
fetales compuestas por aminoácidos y glucosa en concentraciones
variables. Está presente en tejidos embrionarios y en algunos tumores
epiteliales, particularmente en los malignos. En la vida embrionaria
es sintetizada por el páncreas y el tracto gastrointestinal. Sus
valores disminuyen drásticamente en la vida adulta, pero pueden
aumentar en diferentes carcinomas como el de mama, de ovario,
bronquial, de esófago, de estómago, de colon, de recto, de páncreas
y de hígado.
Debe tenerse en cuenta fundamentalmente que el CEA por sí solo no
puede ser utilizado con fines diagnósticos de carcinoma, ya que
existen procesos benignos como hepatitis, colitis ulcerosa,
infecciones del tracto gastro-intestinal, etc. en los que los niveles
pueden aumentar. Sin embargo, su utilidad clínica en el cáncer de
mama, reside en el monitoreo de la recidiva y del tratamiento de la
enfermedad metastásica e inclusive en la detección de la presencia
de un segundo tumor en pacientes inmunodeprimidas45.
Mucinas: Las mucinas son glucoproteínas de alto peso molecular con un
contenido de hidratos de carbono del 50 al 90% de su peso. Se expresan
en células epiteliales normales y neoplásicas. Una de las más
estudiadas, la MUC1 es una glucoproteína de transmembrana que se
extiende hacia la luz de los conductos y de las glándulas. Esta
mucina cuando está asociada a cáncer es una molécula glucosilada en
forma incompleta, con la cadena carbohidratada trunca; tiene expuesta
la unidad interna de azúcares y no la secuencia peptídica, que es
fundamental para la molécula normal7.
Las mucinas cumplen numerosas y disímiles funciones: intervienen en
la morfogénesis del epitelio, en la remodelación del citoesqueleto y
en la regulación en baja de la actividad de otras moléculas como las
moléculas de adhesión. El incremento de expresión de MUC1 por las
células tumorales puede facilitar la separación de las mismas de la
masa tumoral original y de la matriz celular. Durante el proceso de
metástasis en sangre, puede proteger a las células tumorales de la
destrucción por natural killer y por otras células del sistema
inmune46.
La MUC1, comunmente detectada en sangre como CA 15.3 o CA 27.29, se
utiliza como complemento en el diagnóstico de las metástasis, en el
monitoreo de la respuesta a la terapéutica endocrina o a la
quimioterapia en la enfermedad avanzada. La CA 15.3 no es específica
para cáncer de mama ya que una proporción de pacientes con neoplasia
de próstata, ovario y páncreas también presentan elevación en los
niveles de esta mucina. El 50% de las pacientes de cáncer de mama en
estadio IV y entre el 10 y 20% en estadio II, presentan valores
elevados47.
La CA27.29 es similar a CA15.3 pero es más específica. Ambas mucinas
son consideradas clínicamente necesarias como adyuvantes en el
seguimiento y manejo de pacientes con cáncer de mama metastásico,
las cuales tienen elevados los niveles de estos marcadores. También
son utilizadas para realizar muestreos en la población asintomática.
Los niveles elevados de MUC1 están asociados a un pronóstico
desfavorable y progresión en varios tipos de cánceres48.
Breast cancer 1 y 2 (BRCA-1 y BRCA-2) : Alrededor del 5 al 10% de los
cánceres de mama están asociados a una predisposición hereditaria y
de éstos el 80% se asocia a mutaciones de dos genes supresores:
BRCA-1 y BRCA-2 . Estos genes codifican fosfoproteínas nucleares que
interactúan con múltiples procesos biológicos incluyendo
fundamentalmente reparación del ADN dañado, regulación de la
transcripción, duplicación del centrosoma y regulación negativa del
ciclo celular. Por lo tanto funcionan como activos inhibidores de la
progresión neoplásica. En los cánceres de mama espontáneos las
mutaciones de estos genes son raras. El gen que codifica BCRA1 se
aisló en el cromosoma 17 y el que codifica la proteína BRCA-2 se
aisló en el cromosoma 1349.
No todas las mujeres que presentan estos genes supresores alterados,
desarrollarán cáncer de mama50.
