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CARTAS AL COMITE DE REDACCION
Estudio microbiológico
de vaginitis y vaginosis en mujeres sexualmente activas
Adriana Belmonte1, Mónica
G. Nogueras1, Adriana M. Ombrella1, Isabel Ruiz Abad 2, María de los
Angeles Nistal 2, Emma G. Sutich 3, Graciela E.Caffarena 1, Diana G.
Dlugovitzky 1
1Cátedra de Microbiología, Virología y Parasitología, 2Cátedra de
Ginecología, Hospital Provincial del Centenario, Facultad de Ciencias
Médicas; 3Cátedra Bacteriología Clínica, Facultad de Ciencias
Bioquímicas y Farmacéuticas, Universidad
Nacional de Rosario
La vagina mantiene un nicho ecológico dinámico cuya flora se ve
influenciada por el nivel hormonal que varía según la edad y la
gestación. La flora colonizante habitual de vagina forma un
ecosistema capaz de cumplir con el rol de evitar el sobrecrecimiento
de microor-ganismos patógenos y potencialmente patógenos.
Fundamentalmente está formada por lactobacilos, los cuales ejercen su
acción a través de dos mecanismos: a) el metabolismo anaeróbico del
glucógeno, por el cual se logra mantener un pH vaginal entre 3.5-4.5
y un determinado potencial de óxido-reducción y b) el antagonismo
bacteriano que ejercen mediante la producción de bacteriocinas
(lactocidina, acidolina, lactacina B) y peróxido de hidrógeno1
La alteración del ecosistema como consecuencia de procesos
infecciosos de origen endógeno o exógeno, da lugar al incremento del
pH y de la flora gram negativa facultativa y anaerobia (excepto en la
vulvovaginitis candidiásica) desencadenando las vaginitis
específicas e inespecíficas, las cuales constituyen una de las
causas más frecuentes de consulta ginecológica.
Las vaginitis específicas son producidas fundamentalmente por
elementos levaduriformes del género Can-dida y formas vegetativas
flageladas de parásitos del género Trichomonas. La vulvovaginitis
candidiásica suele ser una de las entidades clínicas de difícil
control puesto que al ser Candida spp. integrante de la flora habitual
del intestino y vagina se deben tener en cuenta los factores de
virulencia de la levadura como así también los factores
predisponentes del paciente, que influyen tanto en la génesis como en
las recidivas de la enfermedad. La trichomoniasis es la única
vaginitis considerada totalmente de transmisión sexual mientras que
la vaginitis candidiásica y la vaginosis bacteriana (VB) pueden ser
de origen endógeno.
Dentro de las vaginitis inespecíficas ocupa un lugar preponderante la
actualmente denominada “vaginosis bacteriana”. Se comprobó que
ante una disminución de Lactobacillus spp. (Lsp), fundamentalmente
productores de peróxido de hidrógeno, se produce un incremento de la
flora gram negativa anaerobia, Gardnerella vaginalis (Gv) y
micoplasmas; este hallazgo microbiológico coincide con un cuadro
clínico compatible con vaginosis bacteriana2.
El aislamiento de un agente que se transmite por vía sexual nos
obliga a investigar a todos los que puedan coexistir en ese nicho
ecológico ya que la presencia de uno no excluye la de otro/s. Una de
las causas atribuibles más frecuentemente es la promiscuidad en las
relaciones sexuales. Así, la presencia de Trichomonas vaginalis (Tv)
en flujo vaginal, no descarta infecciones bacterianas como sífilis,
gonorrea e infecciones virales como virus de la inmunodeficiencia
humana (HIV), hepatitis B (HBV), u otras.
En este estudio se evaluó la prevalencia de vaginitis, vaginosis,
cervicitis y las distintas asociaciones microbia-nas presentes, en 241
mujeres - atendidas en los consultorios externos del servicio de
Ginecología del Hospital Provincial del Centenario de Rosario durante
el año 1999, cuyas edades estaban comprendidas entre 13 y 52 años
(113 adolescentes entre 13-19 años y 128 adultos entre 20-52 años),
sexualmente activas, no gestantes ni menopáusicas, sin tratamiento
antimicro-biano durante el mes previo a la consulta.
El 98.34% de la población estaba alfabetizada en distintos niveles:
instrucción primaria 56.43% (n: 136), secundaria 37.76% (n: 91) y
terciaria 4.15% (n: 10).
