MEDICINA - Volumen 58 - Nº 5/2, 1998
MEDICINA (Buenos Aires) 1998

       
     

       
    SIMPOSIO: COMITE DE ETICA

LA MEDICALIZACION DE LA CULTURA

Alberto Agrest

Comenzaré por una versión creacionista, no se asusten, no es una teoría creacionista, es una visión en la acepción de alucinación. Dios creó el mundo desde el Big Bang o desde donde ustedes quieran, lo cierto es que las estrellas, el cielo, la tierra, los mares, la luz, las montañas, los árboles, las plantas, las flores y los animales y su procreación le parecieron maravillosas y hermosas, pero... ¿quién le daría el crédito por todo ello?, vio un mono que le pareció especialmente simpático, le puso conciencia y lo convirtió en hombre. La conciencia le permitió al hombre apreciar la naturaleza y su belleza pero también sus deficiencias. Los alimentos a su alcance no eran suficientes y decidió cultivar y obtener más y nuevos frutos, también su conciencia lo puso en el brete de comprender y se volvió culto.
Obtener más frutos y comprender se convirtieron en su cultura, el hombre también pretende el crédito por ello, por sus creaciones, por sus descubrimientos y por sus inventos.
El hombre reconoce así la existencia de dos mundos: el que llama naturaleza y que supone y acepta como independiente de él mismo y el mundo que él crea y que llama cultura. De ese mundo preexistente, la naturaleza, crea una visión y de esa visión surge su intento de comprenderlo y de modificarlo. Es curioso que el afán de dominio haya sido previo al de la comprensión. No demasiado curioso si pensamos que el error en la comprensión tiene menos consecuencias que los fracasos en el dominio y que los éxitos en el dominio no se alcanzaron siempre con una comprensión acertada.
En ese mundo de la cultura existen diversos reinos, el de la belleza, el de la bondad, el de la moral y el de la verdad, y en el mundillo de la cultura: la figuración.
El reino de la belleza ha caído en manos del arte, el reino de la moral ha sido dominado por siglos por las religiones y en siglos más recientes por instituciones laicas destinadas a mantener coherencia social con leyes de convivencia y distribución del poder regidas por principios éticos. La verdad ha caído en manos de la ciencia.
El reino de la bondad y quizás también el del humor andan aún sueltos, anárquicos, libres de dependencias, probablemente pertenecientes al mundo de la naturaleza y no de la cultura.
El mundo de la cultura se ha dividido en un mundo de comprensión y un mundo de aplicación en los reinos de la belleza, de la moral y de las verdades lógicas, psicológicas y sociales presentes e históricas, todos estos reinos están incluidos en la cultura humanística, mientras la verdad empírica y la capacidad predictiva se han puesto en manos de la cultura científica. La capacidad predictiva ha pasado del corazón de los pájaros al cerebro de los expertos.
En todos estos mundos han existido submundos corporativos que han tratado de ser hegemónicos, la hegemonía representa su aspiración al poder. La hegemonía ha estado dominada por los militares, los sacerdotes, los abogados que dieron un marco legal para la organización de las sociedades, los científicos a través de sus logros técnicos, los médicos, ahora los economistas y seguramente en el futuro los ecologistas.
Esta mesa se ocupará de mostrar cómo se ha intentado, y se está muy cerca de lograr, la medica-lización de la cultura.
La medicina cuenta con la ciencia, con su vocación ética y con su bondad intrínseca, ¿cómo no aspiraría a medicalizar la cultura? Hay que reconocer que muy probablemente la medicina es el refugio en el que la ciencia tiene límites más distantes. Los físicos parecen haber alcanzado las partículas más pequeñas y los astrónomos los límites del universo, para algunos el fin de la ciencia está cercano, la medicina tiene frente a sí un campo casi ilimitado de progreso.
