MEDICINA - Volumen 56 - Nº 2, 1996
MEDICINA (Buenos Aires) 1996  

       
     

       
   
 
 
ACIDIFICACION URINARIA Y ARTRITIS REUMATOIDEA

JORGE E. TOBLII, MARCOS G. ROSEMFFET, BARBARA HUNTER, HECTOR A. BARCELO, CARLOS RAVAGLIA, JOSE A. MALDONADO COCCO
Departamento de Medicina Interna, Hospital Alemán; Sección Reumatología, Instituto Municipal de Rehabilitación, Buenos Aires
 
 
Palabras clave: acidificación urinaria, artritis reumatoidea
 
Resumen
 
 
Con el objetivo de investigar anormalidades subclínicas de la función renal relacionadas con daño tubular (ATRd) en pacientes con Artritis Reumatoidea (AR) se estudiaron en forma prospectiva 25 pacientes: Grupo 1: 15 pacientes con AR con una edad promedio de 44 años (28-60) y un tiempo promedio de evolución de 6,5 años (1-22); Grupo 2: 10 pacientes con AR y síndrome de Sjögren (SS) con una edad promedio de 48,5 años (42-54) y un tiempo promedio de evolución de 5,2 años (1-20). Se utilizó como grupo control 20 voluntarios sanos con una edad promedio de 37 años (20-65) sin evidencia de enfermedad renal ni reumática (Grupo 3). Los pacientes de los grupos 1 y 3 no tenían otros antecedentes ni enfermedades que pudieran afectar al parénquima renal ni el medio interno. La función renal era normal. Todos los pacientes recibían antiinflamatorios no esteroides y ninguno sales de oro y/o D-Penicilamina. En todos los casos se realizó un examen clínico, serológico (FR, FAN, Ro, La), estudio oftalmológico, evaluación de la secreción salival y en 18/25 biopsia de glándula salival menor. Se valoró la capacidad para acidificar la orina mediante la determinación del gradiente PCO2 urinario menos la PCO2 venosa (U-B PCO2). Se consideró patológico al gradiente (U-B PCO2) menor de 30. Los resultados del gradiente PCO2 U-B (x ± 2 ds) fueron: Grupo 1 = 47 ± 26 Grupo 2 = 49,8 ± 8,4; Grupo 3 = 52,5 ± 12,2. No hubo diferencias estadísticamente significativas (F = 1,228727) entre las medias de los tres grupos. De toda la población estudiada sólo un paciente del Grupo 1 (6,6%) presentó un gradiente PCO2 U-B menor de 30 (el valor fue 5), el tiempo de evolución de su AR era prolongado y se encontraba activa al momento del estudio. En los grupos 2 y 3 no se encontraron alteraciones del gradiente. Concluimos que a pesar de la alta sensibilidad del método utilizado para el diagnóstico precoz del compromiso tubular, nuestra población no evidenció anormalidades significativas. Además no se encontró correlación entre la serología, el estudio de biopsia de glándula salivar menor y el daño tubular. Tampoco se observó asociación entre la ingesta prolongada de antiinflamatorios no esteroides y la ATRd.

Summary
 
Urinary acidification and rheumathoid arthritis
The aim of this study was to investigate subclinical abnormalities in renal funtion suggestive of incomplete distal renal tubular acidosis (DRTA) in patients with rheumatoid arthritis (RA), using the gradient between PCO2 in urine and blood (U-B PCO2 gradient), which is a simple and sensitive test to evaluate this problem.
We prospectively selected 45 patients in three groups (G). G 1 (n = 15p), with RA, mean age 44 years and mean disease duration 6.5 years. G2 (n = 10 p), with RA and Sjögren's syndrome (SS), mean age 47 years and mean disease duration 6.6 years. G 3 (n = 20) healthy volunteers, no history neither renal nor rheumatic diseases, mean age 37 years. Patients in G1 and G2 had no history or concurrent disease affecting renal parenchyma, their acid-base status and renal funtion were normal (Creatinine clearence above 70 ml/min/1.73m2).
All patients received NSAIDs but none gold salts and/or D-Penicillamine. The ability to acidify the urine was evaluated in all cases by U-B PCO2 gradient, after a 500 ml NaHCO3 continuous infusion 1 molar solution through a peripheral vein. U-B PCO2 lower than 30 was considerad pathological and diagnostic for DRTA. The urinary specimen for pH and PCO2 were kept under mineral oil and processed within 5 minutes of excretion. The blood samples for PCO2 were obtained from a peripheral vein and measured after obtaining a urinary pH 7.8 or above, pH and PCO2 were measured with a BMS 3 MK2 Radiometer, Copenhagen Denmark electrode and analizer.
The U-BPCO2 results were (x 2 sd): G1 = 47 ± 26; G2 = 49,8 ± 8,4; G3 = 52,5 ± 12,2. There were no statistical differences among the three groups (F = 1,228727). In the G1, a single patient presented U-B PCO2 lower than 30 (U-B PCO2 = 5), having a long active disease at the evaluation time. In G2 and G3 no gradient alterations were recorded. We conclude, in spite of the fact that U-B PCO2 gradient is a very useful and sensitive tool for detecting dRTA, that there was no corelation between incomplete type dRTA and RA or between incompleta dRTA and RA associated to SS. In addition, no association was found between NSAID intake and dRTA in these G.
 