El 44.40% (n: 107) de las mujeres estudiadas informaron que empleaban
métodos anticonceptivos. El más utilizado fue el preservativo en el
24.48% (n: 59), siguiéndole los anticonceptivos orales 10.79% (n:
26), el dispositivo intrauterino 7.05% (n: 17), ligadura de trompas
1.24% (n: 3) y por último los espermicidas 0.83% (n: 2). De las
mujeres que refirieron el uso de preservativo se infectaron el 72.88%
(n: 43), porcentaje que no difirió del encontrado en las que no
utilizaron este método (77.24%). Esto se explica debido a que este
método fue utilizado sólo con fines anticonceptivos y no como
barrera para la prevención de infecciones transmitidas sexualmente.
De 144 mujeres sintomáticas, en el 85.41% (n:123) se detectaron
patógenos genitales, mientras que de las 97 mujeres asintomáticas,
el 69.07% (n:67) estaban infectadas (p< 0.001).Del análisis
estadístico de los datos, aplicando el test de c2 resulta una p <
0.001.
Se tomaron muestras de exudados vaginales y endocervicales, previo
consentimiento informado de las pacientes, y con el acuerdo del
Comité de Etica de la Facultad de Ciencias Médicas.
En las muestras de secreciones vaginales se determinó: pH, test de
liberación de aminas; examen en fresco, coloración de Gram Nicolle y
se aplicó la clasificación de Nugent3, cubriendo así los criterios
de valoración de Amsel4 para la VB como patología infecciosa más
frecuente en nuestro medio de acuerdo a lo comunicado anteriormente
por nuestro grupo5. La siembra se realizó siguiendo la metodología
general6 para recuperación de Gv, Lsp y Candida.
Con las muestras provenientes de endocervix se realizó la
observación microscópica en fresco y por coloración de Gram-
Nicolle y se procesaron las muestras para recuperar por cultivo:
Neisseria gonorroheae (Ng), cuantificar e identificar Mycoplasma
hominis (Mh), Mycoplasma fermentans (Mf) y Ureaplasma urealyticum (Uu)
y detectar antígenos de Chlamydia trachomatis (Ct) por la técnica de
enzimoinmunoensayo (Chlamydiazyme-Abbott).
En la Tabla 1 se presentan los datos de los agentes infecciosos,
observándose que la mayor prevalencia fue Gardnerella vaginalis. La
comparación a través del test c2 entre los hallazgos
microbiológicos de los dos grupos etarios no arrojó diferencias
significativas, excepto en Candida spp. (p<0.02).
Del total de mujeres estudiadas, en 190 (78.83%) se recuperaron
microorganismos compatibles con la producción de estos cuadros
clínicos: 15 (7.89%) presentaron solamente cervicitis, 11 casos por
un solo agente (Ct n:6; Uu n:4; Ng n:1) y en 4 se hallaron
asociaciones (2 de Ct+ Uu y 2 de Ct+Mh) y en las 175 mujeres restantes
(92.11%) se distribuyeron de la siguiente manera: 113 casos de VB y 65
de vaginitis, siendo de estas últimas el 76.92% de etiología
fúngica (33 aislamientos de Candida albicans (Ca) y 17 de Candida
spp. (Csp)) y sólo 15 de trichomoniasis.
En 27 de estas pacientes se encontró asociación de vaginosis con
vaginitis (19 candidiásica, 7 trichomo-niásicas y 1 por ambos
agentes) y en otras 25 asociación de cervicitis con vaginitis y/o
vaginosis.
En síntesis, de las 190 mujeres infectadas, en 95 (50%) se
recuperaron dos o más microorganismos, distribuidos de la siguiente
manera: en 67 casos (70.52%) se detectaron 2 agentes, en 26 (27.37%) 3
microorga-nismos y sólo dos pacientes adultas presentaron cuádruples
asociaciones (Gv+Tv+Ct+Ca y Gv+Uu+Ct+Csp).
Del análisis de los hallazgos microbiológicos del presente estudio
se puede concluir, así como lo han reportado otros autores7, que la
recuperación de un microorganismo no descarta la presencia de otros,
demostrado por el alto porcentaje de asociaciones microbianas
presentes en las pacientes estudiadas, aun en ausencia de síntomas
(69.07%).
Esto evidencia, ante la inexistencia de vacunas para las ETS, excepto
para HBV, y la imposibilidad del uso de antimicrobianos como medida de
profilaxis, la importancia de un control microbiológico del contenido
vaginal y endo-cervical que debería realizarse en toda mujer
sexualmente activa, independientemente de la presencia de
sintoma-tología. Así se lograría detectar las posibles transmisoras
de ETS y de esta forma arribar a un diagnóstico etiológico y
tratamiento específico, que permita cortar la cadena epidemiológica
y evitar complicaciones posteriores.