La enfermedad estaba medicalizada por definición, se medicalizó la salud, se medicalizó el nacimiento, la gestación y la concepción, se medicalizó la muerte y aun la identidad y ahora se aspira a medicalizar el destino mediante la ingeniería genética. Se medicalizó la alimentación, la recreación y el sexo. Es probable que ustedes piensen que es preferible medicalizar la cultura que militarizarla, clericalizarla, juridicadizarla, y economizarla, ninguna de las otras corporaciones poseen todas las bases: el reino científico de la verdad, el reino de su compromiso ético y el reino de la bondad.
A los militares les falta su compromiso con la verdad, con la ética y con la bondad, su compromiso es derrotar al enemigo. Ya sabemos qué fácil se pasa del derrotar a aniquilar y qué fácil pueden considerarse enemigos a quienes simplemente no piensen como uno.
A las religiones no les interesa la verdad demostrada, les alcanza con la verdad revelada, sus predicciones se refieren al paraíso o el infierno, lo que no les quita el valor de la fe para que el hombre no se sienta un simple juguete de la naturaleza y más exactamente de sus genes, también sabemos qué fácil se pasa de la fe al fanatismo.
A la justicia no le importa la bondad, trata sólo de que se cumplan las leyes, leyes hechas por políticos, interpretadas por jueces y ejecutadas por policías, una cadena de poder indiscutible, como todo poder con riesgo de corrupción, sabemos de la poca probidad de numerosos políticos, jueces y policías.
A los economistas sólo les importa cómo se hace para obtener el máximo beneficio económico, simplemente se esfuerzan por tener predicciones certeras que maximicen los beneficios. Quiénes serán los beneficiarios eso se lo dejan a los políticos o a los oportunistas.
La medicina tiene méritos, tener méritos no nos exime de riesgos, medicalizar es dar poder a los paradigmas médicos, el poder siempre corrompe y si la medicalización adquiere un poder absoluto, ese poder será absolutamente corrupto. Por otra parte los paradigmas médicos utilizan metáforas militares (los gérmenes o células neoplásicas enemigos que se deben aniquilar con el armamentario médico), metáforas religiosas (asumir riesgos es un pecado) y metáforas económicas (principios de costo/beneficio en la atención médica). Vale la pena reflexionar sobre las consecuencias de una medicalización exitosa. Una consecuencia ya visible es la senilización de la población, ya los mayores de 60 años en USA y Europa Occidental constituyen el 22% de la población y su proyección para el 2025 supera el 30%. Esta mayor sobrevida no quiere decir mayor estado de salud, las incapacidades por demencias, y las limitaciones neurológicas, osteoarticulares y musculares tienen muy pocas chances de resolverse en los próximos 25 años y si ello se logra los jóvenes tendrán que armarse contra los viejos para poder competir por su pareja y por su trabajo.
Los viejos correrán con la ventaja de haber acumulado bienes que les permitan adquirir una tecnología que compense la mayor vitalidad de los jóvenes, ... ya lograron el sildenafil... Supongo que los viejos enviarán a los jóvenes a colonizar Marte.
Por otra parte, si no se lograr controlar las incapacidades de los viejos la carga económica hará colapsar todo el sistema de salud. Como Borges hacía decir a los filósofos de Roma en El Aleph dilatar la vida del hombre sería dilatar sus agonías y multiplicar sus muertes.
Mientras tanto la medicalización de la cultura es utilizada por poderes políticos y económicos para fines de enriquecimiento y mayor poder. Los médicos honestos, como los militares honestos, los religiosos honestos, los políticos honestos, los jueces honestos, los policías honestos y los economistas honestos ven desviar con horror su influencia cultural para la obtención de fines espurios a dueños del poder político y económico sin importarles las consecuencias para los demás. A la espera de que sí les importe la consecuencia sobre los demás he llamado una vez A la Espera del Eticazo.
El éxito de la medicina la está conduciendo a la desaparición de sus principios, he dicho que MD no quiere decir más medical doctor sino medicine dealer, el Dr. Finkielman les narrará la desmedicalización de la medicina.
Propondría que este Comité de Etica de la SAIC invitara a los distintos Comités de Etica de los servicios médicos a constituir una Sociedad de Comités de Etica Médica ante la cual se presentarían los resultados de sus actividades.