Dirección postal: Dr. Jorge E. Toblli, Departamento de Medicina Interna, Hospital Alemán, Pueyrredón 1640, 118 Buenos Aires, Argentina.
 
Recibido: 9-VIII-1995 Aceptado: 16-I-1996
 

La acidosis tubular renal distal (ATRd) es una entidad patológica originada en los túbulos renales cuya características clínica es la acidosis metabólica hiperclorémica. No obstante en ocasiones esta manifestación es subclínica haciéndose dificultoso su diagnóstico1, 2. Existen diferentes mecanismos patogénicos a considerar dependiendo del segmento tubular comprometido, en el caso particular de la ATRd existe una incapacidad para acidificar la orina debido a la dificultad que tiene el túbulo distal de establecer un gradiente de concentración suficiente de protones entre las células tubulares y la luz tubular. El compromiso del túbulo renal puede ser congénito o adquirido y éste último por su parte puede responder a múltiples etiologías siendo las más conocidas las asociadas con causas tóxicas, metabólicas o inmunológicas3. Entre las enfermedades reumatológicas se encontró asociación de ATRd con Lupus Eritematoso Sistémico, Hepatitis Crónica Autoinmune, Cirrosis Biliar Primaria y sindrome de Sjögren (SS), variando la asociación con esta última entidad entre 15 y 30%, dependiendo de las series4.
En la Artritis Reumatoidea (AR) los desórdenes renales son menos manifiestos ya sea por lenta progresión de la enfermedad o por la utilización de estudios no adecuados para detectar el daño tubular renal.
No obstante, algunos autores como Boers y col.5, encontraron daño tubulointersticial, expresado por enzimuria, beta2microglobulinuria, y alteraciones en la capacidad para concentrar la orina, en 15 de 35 pacientes estudiados. También, este grupo comunicó el hallazgo de un paciente con ATRd, el cual había presentado vasculitis. Por su parte, Morris y Fudemberg6, describen la asociación entre ATR e hipergammaglobulinemia. Una vez sospechada la ATR, diferentes test complementarios pueden certificar el diagnóstico. En la actualidad existen pruebas que permiten detectar en forma subclínica la afectación tubular aun cuando los test convencionales informes valores normales, permitiendo de esta manera identificar al individuo afectado y controlarlo en forma más precoz7. Teniendo en cuenta las experiencias de los autores mencionados, el objetivo de nuestro estudio fue determinar la prevalencia de ATRd subclínica en un grupo de pacientes con AR a través de la utilización de un test sensible y sencillo como el gradiente entre la PCO2urinaria-PCO2sanguínea (PCO2 U-B), e intentar correla-cionar los hallazgos con parámetros clínicos y de laboratorio.
 
Material y métodos
Fueron evaluados en forma prospectiva 25 pacientes de ambos sexos con diagnóstico de AR (ACR '87)8 que consultaron al Servicio de Reumatología del I.M.U.R.E.P. en el período comprendido entre Julio de 1993 y Julio de 1994. Estos fueron divididos en 2 grupos:
GRUPO 1 (n = 15), 11 mujeres y 4 hombres, edad promedio 44 años (rango 22-60) con AR como única patología, el tiempo de evolución promedio fue de 6,5 años (rango 1-22). GRUPO 2 (N = 10), 8 mujeres y 2 hombres, edad promedio 48,5 años (rango 42-54) con AR más SS asociado (Criterios Preliminares Europeos 1993)9, con un tiempo de evolución promedio 5,2 (rango 1-2=9.
Además se utilizó un grupo de voluntarios sanos sin evidencia de enfermedad renal y/o reumática como control, GRUPO 3 (n = 20), 9 mujeres y 11 hombres, edad promedio 37 años (rango 20-65).
En las Tabla 1 se pueden observar los criterios de inclusión y exclusión que fueron utilizados. El uso de antiinflamatorios no esteroides y/o esteroides cualquiera fuera el tipo y la dosis no fue criterio de exclusión. La ingesta de los mismos no fue modificada en los tres meses previos al estudio.
En todos los casos se realizó un examen clínico y de laboratorio que incluyó: proteinograma, Factor Reumatoideo, test del Latex por método de Singer y Plotz, FAN por IFI con Hep 2, anticuerpos anti Ro (SS-A), La (SS-B) por microelisa.
El examen oftalmológico incluyó Rosa de Bengala, Test de Schirmer y en 18/25 pacientes se realizó biopsia de glándula salivar menor (labio inferior). A todos los pacientes y controles se les valoró la capacidad para acidificar la orina mediante la determinación del gradiente (PCO2 U-B).
A tal efecto se realizó una infusión continua de 500 ml de una solución de bicarbonat de sodio 1 molar a través de una vena periférica.
Las muestras de orina para la determinación de pH y PCO2 fueron recolectadas bajo aceite mineral y procesados dentro de los 5 minutos de emitidas. Las muestras de sangre para PCO2 fueron obtenidas de vena periférica y extraidas luego de mantener un pH urinario mayor o igual a 7,8. Se consideró patológico el gradiente U-B PCO2 menor de 30.
El pH y PCO2 fueron medidos con electrodos y analizador de gases BMS 3 MK2. Radiometer Copenhagen, Denmark. Las determinaciones de Na y K se efectuaron mediante electrodo y microprocesador de datos ORION modelo 1020. Para el análisis estadístico se utilizó el análisis simple de varianza para comparar las medias de los tres grupos.
 
