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Envenenamiento
por arañas Loxosceles
Envenenamiento por
arañas del GEnero Loxosceles
Adolfo
R. de Roodt1, Oscar D. Salomón2, Susana C. Lloveras3, Tomás A.
Orduna3
1Instituto Nacional de
Producción de Biológicos; 2Centro Nacional de Diagnóstico e
Investigación en Endemoepidemias, ANLIS Dr. Carlos G. Malbrán;
3Centro Municipal de Patología Regional Argentina y Medicina Tropical
(CEMPRA-MT), Hospital de Enfermedades Infecciosas Francisco J. Muñiz,
Buenos Aires
Resumen
A pesar
de la gran cantidad de especies de arañas conocidas en el mundo, solo
unas pocas son capaces de producir cuadros severos de envenenamiento
en el hombre. En Argentina poseemos tres de los cuatro géneros de
arañas considerados peligrosos para el ser humano. De éstas,
Latrodectus («viuda negra») en general se encuentra en ámbitos
rurales, Phoneutria («armadeira») se encuentra limitada a pequeñas
regiones, mientras que Loxosceles puede hallarse prácticamente en
todo el país. Los accidentes por Loxosceles en la Argentina ocupan el
segundo lugar entre los accidentes por arañas y representan el 4% del
total de accidentes por animales venenosos. Su picadura siempre es
accidental y puede dar lugar a una necrosis local muy extensa con
formación de úlceras de difícil cicatrización y, en ocasiones,
produce lesiones deformantes que requieren reparación quirúrgica. En
un porcentaje de picados se presentan hemólisis intravascular,
coagulación intravascular diseminada e insuficiencia renal, que
pueden conducir a la muerte. A pesar de los numerosos estudios sobre
el veneno de estas arañas, el cuadro fisiopatológico provocado por
los componentes del veneno no está del todo dilucidado ni existen
criterios unánimes respecto a los mejores esquemas terapéuticos para
tratar los cuadros de envenenamiento. En esta revisión brindamos
datos biológicos y epidemiológicos de estas arañas en la Argentina
así como datos sobre la composición de su veneno y del posible papel
que cumplen algunos de estos componentes en la fisiopatología de
estos cuadros. Con esta revisión se brindan algunos elementos para
comprender mejor la evolución de los envenenamientos y para actuar de
manera adecuada en el tratamiento y la prevención de los accidentes
por la picadura de estas arañas y evitar las complicaciones que ésta
puede causar.
Palabras clave: arañas, Loxosceles,
envenenamiento, tratamiento, veneno, epidemiología
Abstract
Poisoning
by spiders of Loxosceles genus. Despite the great number of
spiders in the world, only a small group of them is capable of
producing death in humans. In Argentina, there are only three of the
four genera of spiders considered of high risk to humans: Latrodectus
is present in rural areas, Phoneutria is restricted to small regions
while Loxosceles is distributed throughout the country. Accidents by
Loxosceles represent around 4% of the total number produced by
venomous animals in Argentina. The bite is accidental and may produce
considerable local necrosis with scar formation and ulcers of slow and
difficult healing that may require surgical repair. Some bitten people
may suffer from intravascular hemolysis, disseminated coagulation and
acute renal insufficiency leading to death. Despite the great number
of studies performed on Loxosceles venoms, at present, the
physiopathological course of poisoning is not clear and there is not
common criteria for its treatment. In this review, biological and
epidemiological data of this spider are described as well as the venom
composition and the possible participation of its components in the
poisoning. These data provide biological and biochemical tools to
understand the course of poisoning and to have better criteria for the
treatment and prevention of these accidents and their complications.
Key words: spiders, Loxosceles, envenomation,
treatment, venom, epidemiology
Dirección postal: Dr. Adolfo R. de Roodt, Areas
Inv. y Des. / Serpentario, INPB - ANLIS Dr. Carlos G. Malbrán, Av.
Vélez Sarsfield 563, 1281 Buenos Aires, Argentina.
Fax: (54-11) 4303-2492 e-mail: aderoodt@ba.net.
Recibido: 18-V-2001 Aceptado: 20-IX-2001
Las arañas del género Loxosceles se encuentran dentro del
reducido grupo de arañas capaces de producir la muerte al ser humano,
y junto a las “viudas negras” (pertenecientes al Género
Latrodectus) ocupan a nivel nacional y mundial los primeros lugares en
cuanto a cantidad de accidentes y peligrosidad.