Se han descripto numerosas mutaciones en ambos genes. Las mutaciones
de BRCA-1 están asociadas a aparición de cáncer de mama en mujeres
entre 40 y 50 años y también con el riesgo de padecer otros tumores,
por ejemplo de ovario. Las mutaciones de BRCA-2 están asociadas a la
aparición de cáncer a edades más avanzadas, entre 60 y 70 años, y
en la población en general con la predisposición de padecer cáncer
de mama masculino, de ovario, vejiga, próstata y páncreas51.
BRCA-1 no inicia directamente la tumorigénesis, pero causa
inestabilidad genética que origina alteraciones posteriores
incluyendo la inactivación de p53. Cuando se asocia la mutación del
p53 y del BRCA-1 aumenta considerablemente el riesgo de padecer
cáncer de mama52.
Ciclinas: Las ciclinas comprenden una familia de subunidades proteicas
que forman complejos con kinasas para activarlas y estimular la
progresión del ciclo celular.
El gen CCND1 que codifica la ciclina D1, se encuentra amplificado en
el 20% de los carcinomas mamarios y su proteína está sobreexpresada
en alrededor de 50% de los casos. Estas circunstancias han llevado a
investigar si esta ciclina tiene alguna implicancia como marcador en
cáncer de mama. Paradójicamente, se considera que la sobreexpresión
de esta ciclina está asociada a una evolución más favorable de la
enfermedad, ya que se la vincula a la presencia de receptores para
estrógenos y a tumores más diferenciados, lo que hace posible el
tratamiento hormonal.
La proteína p27 es inhibidora de ciclinas y puede actuar como un gen
supresor de tumor. La reducción de su expresión produce un
incremento de la proliferación celular. En cáncer de mama, la falta
de expresión de p27 está asociada con grados más avanzados de la
enfermedad y ausencia de receptor para estrógenos. Es un marcador de
pronóstico, ya que altos niveles de p27 están asociados a una mejor
evolución53.
Factor de crecimiento transformante a (TGFa): Es un polipéptido con
un 35% de homología con EGF y compite con él por el mismo receptor.
Las células tumorales producen TGFa, que puede estimular la
angiogénesis y la proliferación celular. Se encuentra sobreexpresado
en cáncer de mama y en menores concentraciones en la mama lactante.
En general, la expresión de TGFa se asocia con la presencia de
ganglios positivos y la aparición de resistencia a la terapéutica
hormonal así como al tratamiento convencional54.
TGFb: Es un factor de crecimiento multifuncional que interactúa con
dos receptores independientes con actividad de serina-treonina-kinasa.
En la mama normal es un regulador del crecimiento e involución de las
células epiteliales ya que induce apoptosis en la glándula mamaria
postlactante. En el cáncer de mama, se observa una sobreexpresión de
TGFb producido por las células malignas. Promueve la angiogénesis e
invasión tumoral al mismo tiempo que actúa como un potente supresor
del sistema inmune. Debido a estas características su presencia se
asocia con la progresión de la enfermedad23.
Proteasas: Una de las propiedades de las células malignas es su
capacidad de invadir y metastatizar. Para ello, los subclones de
células cancerosas se separan del resto de la masa tumoral,
atraviesan la membrana basal, se fijan a los componentes de la matriz
a la cual degradan, para luego traspasar la membrana basal vascular y
alcanzar la circulación. Varias familias de proteasas están
implicadas en estos pasos: urokinasa activadora de plasminógeno,
catepsinas B, D y L y varias metalloproteinasas.
Estas sustancias catalizan la degradación de la matriz extracelular y
de la membrana basal. Así las células malignas invaden localmente y
metastatizan a distancia.
En el cáncer de mama, hay una correlación estrecha entre los niveles
elevados de proteasas con un pronóstico desfavorable de la
enfermedad55.
Oncogenes y genes supresores de tumor:
- (c-myc): Es un gen que codifica una fosfoproteína nuclear que
actúa como reguladora del ciclo celular. En células normales aumenta
en la fase G1 pero en células transformadas se expresa continuamente
durante el ciclo. Se la relaciona con disminución de la sobrevida y
recidiva de la enfermedad30.