Finalmente reafirmamos la importancia de la educación sexual y el
control ginecológico periódico como las mejores armas de prevención
de estas enfermedades.
Dirección electrónica: schenquer@yahoo.com
Bibliografía
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61: 28-33.
Tabla 1.- Porcentaje de aislamientos de agentes etiológicos de
vaginitis, vaginosis y cervicitis
Microorganismos n Gv Tv Ca Csp Ng Mh Uu Ct
Adolescentes 113 56.31 6.25 13.39 2.67 0.91 0.78 31.25 14.28
Adultas 128 43.75 5.47 14.06 10.93 0.00 2.67 26.56 10.93
Total 241 50.03 5.86 13.72 6.8 0.41 1.72 28.90 12.60
Gv: Gardnerella vaginalis; Tv: Trichomonas vaginalis; Ca: Candida
albicans; Csp: Candida spp; Ng: Neisseria gonorrhoeae; Mh: Mycoplasma
hominis; Uu: Ureaplasma urealyticum; Ct: Chlamydia trachomatis
Tabla 1.– Resultados de laboratorio
Variables X- ± DS
Edad. 36.90 ± 007.76
CD4+ basales. 191.65 ± 154.54
CD4+ al 1er mes de tratamiento. 303.86 ± 199.83
CD4+ al 6º mes de tratamiento. 365.09 ± 223.80
CD8+ basales. 965.53 ± 487.16
CD8+ al 1er mes de tratamiento. 1035.90 ± 428.18
CD8+ al 6º mes de tratamiento. 1225.90 ± 467.55
Carga viral basal. 232226 ± 421903
Cambio % en los CD4+ al 1er mes. 212.91 ± 278.60
Cambio % en los CD4+ al 6º mes. 499.00 ± 612.76
Edad y recuperación de
células CD4+ en infectados por HIV sometidos a triple terapia
antirretroviral
Jorge Benetucci 1, Rubén
Carlevaro1, María S. Diez 2, Antonio Thwaites1, Sandra Cappello 2,
Daniela Garone1, Antonio Montero 2
1 Departamento de Infecciosas, Hospital Muñiz, Buenos Aires; 2
Servicio de Enfermedades Infecciosas, Hospital Centenario, Rosario
La terapia antirretroviral de alta eficacia (TAE) suprime la
replicación del HIV y reduce la concentración de ARN viral
plasmático hasta niveles indetectables. Esta respuesta se asocia
frecuentemente con un aumento sostenido en el número de linfocitos
CD4+ circulantes, aunque los mecanismos subyacentes son poco
conocidos. Algunos autores consideran que la reducción de la carga
viral en los ganglios linfáticos permite la recirculación de
linfocitos retenidos por la presencia de antígeno. Por el contrario,
otros sostienen que los CD4+ circulantes aumentan en respuesta a
recuperación de la actividad tímica o a expansión clonal
periférica.
Se ha demostrado recientemente que la recuperación de los CD4+
circulantes en respuesta al TAE comienza con un incremento de las
células de memoria, probablemente secundaria a redistribución desde
los órganos linfoides. Una vez que el número de CD4+ de memoria se
estabiliza, las células CD4+ naïve comienzan a proliferar a un ritmo
más lento, lo que parece reflejar que un cierto grado de linfopoyesis
ocurre en el timo1.
Como el timo involuciona con la edad, planteamos la hipótesis de que
si la actividad tímica cumpliese un rol importante en la
recuperación de los linfocitos CD4+, entonces la edad y el grado de
recuperación deberían estar inversamente relacionados. Por el
contrario, si la proliferación linfocitaria obedeciese a expansión
clonal periférica o a cambios en el tránsito entre ganglios
linfáticos y sangre periférica, entonces la magnitud de la
recuperación debería ser independiente de la edad. Para contrastar
esta hipótesis estudiamos una cohorte de 23 infectados por el HIV
sometidos a TAE, los que cumplieron los siguientes criterios de
inclusión:
1. Pacientes vírgenes de tratamiento que recibieron dos inhibidores
nucleosídicos de la transcriptasa inversa más un inhibidor de la
proteasa.
2. Buena respuesta virológica al tratamiento (definida como carga
viral plasmática indetectable a los 6 meses de tratamiento).
Las subpoblaciones linfocitarias CD4+ y CD8+ y la carga viral
plasmática se midieron inmediatamente antes de iniciar el tratamiento
y al 1º y 6º mes de TAE.