Los accidentes producidos por arañas del Género Loxosceles pueden
ser de diagnóstico difícil dado que en ocasiones la araña o su
picadura pasan inadvertidas, la aparición de síntomas no es
inmediata y algunos de los mismos son inespecíficos. Sin embargo, en
la Argentina, estos accidentes ocupan el segundo lugar (cerca del 30%)
de los accidentes producidos por arañas1, y representan alrededor del
4% del total de accidentes producidos por animales venenosos.
En América hay más de 50 especies del Género Loxosceles,
distribuidas principalmente en las zonas tropicales y templadas. Se
han adaptado a la vida en construcciones realizadas por el hombre por
lo que se las puede hallar en intradomicilios en la totalidad del
territorio continental argentino. Si existen las condiciones de
hábitat adecuado estas arañas son capaces de colonizar nuevos
sitios, siendo transportadas pasivamente en bultos u objetos
acarreados por el mismo ser humano2-4. La picadura de las Loxosceles
puede producir lesiones locales, con pérdida de tejido, llegando a
requerirse cirugía reparadora4. En algunos casos se presentan
lesiones sistémicas graves como hemólisis, coagulación
intravascular diseminada (CID) e insuficiencia renal aguda (IRA), que
pueden desencadenar coma y muerte5.
A pesar de los numerosos estudios realizados sobre el veneno de las
arañas de este género y su modo de acción, no existe aún consenso
en la literatura sobre el mecanismo fisiopatológico que se desarrolla
en el envenenamiento. En este trabajo se presenta una actualización
sobre la acción del veneno de Loxosceles, y sobre la participación
de sus componentes en los procesos morbosos que produce su picadura.
De la misma manera, con el objeto de mantener el alerta sobre este
tipo de picaduras y su sintomatología, a fin de que se pueda ponderar
el riesgo en cada caso particular, se presentan datos epidemiológicos
actualizados de loxoscelismo en la Argentina, que serán analizados in
extenso en una futura publicación.
Características generales de la araña y epidemiología
La «araña marrón», nombre común de las arañas del Género
Loxosceles (Clase: Arachnida, Orden Araneae, Familia Scytodidae,
Subfamilia Loxoscelinae), es la araña de importancia sanitaria en
Argentina con la que el ser humano tiene mayor riesgo de contacto y,
conjuntamente con las arañas pertenecientes al Género Latro-dectus
(«viuda negra») son consideradas a nivel mundial como las más
peligrosas para el ser humano6. Loxosceles (L.) laeta (Nicolet, 1894)
es la especie que se encontraría en toda la Argentina3, 8.
Generalmente habitan en el interior o cerca de las viviendas y esta
tendencia aumenta en las zonas con climas lluviosos o fríos. De
hecho, según el estudio de más de 400 historias clínicas de
presuntos casos de loxoscelismo en la Argentina, más del 85% de los
accidentes se producen en el domicilio o el peridomicilio (datos no
publicados). Si bien es de hábitos lucífugos y sedentarios se la
puede hallar en cualquier refugio oscuro, protegido, relativamente
seco y aireado. Dentro de las viviendas es frecuente encontrarla
detrás de cuadros o espejos, muebles cercanos a las paredes, debajo
de muebles con patas o de sanitarios, ropa sin movimiento frecuente o
colgada de las paredes, desvanes, en cubre persianas, o entre las
uniones de ladrillos. En el exterior del domicilio pueden hallarse en
refugios no expuestos directamente al sol como orificios naturales de
barrancos, grietas y paredes de galpones, bajo troncos de árboles y
piedras, en cavernas, bajo pilas de leña o ladrillos, tejas u otros
tipos de elementos dejados a la intemperie. La radiación directa de
temperaturas excesivas o microambientes con alta humedad relativa
afectan su supervivencia, aunque hay especies que pueden hibernar. Son
solitarias, aunque si las condiciones del hábitat son favorables,
pueden generar infestaciones con numerosos indivi-duos3-4. En la
región central de Chile, sobre 2189 casas evaluadas, 40.6% de las
viviendas urbanas y 24.4% de las rurales estaban infestadas por L.
laeta, con ma- yor densidad en las viviendas rurales (11.9/casa a
3.9/casa)8.