Resultados
Las Tablas 2 y 3 muestran las características clínicas y de laboratorio de los pacientes estudiados.
Los resultados del gradiente PCO2 U-B (x ± 2 ds) fueron:
Grupo 1 = 47 ± 26 Grupo 2 = 49,8 ± 8,4; Grupo 3 = 52,5 ± 12,2. No hubo diferencias estadísticamente significativas (F = 1,228727) entre las medias de los tres grupos. De toda la población estudiada sólo un paciente del Grupo 1 (6,6%) presentó un gradiente PCO2 U-B menor de 30, (el valor fue 5), era una mujer con AR activa al momento del estudio y con un tiempo prolongado de evolución.
No se encontró correlación entre la clínica, serología y el compromiso tubular.
 
Discusión
La AR es una enfermedad sistémica caracterizada por inflamación crónica articular y un espectro de manifestaciones extraarticulares; siendo una de ellas la afectación renal10. La misma puede ser: a) una nefropatía generada a partir de fenómenos vasculíticos11, b) secundaria a la toma de diversos antiinflamatorios no esteroides y/o D-Penicilamina, oro12; o bien manifestarse como c) amiloidosis en los pacientes con tiempo de evolución prolongada13.
En el caso de compromiso tubular en AR son pocas las comunicaciones encontradas y en general es difícil determinar si estamos en presencia de AR pura o bien si son pacientes con otras enfermedades autoinmunes asociadas como el SS en donde la afectación del túbulo está plenamente comprobada14, 15, 16.
La ATRd es una tubulopatía descripta en diversas enfermedades autoinmunes, dentro de los mecanismos patogénicos que se bajaran como generadores de daño tubular se consignan:
a) Infiltración linfocitaria localizada, b) Fenómenos vasculíticos, c) Depósito a nivel de los túbulos de inmunocomplejos, d) Precipitación de proteínas monoclonales1, 17. Analizando nuestro estudio, tanto en el grupo 1 como en el grupo 2, se observó hipergammaglogulinemia policlonal. Este hallazgo a diferencia de lo comunicado por Morris y Fudemberg6, y coincidiendo con lo oportunamente descripto por Boers y col.5, no se relacionó con ATR. Con respecto a la terapéutica, ambos grupos estudiados recibieron antiinflamatorios no esteroides en forma prolongada, por lo que se presume que los misos no ejercerían ninguna acción en la producción de ATR.
Muchas veces existen formas incompletas de ATR, díficiles de diagnosticar con los estudios complementarios habitualmente utilizados.
El gradiente U-B PCO2 es una prueba sencilla y altamente sensible en la detección de ATRd, poniendo de manifiesto valores patológicos en pacientes con incapacidad de bajar el pH urinario durante la acidosis.
En la población estudiada sólo 1 de 15 pacientes (6,6%) presentó un gradiente U-B PCO2 patológico. Si bien el número de casos estudiados es pequeño, no obstante, podemos intuir que la frecuencia de ATRd en pacientes con AR es baja, ya que al utilizar un método altamente sensible, sólo en un individuo de larga evolución de su patología reumática se encontró esta alteración. Finalmente al intentar relacionar este hecho con elementos clínicos o de laboratorio no se encontró ningún dato relevante.

Bibliografía

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TABLA 1
Criterios de inclusión Criterios de exclusión
Ambos sexos Uso de drogas de acción mediata con
Edad entre 20 y 65 años excepción de Nivaquine
Pacientes sin historia de en- embarazo
fermedad renal y con un infecciones
clearence al momento del neoplasias
estudio > 60 ml/m sarcoidosis
Medio interno sin alteraciones
Enfermedades gastrointestinales
Endocrinopatías
Abuso de analgésicos
Pacientes con diagnóstico de enfermedades
relacionadas con compromiso:
renal
metabólico
hepatopatías
gamapatías
cardiopatías
amiloidosis
TABLA 2.- Manifestaciones clínicas
AR AR + SS
(n = 15) (n = 10)
Síntomas oculares 3 (20%) 10 (100%)
Síntomas bucales 2 (13,3%) 5 (50%)
Queratoconjuntivitis sicca 1 (6,6%) 10 (100%)
Biopsia glándula salivar 5/8 (62%) 10 (100%)

TABLA 3
Laboratorio AR AR + SS
n = 15 n = 10
Factor reumatoideo 10 (66,5%) 6 (60%)
Anticuerpos anti Ro 0/13 1/9 (11,1%)
Anticuerpos anti La 0/13 0/9
FAN 0/9 3/7 (42,8%)
Hipergammaglobulina 9/12 (75%) 9/9 (100%)