- Rb: La familia de genes del retinoblastoma, que es uno de los genes
supresores de tumor mejor estudiado, se compone de tres miembros: el
producto del gen (pRb) y dos proteínas relacionadas: pRb2/130 y p107,
que son estructural y funcionalmente similares a pRb. Los tres
muestran propiedades inhibitorias del crecimiento celular. Las
proteínas se complementan entre sí y no son plenamente funcionales
cuando se encuentran en forma aislada. La pRb2/130 es un posible
blanco para ser utilizado en terapia génica56. La proteína E2F-1, es
un factor de transcripción nuclear cuya actividad está regulada por
la proteína Rb. Su aumento se correlaciona con otros marcadores
pronósticos como grado del tumor, metástasis, receptores de
estrógeno y progeste-rona y p53. Por lo tanto podría ser utilizado
como marcador pronóstico57.
Proteínas del shock térmico (Hsps): En la mama normal se expresa
constitutivamente una pequeña molécula de esta familia, la Hsp 27.
En las lesiones malignas es frecuente encontrar sobreexpresión de
esta molécula. Numerosos autores encuentran correlación entre la
sobreexpresión, la presencia de receptores de estrógeno, ganglios
con metástasis e invasión vascular. De acuerdo a estos parámetros
la proteína podría ser un marcador de agresividad del tumor58, 59.
Ciocca y sus colaboradores en cambio, relacionan la presencia de Hsp27
con una disminución de la proliferación celular e incremento de la
diferenciación. Esta circunstancia es avalada por la presencia de
receptores de estrógeno, que inducen la expresión de la proteína,
haciendo que la célula que ha proliferado se diferencie60. Otros
estudios indican que la sobreexpresión está involucrada en la
regulación negativa de la proliferación de líneas celulares
provenientes de cáncer de mama61. Estos resultados contradictorios
hacen que la presencia incrementada de esta proteína no pueda ser
utilizada como único marcador en cáncer de mama. Por otra parte, se
ha observado que las Hsp27 inducen resistencia a la quimioterapia. La
modulación de los niveles de expresión de Hsp podría ser utilizada
en la aplicación clínica a fin de revertir la resistencia a drogas y
controlar el crecimiento tumoral62.
En experimentos realizados en nuestro laboratorio63, hemos demostrado
que existe correlación significativa entre la ausencia de expresión
de Hsp 27 por las células tumorales de cáncer de mama y la presencia
de metástasis en ganglios axilares. Su mayor expresión se
correla-ciona con estadios tempranos del cáncer mamario.
LEA.135 (Antígeno de epitelio luminal): Es una glucoproteína de
superficie, distinta de las mucinas, queratinas y receptores de EGF
que se detecta principalmente en la zona apical de la membrana
plasmática de células epiteliales mamarias normales y neoplásicas.
Es un marcador pronóstico independiente y en pacientes con tumor
primario es índice de pronóstico favorable. La ausencia de
expresión está asociada a mayor agresividad, mientras que su
presencia se asocia con un aumento de la sobrevida y menor recurrencia
del tumor. Es un factor independiente del tamaño, grado del tumor y
edad de la paciente64, 65.
DNA topoisomerasa II-alpha: Es el blanco molecular de la
doxorrubicina, droga activamente utilizada en la terapia de cáncer de
mama. En tejidos normales es un marcador de proliferación. En cáncer
de mama presenta estrecha asociación con otros factores predictivos
como índice de proliferación y erb B-266, 67. Los niveles elevados
de esta enzima se correlacionan con alta sensibilidad a la
doxorrubicina68. No se correlaciona con tamaño del tumor, grado,
receptores hormonales o recurrencia de la enfermedad.
Glycodelina : Es una glucoproteina de 28 kDa particularmente expresada
en tejidos sensibles a los esteroides en la mujer. Se detecta en
tejidos normales y en diversos tipos de carcinomas de mama. En los
carcinomas lobulillares, se encuentra en vacuolas paranucleares69.