Las Loxosceles son arañas de actividad principalmente nocturna que se
alimentan de pequeños insectos, son tímidas y no agresivas. Las
picaduras son defensivas y casi todas se producen cuando no hay
alternativa de huida, al ser aplastadas contra el cuerpo entre los
pliegues de la ropa o de las sábanas4, 9. Según la bibliografía del
Cono Sur americano la mayor proporción de accidentes son nocturnos y
ocurren en los meses cálidos (diciembre a mayo)3-9, 10. Datos de toda
la Argentina recogidos en los últimos 20 años por el Instituto
Nacional de Producción de Biológicos (INPB) dejan ver que estos
accidentes se producen principalmente entre octubre y febrero (63%)
(datos no publicados), y que la mayoría de los sujetos picados
concurren a la consulta alrededor de las 24 horas posteriores al
accidente. Esta demora dificulta el diagnóstico preciso, sobre todo
debido a que no es común que se lleve el arácnido agresor al centro
asistencial al momento de la consulta, y en muchas ocasiones sólo se
aportan fragmentos de araña de difícil identificación.
A las Loxosceles también se las conoce como «araña asesina, reclusa
o araña del violín». Este último nombre se debe a una depresión
dorsal característica del cefalotórax (la parte del cuerpo que porta
las patas), más oscura, con forma de violín con el mango del mismo
mirando hacia el extremo posterior del artrópodo. Una hembra adulta,
con las patas extendidas, llega a medir 30 mm o más, con un cuerpo de
8-15 mm, raras veces mayor (Figura 1). El término Loxosceles proviene
del griego loxos: curvas y kelos: patas, característica que les da un
aspecto «circular» o «curvo». Sin embargo el criterio morfológico
más práctico para diferenciarla de otras arañas domésticas es el
número y distribución de los ojos, ya que poseen 6 ojos, a
diferencia de la mayoría de las arañas que se suelen encontrar en o
cerca de los hogares, que poseen 4 pares (Figura 2)3, 4,10. La tela de
estas arañas, utilizada más como refugio que como trampa, presenta
un aspecto algodonoso y desarreglado, sin patrón específico alguno.
En la parte más densa de la tela se pueden encontrar las ootecas
(estructuras en las que depositan sus huevos), de formas redondeadas y
aplanadas.
Especies de Loxosceles de interés médico
En Sudamérica se mencionan principalmente a L. laeta, L. gaucho y
L. intermedia y en Norteamérica a L. reclusa y L. rufescens. En la
Argentina el género se halla representado principalmente por L.
laeta, aunque también se ha citado la presencia de L. hirsuta en
Buenos Aires y Misiones, como de otras tres especies sin importancia
sanitaria11. A pesar de la domesticidad de L. laeta, ubicuidad y
potencia de su veneno, no se registran una gran cantidad de
accidentes. Se postula que el riesgo de contacto efectivo con el ser
humano está disminuido por su baja agresividad, y por construir sus
telas en microambientes oscuros y poco concurridos o de difícil
acceso4, 9, 12.
Los primeros casos de loxoscelismo comprobado, debidos a L. laeta,
fueron descriptos en Chile, donde se denominó al cuadro «Mancha
gangrenosa de Chile» por Machiavello en 19375. En EEUU hay accidentes
ya descriptos por Atkins en 1957 debidos a L. reclusa5, la principal
especie productora de loxoscelismo en ese país. En Brasil se
describió por primera vez loxoscelismo en 195913, siendo las especies
de mayor importancia sanitaria L. gaucho, L. intermedia y L. laeta14.
Veneno
Las glándulas productoras de veneno, son de secreción apócrina,
friables y producen muy poco veneno, en comparación a las de otras
arañas. Por estimulación eléctrica se obtienen alrededor de 0.15 -
0.45 µl por ejemplar y de las glándulas disecadas se obtienen 0.8
µg de toxina15.
El veneno de las especies sudamericanas de Loxos-celes posee
reactividad inmunoquímica cruzada16. Estudios inmunoquímicos indican
una alta identidad inmunológica entre los venenos de L. gaucho y L.
intermedia, mientras que L. laeta sólo posee cierta similitud con L.
intermedia16. También se ha observado una reac-tividad importante
entre los venenos de L. reclusa y L. deserta, las especies de mayor
importancia sanitaria en el sur de Estados Unidos de Norteamérica17.
En el veneno de Loxosceles se describieron muchos componentes5,18-23.
Al considerar la participación de las diversas fracciones descriptas
en el veneno en los cuadros de envenenamiento, habría que tener en
cuenta el veneno de origen, debido a que la mayoría de los estudios
del veneno de Loxosceles se realizaron con los venenos de L.
intermedia, L. reclusa y en menor medida de L. gaucho, existiendo poca
literatura sobre el veneno de L. laeta.
Por otro lado al ser considerados los efectos biológicos de los
componentes descriptos, hay que tener en cuenta la pureza del material
de estudio, debido a que éstos varían según se haya utilizado
homogenato de glándulas, de cefalotórax, veneno crudo, proteínas
purificadas del veneno, etc.15, 24, 25. El veneno también puede
presentar diferencias de actividad según la edad, el estado
fisiológico y el sexo de la araña26.