Para la cuantificación de las subpoblaciones linfo-citarias se
utilizó un citómetro de flujo Ortho Cytotron Absolute (Ortho Inc.,
USA) con anticuerpos monoclo-nales Ortho-mune OKT-4a (CD4) y OKT-8f
(CD8) marcados con fluoresceína (Ortho-mune, Raritan, NJ, USA). La
carga viral se midió mediante la técnica de Quantiplex branched-DNA
assay (Chiron, Emeryville, CA) para ARN-HIV1 con un umbral de
detección de 500 copias por ml.
Todos los pacientes recibieron dos inhibidores de la transcriptasa
inversa más un inhibidor de la proteasa a dosis estándar. Los
esquemas utilizados fueron: AZT + 3TC + Indinavir (15 pacientes); AZT
+ 3TC + Saquinavir (2 pacientes); D4T + 3TC + Indinavir (3 pacientes);
D4T + 3TC + Nelfinavir (1 paciente); D4T + 3TC + Saquinavir (1
paciente), y AZT + Abacavir + Indinavir (1 paciente). Cada tratamiento
se indicó por decisión del clínico tratante.
El coeficiente de correlación entre variables cuantitativas medidas
con error estadístico se estimó empleando la técnica de Spearman.
La significación de la diferencia entre variables cuantitativas se
estimó mediante la prueba de la U de Mann-Whitney.
Todos los pacientes tuvieron recuentos de CD4+ basales y al sexto mes
de tratamiento. 8 pacientes tuvieron mediciones de CD8+ basales y al
sexto mes, y 15 tuvieron controles adicionales de CD4+ y CD8+ al
primer mes de tratamiento.
Todos los pacientes fueron de sexo masculino y su edad promedio ±
desvío estándar fue de 36.9 ± 7.76 años. Los recuentos basales de
células CD4+ fueron de 191.65 ± 154.54 células x 106/l.
La Tabla 1 muestra los resultados correspondientes al recuento basal
de células CD4+ y CD8+ realizados al 6º mes de tratamiento.
Al estimar el coeficiente de correlación entre edad y porcentaje de
variación de CD4+ al 1º y 6º mes, ambas variables mostraron una
buena correlación de signo negativo (rs= -0.517; p=0.048; y rs=
-0.531; p=0.009, respectivamente - Figura 1). La magnitud de la carga
viral basal también se correlacionó significativamente con el
porcentaje de variación en el número de linfocitos CD4+ al 6º mes
de tratamiento (rs=0.560; p=0.00068).
Para explicar la recuperación de los linfocitos CD4+ circulantes en
respuesta al TAE existen tres escenarios posibles: Las células
podrían reaparecer en la circulación gracias a la liberación de
células previamente “secuestradas” en ganglios linfáticos;
podrían ser el fruto de la expansión clonal periférica de
precursores maduros; o podrían resultar de un fenómeno de
regeneración en el timo.
Tras el inicio del TAE, algunos autores han hallado evidencia de una
primera ola de redistribución de células retenidas en ganglios
linfáticos, seguida de una lenta y continua repoblación linfocitaria
originada en el ti- mo1, 2.
El timo representa el sitio principal de generación y maduración de
células que expresan el receptor T de tipo a-b 3. En los humanos, el
timo involuciona con la edad: Aunque tiene su mayor peso relativo al
nacer, continúa creciendo y recién en la pubertad alcanza su máximo
desarrollo en términos absolutos4. A partir de este momento el timo
involuciona progresivamente. En el adulto es reemplazado por tejido
adiposo que contiene islotes residuales linfo-epiteliales
potencialmente funcionales5, los cuales conservan alguna capacidad
potencial de regeneración inmunológica6.
En la serie presentada hallamos una correlación de signo negativo
estadísticamente significativa entre la edad y el porcentaje de
recuperación de linfocitos CD4+ con respecto a los valores basales,
lo que parecería corresponderse bien con la involución progresiva
del timo. Sobre la base de estos hallazgos, concluimos que la edad es
un factor que afecta el grado de recuperación de las células CD4+ en
infectados por el HIV sometidos a TAE. Resultados similares han sido
comunicados en pacientes seronegativos que recibieron quimioterapia
intensiva y exhibieron una relación inversa entre la edad y la
recuperación de los linfocitos CD4+6.
Dirección electrónica. amontero@sede.unr.edu.ar
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Al 1º mes de tratamiento r = - 0.517; p = 0.048
Al 6° mes de tratamiento r = - 0.531; p = 0.009
Fig. 1.– Correlación entre edad y variación porcentual de de CD4+
con respecto a valores basales.
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