Conclusiones
Durante décadas el estadio clínico (TNM) basado en el tamaño
tumoral, el estado de los ganglios linfáticos y la metástasis a
distancia, ha sido el factor pronóstico de sobrevida más útil y
más ampliamente utilizado y difundido. El estado de los ganglios
linfáticos continúa siendo hasta hoy, el parámetro más importante
que decide la terapéutica a seguir. Sin embargo, existe un grupo de
pacientes (alrededor del 25-30%) sin metástasis ganglionar en el
momento del diagnóstico, que a los 10 años tienen una recurrencia de
la enfermedad, suscitán-dose un dilema terapéutico: administrarle o
no quimioterapia, tratamiento hormonal o radiante. De ahí la
necesidad de contar con otros factores o marcadores adicionales que
aporten mayor información sobre el comportamiento biológico del
tumor y ayuden a seleccionar la terapéutica adecuada, a brindar a la
paciente una mejor calidad de vida, predecir su sobrevida y monitorear
los tratamientos.
Los avances científicos de la biología molecular, han posibilitado
el estudio de los diferentes aspectos del comportamiento biológico de
los tumores de mama. Con la identificación de diversas alteraciones
bioquímicas, moleculares y genéticas en las células neoplásicas,
se han desarrollado nuevos marcadores tumorales que, sumados a los
marcadores tradicionales aún vigentes, colaboran con la selección de
las estrategias terapéuticas beneficiosas para cada paciente en
particular y permiten acceder a una información más exacta sobre el
tiempo de sobrevida libre de enfermedad, los riesgos de metástasis y
las posibles recidivas.
La jerarquización de los MT predictivos y pronósticos del cáncer de
mama, consensuada en 1999 en EE UU por el Colegio de Patólogos
Americanos11, avala la utilización de los MT clásicos incluyéndolos
en la primera categoría (marcadores cuya utilidad como factor
pronóstico y de orientación terapéutica está indudablemente
comprobada) y agrega el tipo histológico, el índice mitótico (por
conteo), los receptores hormonales y la novedosa biopsia del ganglio
centinela.
En la Categoría II (marcadores cuya importancia debe ser validada con
estudios estadísticos) ubica la determinación del oncogen c-erbB 2,
la expresión del p53, los marcadores de la síntesis de ADN y la
invasión vascular peritumoral.
La Categoría III (marcadores aún no suficientemente estudiados como
factores pronósticos) está representada por la determinación de la
ploidía del ADN, evaluación de la angiogénesis intratumoral,
receptor para EGF, expresión de Bcl-2, pS2 y Catepsina D.
A criterio nuestro, la determinación de la angiogénesis tumoral
expresada como densidad de microvasos (número) por campo
microscópico tendría que estar ubicada en la categoría II. De
hecho, existen numerosos trabajos que avalan su correlación con la
presencia de metástasis locales o a distancia70 no sólo en mama sino
en otros tumores malignos, por lo tanto en nuestra revisión hemos
ubicado a la angiogénesis junto a invasión tumoral.
Los MT no incluidos en la Tabla 1, constituyen indicadores en etapa de
experimentación y su ordenamiento obedece a la evaluación, según
nuestro criterio, de su utilidad actual.
En nuestro medio, la oncología clínica sigue utilizando la
determinación del CEA sérico o sus anticuerpos, que aportan
información sobre las recidivas en el cáncer de mama8. Por lo tanto,
lo consideramos un MT suficientemente útil para incluirlo en la
revisión.
En nuestro Laboratorio de Patología, los MT de rutina que se utilizan
en el cáncer de mama son además de los ubicados en categoría I, el
c-erbB 2, la densidad de la vascularización y el PCNA o Ki 67 (mib
1).
Con el avance de la ciencia, es lógico pensar que en un corto tiempo,
estos marcadores serán incluídos en algunas de las categorías y
diversos MT de las categorías II y III serán ubicados en la primera.
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TABLA 1
Categoría I Categoría II Categoría III
Tamaño del tumor c-erb B 2 Ploidía de ADN Estado de los ganglios
P 53 Angiogénesis
Micrometástasis Invasión vascular EGFr
Ganglio centinela Ki 67 Bcl-2
Grado histológico Síntesis de ADN P S2
Tipo histológico Catepsina
Conteo mitótico
Receptores hormonales
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