Los componentes relacionados con la actividad letal y necrótica, en
las diferentes especies de Loxosceles estudiadas, poseen entre 30 y 35
kDa siendo de composición proteica muy similar.
En el veneno de L. intermedia se describieron esfingomielinasas,
metaloproteinasas18 y proteasas de serina21. Sin embargo, la
esfingomielinasa, proteína de 35 kDa, llamada F35, sería la de mayor
importancia. Esta tiene tres isoformas, P1, P2 y P3, las isoenzimas P1
y P2 poseen actividad de esfingomielinasa - D e in vivo causan
hemólisis y dermonecrosis, la P3 es inactiva27-28. La F35 aparecería
en las arañas recién a partir de la tercera muda, ya que no se pudo
encontrar en los ejemplares de las primeras dos mudas29.
Se ha asociado a las enzimas descriptas con los diferentes procesos
fisiopatológicos que produce el veneno crudo, sin embargo las más
estudiadas hasta la fecha son las esfingomielinasas. Las
esfingomielinasas D de los venenos de Loxosceles poseerían una alta
homología heteroespecífica. La esfingomielinasa D (P1 y P2) de L.
intermedia, posee actividad demonecrótica y hemolítica dependiente
del complemento (C´)27 e inoculada en ratones produce un cuadro
similar al shock endotoxémico. Su inoculación eleva los niveles de
factor de necrosis tumoral (TNF), interleuquinas 6 y 10 (IL-6 e
IL-10), factor estimulante de colonias de macrófagos y granulocitos
(GMC-SF) y de óxido nítrico30-32. La IL-6 está relacionada con la
síntesis de factor de agregación plaquetaria por activación de
fosfolipasas A2, y los radicales del óxido nítrico se relacionan con
la relajación muscular de los endotelios. Ambos fenómenos se asocian
con eventos que se producen en el shock endotóxico. La F35, además,
induce la expresión de E-selectinas, fenómeno que se relaciona con
los procesos inflamatorios vasculares. El mecanismo por el cual esta
proteína, que sólo demuestra actividad de esfingomielinasa D produce
todo el cuadro que se le ha adjudicado no se conoce totalmente28.
En el veneno de L. intermedia se describió también actividad de
metaloproteinasas que hidrolizan gelatina, fibronectina y fibrinógeno
relacionadas, según algunos autores, con las hemorragias y la CID y
una de estas tendría actividad dermonecrótica directa18. También se
ha mencionado que las proteasas de serina en este veneno tendrían
participación en los procesos patológicos21. Sin embargo, aunque se
han descripto en zimogramas, estas enzimas proteolíticas todavía no
se han aislado o caracterizado27, por lo que su posible rol en los
mecanismos fisiopatológicos, hasta el momento, sería aún
hipotético.
Lesiones producidas por el veneno
El veneno de Loxosceles puede provocar necrosis tisular, hemólisis
intravascular, coagulación, vasculitis24, 28, 30, 33 y se han
descripto también mielopatías34. Se observa CID con cuadros cutáneo
- viscerales y hemolíticos fatales35. Los disparadores de los
mecanismos patológicos, como se vio anteriormente, no están
definidos, pero la acción necrotizante y la hemólisis estarían
relacionadas con la activación del sistema del complemento24, 25, 27,
28, 30, 31, 35-38.
Lesiones locales
En la zona de la picadura se puede observar edema, adelgazamiento
del endotelio vascular, acumulación de células inflamatorias,
vasodilatación, coagulación intra-vascular, degeneración de las
paredes vasculares y hemorragia. Estos fenómenos están relacionados
con la vasculitis, que contribuye de manera significativa a la
producción de la necrosis tisular. El veneno induce la expresión de
E-selectinas y estimula la liberación de IL-8 y de GM-CSF31, lo que
favorece la adhesión y migración de células que aumentan y
sostienen el fenómeno inflamatorio. Por otro lado, las ceramidas,
liberadas por acción de las esfingomielinasas, contribuyen a la
adhesión plaquetaria y la formación de trombos, lo que a su vez trae
como consecuencia mayores trastornos en la microcirculación. Se
observa siempre infiltración leuco-citaria con predominio de
neutrófilos perivasculares, células que tendrían un papel muy
importante en la necrosis38-40. Aunque el mecanismo de las lesiones
locales no se conoce con detalle, sería similar al que se observa en
los fenómenos del Tipo Arthus. De esta manera el proceso inflamatorio
y la severa vasculitis, con formación de trombos, serían los
principales responsables de las lesiones necróticas locales,
favoreciendo el desarrollo de CID y de zonas de isquemia y
hemorrágicas intercaladas, causantes a su vez de la lesión en placa
marmórea o livedoide característica de la lesión local por picadura
de Loxosceles4, 5.
Los mecanismos de necrosis relacionados con la liberación de
mediadores tisulares recibieron confirmación indirecta en
experiencias in vitro ya que el veneno induce la liberación TNF-a41 a
partir de queratinocitos. Además, el veneno estimula la liberación
de IL-8 y de GM-CSF31, de ceramidas a partir de células
endoteliales36, 42 e induce la expresión de IL-8, MCP-1 y otras43. La
producción de citoquinas (IL-1ß, IL-8 y TNF-a), estaría relacionada
con la hiperalgesia y el edema observado en las lesiones dérmicas44.
Las metaloproteinasas descriptas por algunos autores en el veneno de
Loxosceles18 podrían estar relacionadas también con estos eventos.
Algunas metalopro-teinasas de venenos ofídicos actúan sobre el TNF
tisular activándolo, contribuyendo a la necrosis tisular producida
por los venenos de algunas serpientes45. Aunque las proteinasas de
este veneno, hasta la fecha, no se han caracterizado, algunos autores
en ensayos experimentales con veneno de L. intermedia sobre sarcoma de
ratón, sugieren que metaloproteasas participarían en la lesión de
la membrana basal, en base a la inhibición de la misma por
fenantrolina. Los mismos autores no observaron acción del veneno
sobre el colágeno ni la laminina y sí sobre la entactina y el
proteinglicano heparán sulfato46.
Lesiones sistémicas
La hemólisis que se observa en los cuadros viscerales, se
produciría por la modificación de componentes de la membrana
eritrocitaria37 y la consiguiente activación de la vía alternativa
del complemento27. Se ha comunicado recientemente que la
esfingomielinasa de L. intermedia (F35) actúa sobre la membrana del
glóbulo rojo y activa metaloproteinasas endógenas de la membrana
eritro-citaria, que clivan glicoforinas de la superficie del
eritrocito, favoreciendo de esta manera la unión de factores del
complemento disparadores de la hemólisis28. La aparición de cuadros
hemolíticos y la liberación de mediadores del proceso inflamatorio
se ha asociado a la deficiencia de la enzima glucosa-6-fosfato
deshidrogenasa47.
No existe relación entre la magnitud de la lesión local y la
producción de hemólisis. No todas las picaduras provocan lesiones
necróticas ni sistémicas, existiendo susceptibilidades individuales
diferentes en la respuesta al veneno y en la aparición de cuadros
viscerales hemo-líticos. Esta diferencia se observa también en los
diferentes modelos animales experimentales, aun entre cepas. Se ha
observado que el veneno de L. laeta produce experimentalmente más
cuadros de hemólisis que los venenos de L. gaucho o L. intermedia16,
48, aunque sor-prendentemente la potencia letal del primero, en
animales de experimentación, sería menor48.
La insuficiencia renal aguda (IRA) que se observa en los cuadros
graves de loxoscelismo puede deberse a la disminución de la
perfusión renal, a la precipitación de hemoglobina en túbulos
renales, a la coagulación intravas-cular diseminada (CID) y
posiblemente al conjunto de estos fenómenos. La hemoglobina precipita
en ciertas condiciones, como pH ácido, y puede producir
«taponamiento» renal, con oliguria o anuria, de manera similar a la
observada en el envenenamiento por abejas, o en forma semejante a lo
que sucede con la mioglobinuria en el envenenamiento por Crotalus
durissus terrificus («víbora de cascabel» sudamericana).
Experimentalmente se observó necrosis tubular caracterizada por edema
y lesiones vacuolares, daño en la membrana luminal, y se encontró
hemoglobina en la luz tubular49.
La hemólisis para algunos autores, sería el factor determinante para
que se produzca la IRA y la CID5.
Clínica del loxoscelismo
El loxoscelismo humano puede presentarse clínicamente como dos
cuadros definidos, diferentes entre sí, que se conocen con los
nombres de loxoscelismo cutáneo y loxoscelismo
cutáneo-viscero-hemolítico. El loxoscelismo cutáneo representa
entre el 74 y el 98% del total de casos, según distintas
estadísticas publicadas5, 9,14, 50, 51.
Loxoscelismo cutáneo: la picadura de arañas Loxosceles sp. puede
producir una sensación punzante, de poca intensidad, aunque la
mayoría de los accidentados no suele referir el momento en que la
misma se produjo. En parte ello se debe al pequeño tamaño de sus
quelíceros y por otro lado es frecuente que el accidente se produzca
durante el sueño 6,50,51.
El sitio de la lesión suele localizarse con mayor frecuencia en los
miembros, seguidos de tronco y cara.
Al inicio el cuadro se caracteriza por dolor urente, de intensidad
variable, que suele acompañar gran parte de la evolución de la
enfermedad. Se asocia en la mayoría de los casos a un edema duro, que
no suele dejar signo de la fóvea, y a eritema de tamaño variado, que
puede evolucionar sólo como placa eritematosa o dar lugar, en una
proporción entre el 85%9 y el 30%50, al desarrollo de la llamada
placa livedoide (“placa marmórea”), caracterizada por áreas
equimóticas alternando con áreas pálidas isquémicas. No es
infrecuente la presencia de vesículas y/o ampollas sobre el área
afectada. Dicha placa, con bordes bien delimitados, suele evolucionar
entre el 5to. y 7mo. día a la formación de una costra necrótica
(escara) (Figura 3a). La misma comienza a desprenderse por los bordes
y luego de su caída deja al descubierto una úlcera de bordes
irregulares (Figura 3b). Su cicatrización es lenta, llegando a
demorar entre 1 y 2 meses, pudiendo so-breinfectarse. Cuando ello
sucede suele manifestarse por la aparición de flogosis local y dolor
espontáneo, con infartamiento ganglionar regional6,14, 50-51. En el
sitio lesionado puede quedar como secuela una zona pigmentada, aunque
también se comprobó la formación de cicatrices queloides y
retráctiles que en ocasiones requirieron corrección quirúrgica52.
Cuando la picadura se produce en zonas del tegumento donde abunda el
tejido laxo, como en la cara, el paciente puede presentar edema como
única manifestación (loxoscelismo cutáneo edematoso). Esta variante
se ha registrado hasta en el 4% de los accidentes9, 53.
A nivel sistémico el loxoscelismo cutáneo puede acompañarse de
fiebre, escalofríos, cefalea, naúseas y/o vómitos, todo ello de
poca magnitud y duración4-5, 9, 33, 53.
Loxoscelismo cutáneo-viscero-hemolítico: cuando se desarrolla esta
variante clínica la misma suele desencadenarse entre 6 y 24 horas
posteriores a la picadura, más raramente hasta 48 horas después. Al
cuadro local se agrega el compromiso sistémico caracterizado por la
aparición de escalofríos, fiebre, hematuria, hemoglobinuria,
ictericia, consecuencia del efecto hemolítico del veneno. La
aparición de petequias y equimosis se relacionan al desarrollo de
coagulación intravascular diseminada (CID). Los casos graves pueden
evolucionar a la insuficiencia renal aguda, de etiología variada
(disminución de la perfusión renal, hemoglobinuria masiva y CID),
principal causa de muerte en el loxoscelismo.
El cuadro humoral se caracteriza por anemia hemolítica, disminución
de haptoglobina, leucocitosis neutrófila, plaquetopenia y
eritrosedimentación acelerada4, 5, 9, 33, 53. En pacientes con la
forma cutánea de loxoscelismo no se pudieron detectar indicadores de
hemólisis intravascular, como por ejemplo la disminución del nivel
de haptoglobina54.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa, en la mayoría de los casos, en el cuadro
clínico. Los exámenes complementarios inespecíficos contribuyen al
diagnóstico y al seguimiento. El examen clínico debe ir acompañado
de una anamnesis detallada, con las características epidemio-lógicas
del accidente y la cronología de los síntomas. La captura e
identificación del animal agresor se registra en menos del 5% de los
casos6, 8-9, 51, 53, 55.
Se han desarrollado pruebas de laboratorio inmuno-específicas5, 6,
sin embargo de éstas el ELISA para detectar veneno circulante y en la
lesión, presenta las mayores ventajas, por su rapidez y por ser el de
instrumentación más sencilla56-58. En la práctica clínica aún no
se cuenta con estas herramientas para su uso rutinario.
Los exámenes de laboratorio inespecíficos son complementarios a la
clínica. La determinación de una leucocitosis con neutrofilia
contribuye al diagnóstico de la forma cutánea, y en las formas
cutáneo-visceral y sistémica existe una gran cantidad de
alteraciones que se pueden detectar en el laboratorio clínico tales
como anemia con reticulocitosis, trombocitopenia, elevación de
bilirrubina indirecta, disminución de los niveles de haptoglobina,
hiperpotasemia, elevación de la creati-ninemia, elevación de la
uremia, alteración del coagu-lograma y hemoglobinuria4-6. También,
en los cuadros viscerales se puede determinar la depleción del C´, y
experimentalmente en animales se observa un patrón diferencial de los
niveles de interleuquinas circulantes. Los estudios histopatológicos
muestran vasculitis con obliteración de pequeños vasos e
infiltración de poli-morfonucleares (PMN), edema, hemorragia y
necrosis focal30.
El veneno in vivo no altera el tiempo de tromboplastina ni el de
trombina (se descartó la presencia de enzimas similares a la
trombina) y produce plaquetopenia; por otro lado, complicaría los
fenómenos coagulación-anti-coagulación por el aumento de la
cantidad de productos de la degradación de la fibrina14.
Tratamiento
No existe un criterio unánime sobre el tratamiento más adecuado
para el loxoscelismo humano. Varios son los factores que inciden en
ello: tiempo transcurrido entre el accidente y la consulta, forma
clínica (cutánea o sisté-mica), etapa evolutiva (pre-necrótica,
necrótica, ulcero-sa), aparición de complicaciones (insuficiencia
renal, sobreinfecciones)59.
Tratamiento específico: La indicación de uso de anti-veneno es
controvertida en la literatura14. Su utilidad estaría relacionada con
la indicación de la dosis adecuada y su administración en momento
oportuno (precocidad) para poder evitar o limitar el cuadro necrótico
y/o eliminar o menguar la hemólisis en los casos sistémicos50. En
Brasil se afirma que la eficacia del tratamiento se ve reducida si
éste se realiza después de las 36 horas posteriores al accidente14.
En el Perú sólo recomiendan aplicarlo si es que la picadura sucedió
dentro de las 24 horas5.
En nuestro país, hasta la fecha, se utilizan dos tipos de antiveneno.
Uno es el elaborado en el Instituto Butantán, San Pablo, Brasil, el
cual se presenta en ampollas de 5 ml. Cada una neutraliza 75 DMN
(dosis mínimas necrotizantes) de veneno de Loxosceles. El otro es el
producido por el Instituto Nacional de Higiene del Perú, con
presentación de frasco ampolla de 5 ml y una capacidad neutralizante
de cerca de cinco veces a la del antes mencionado. Sin embargo, este
suero posee diferente proceso farmacéutico, por lo que no es
recomendable aplicarlo en forma endovenosa.
La dosis dependerá del cuadro clínico. Así tenemos que para el
loxoscelismo cutáneo exclusivo la misma deberá ser suficiente como
para neutralizar 375 DMN, administradas por vía IV14.
En casos de compromiso sistémico (víscero-hemo-lítico) la dosis
deberá duplicarse14, 60.
Tratamiento inespecífico:
a) Corticoesteroides: su utilidad es discutida. Se acepta que podrían
disminuir la respuesta inflamatoria local, y por ende el daño,
administrados de manera precoz. Habitualmente se usa prednisona, vía
oral, a razón de 0.5 a 1 mg/kg/peso/día.
b) Dapsona: tendría un efecto modulador de la respuesta inflamatoria
para minimizar la lesión local. La dosis indicada es de 50-100
mg/día, durante 15 días. Hay que considerar que la dapsona puede
provocar crisis con metahemoglobinemia por lo que se debe administrar
bajo control de laboratorio14, 61.
c) Antihistamínicos: no se han mostrado eficaces en el loxoscelismo.
d) Diálisis: indicada en casos de IRA. No es útil para la
depuración plasmática del veneno pues el mismo no dializaría.
e) Otras medidas: Profilaxis antitetánica, analgésicos
(paracetamol), limpieza periódica del área lesionada, uso de
antibióticos según necesidad por sobreinfección, remoción
quirúrgica de la escara después de su completa delimitación,
implante de colágeno bovino para estimular la granulación del
proceso ulceroso9, 14, 50.
En los cuadros hemolíticos deben aplicarse medidas de control y
soporte para prevenir la IRA (como el control de diuresis del pH
urinario) y eventualmente transfusión para elevar el hematócrito9,
14, 59, 60, 62.
Prevención
Es fundamental la limpieza periódica de los hogares y la
eliminación de los artrópodos intradomiciliarios. Asimismo, si se
conoce la existencia de arañas en jardines o fincas vecinas, es
importante el examen meticuloso de los objetos (ropa colgada, sillas u
otros muebles, juguetes, etc.) que se ingresen desde esos sitios al
interior del domicilio. La costumbre de sacudir la ropa y manteles
extendidos para secarse al sol antes de doblarlos es una buena medida.
Además es recomendable alejar las camas de paredes y ventanas así
como la presencia de mosquiteros en ventanas y puertas, sobre todo si
existen antecedentes de presencia de estos artrópodos en el área.
Como se aconseja para prevenir otros accidentes por animales
venenosos, al mover objetos que han estado apilados o acumulados por
un tiempo (cajas, leña, objetos de descarte, ropa, etc.) debe
hacérselo con guantes y calzado adecuado.
La utilización de productos químicos para su combate debe hacerse
muy cuidadosamente debido a que los arácnidos son resistentes a
sustancias utilizadas habitualmente para la eliminación de
artrópodos intradomi-ciliarios. Es conveniente consultar antes de la
utilización de biocidas. En ocasiones no se usan principios activos,
formulaciones o formas de aplicación adecuadas, ya que a menos que se
rocíe intensamente la tela, de difícil acceso, donde reside la
Loxosceles, su contacto con cualquier insecticida residual es mínimo.
Dada la sensibilidad de estas arañas a la humedad ambiente, los
sitios peridomiciliarios infestados pueden tratarse por
regado/inundación.
Comentarios
Si bien existen muchos datos sobre el veneno de las Loxosceles y
sobre las manifestaciones clínicas del envenenamiento, aún
continúan siendo de difícil explicación los mecanismos
fisiopatológicos que éste provoca (Figuras 4 y 5). A la fecha no hay
criterios unánimes sobre la real utilidad del antiveneno, sobre todo
en los casos de exclusivo compromiso cutáneo. El veneno ha sido
extensamente estudiado y recientemente se comenzó con el estudio
proteómico del mismo63, encontrándose en su proteoma varias toxinas
presentes en otros venenos de arañas y aun en bacterias como
Bordetella pertusis. A pesar de esto, recién después que se
caractericen correctamente todos los componentes del veneno y se
dilucide su participación en los procesos fisiopatológicos y los
fenómenos que se producen en los tejidos por la acción de los
mismos, se podrá entender mejor la causalidad y dinámica del
loxoscelismo, y se determinará consecuentemente el esquema más
adecuado de intervención terapéutica.
Los accidentes por Loxosceles son conocidos en la Argentina desde hace
muchos años. Son los accidentes más comunes producidos por animales
venenosos en las ciudades, en conjunto con aquellos producidos por
abejas y escorpiones.
La rapidez para llegar al diagnóstico correcto y a la conducta
terapéutica apropiada cobra especial importancia, si se tiene en
cuenta que muchas veces la picadura puede pasar inadvertida por
producirse de noche o al sentarse o apretar al animal bajo la ropa. Se
debe destacar la importancia del diagnóstico temprano cuando la
picadura ocurre en niños, dado el riesgo que revisten estos
accidentes en los mismos, habiéndose producido muertes.
Hasta la fecha, aunque se han desarrollado métodos que permiten el
diagnóstico rápido específico a partir de muestras de
paciente56-58, no se dispone de éstos para uso rutinario y masivo en
el nivel asistencial. Por ello surge la necesidad de difundir los
conocimientos básicos para que se piense en loxoscelismo ante un
cuadro compatible, y para que se pueda realizar el diagnóstico
temprano a partir de los datos clínicos y la anamnesis, con la
identificación del animal causante del accidente cuando fuese
posible.
Se debe tener en cuenta que la identificación de esta araña no
requiere complejas determinaciones taxonó-micas, se puede realizar
fácilmente, con auxilio de una lupa común, conociendo las
características morfológicas generales y el número y disposición
de los ojos. Esta identificación es importante para el diagnóstico
diferencial de las lesiones cutáneas, sobre todo cuando el cuadro
presenta características inespecíficas, confundiéndose entonces
fácilmente con dermatosis de variadas etiologías4, 59.
Se debe considerar que, si bien existe riesgo de complicaciones
sistémicas que pueden conducir a la muerte4, 5, los accidentes con
compromiso cutáneo exclusivo también resultan un caso delicado
debido a la extensa pérdida de tejidos que puede producirse4, 6. Las
lesiones cutáneas, una vez establecidas, son muy difíciles de
tratar, y pocas veces es posible detener su evolución, por lo que
llegan a requerir cirugía reparadora.
En definitiva, el diagnóstico rápido y la terapia adecuada son los
procedimientos para evitar o minimizar las lesiones que puede producir
la picadura de esta araña. Con los elementos brindados en esta
revisión esperamos haber provisto de algunas herramientas útiles a
estos fines para el personal de salud que debe enfrentarse a este tipo
de accidente.
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