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LEISHMANIOSIS VISCERAL
Presencia de Lutzomyia
longipalpis y situación de la
Leishmaniosis visceral en Argentina
Oscar
D. Salomón1* , Sergio Sosa Estani1, Gustavo C. Rossi2, Gustavo R.
Spinelli3
1 Centro Nacional de
Diagnóstico e Investigación en Endemo-Epidemias (CeNDIE),
Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Dr.
Carlos G. Malbrán (ANLIS), Ministerio de Salud; 2 Centro de Estudios
Parasitológios de Vectores (CEPAVE), Facultad de Ciencias Naturales y
Museo, Universidad Nacional de La Plata - CONICET; 3 Departamento
Científico de Entomología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
Universidad Nacional de La Plata
* Miembro de la Carrera del
Investigador del CONICET (Consejo Nacional de Investigación
Científica y Técnica)
Resumen
Lutzomyia
longipalpis, el vector de Leishmania (L.) chagasi, agente de la
leishmaniosis visceral, es descripto por segunda vez, luego de 50
años, en la provincia de Misiones, Argentina. Se revisa la literatura
de los 16 casos de leishmaniosis visceral registrados en el país en
las provincias de Salta, Jujuy, Santiago del Estero y Chaco. Dos
hipótesis son evaluadas frente a los datos clínicos y resultados
entomo-epidemiológicos: a) la leishmaniosis visceral en Argentina es
producida por visceralización de L. (V.) braziliensis o sus
variantes, b) L. (L.) chagasi se mantiene en focos enzooticos con
contacto humano excepcional. Se realizan recomendaciones de
procedimientos a partir de la aparición de un nuevo caso clínico,
con el objeto de decidir entre ambas hipótesis, lo que permitirá
adecuar la conducta diagnóstica y terapéutica, y determinar el
riesgo de brotes en el futuro inmediato, así como las medidas de
mitigación más apropiadas.
Palabras clave: Leishmania chagasi, Lutzomyia
longipalpis, leishmaniosis visceral
Abstract
Lutzomyia
longipalpis and visceral leishmaniasis reported in Argentina.
Lutzomyia longipalpis is reported for the second time after 50 years
in Misiones Province, Argentina. This insect is the vector of
Leishmania (L.) chagasi, visceral leishmaniasis’ parasite. The
literature concerning the 16 visceral leishmaniasis cases in the
country is reviewed. The cases were reported from Salta, Jujuy,
Santiago del Estero and Chaco Provinces. Based on the clinical and
entomo-epidemiological data two alternative hypotheses were evaluated:
a) visceral leishmaniasis in Argentina is due to the visceralization
of L. (V.) braziliensis or their variants, b) L. (L.) chagasi remains
in enzootic foci where the human contact is very unusual.
Recommendations concerning the management of new cases have been made
in order to confirm either one or both hypotheses. In consequence, the
appropriate diagnosis and therapy could be arrived at according to the
parasite actual identity, and the risk of outbreaks and mitigation
measures could be estimated.
Key words: Leishmania chagasi, Lutzomyia longipalpis,
visceral leishmaniasis
Dirección postal: Dr. Oscar D. Salomón, CeNDIE, Av Paseo
Colón 568, 1063 Buenos Aires, Argentina. Fax: (54-11) 4331-2536
e-mail: danielsalomon@hotmail.com
Recibido: 18-X-2000 Aceptado: 6-XII-2000
Con la denominación de leishmaniosis se comprende a un conjunto de
manifestaciones clínicas, producidas por diferentes especies de
parásitos tripanosomatídeos del género Leishmania. Las tres
presentaciones clínicas son la visceral, la cutánea y la
mucocutánea. Se estima que en el mundo hay 12 millones de infectados
y 350 millones de personas con riesgo de contraer la infección1.
Estos parásitos son transmitidos por la picadura de la hembra de un
pequeño díptero nematócero de la subfamilia Phlebotominae
(Psychodidae) que, en la región neotro-pical, pertenece al género
Lutzomyia Franca.
En la Argentina, la leishmaniosis mucocutánea es endemo-epidémica en
nueve provincias, donde se han citado 19 especies de Phlebotominae, 16
de Lutzomyia y 3 de Brumptomyia2, 3. La expresión clínica visceral,
por el contrario, presenta en el país registros individuales,
dispersos en el tiempo y el espacio. El primer caso se describió en
19244, y dos años más tarde se publicaron dos casos autócotonos de
la provincia de Salta5. Desde entonces se describieron un total de 15
casos, pero es fundamentalmente a partir de estas citas tempranas que
la Argentina queda incorporada, en el conocimiento general, como área
endémica de leishmaniosis visceral6,7. Así, en la literatura
internacional de referencia sobre leishmaniosis se asume que en la
Argentina existen focos endémicos o esporádicos de leishmaniosis
visceral zoonótica, probablemente debido a Leishmania (Leishmania)
chagasi, transmitido por Lu. longipalpis (Lutz & Neiva, 1912), con
el perro como reservorio1. En el mismo documento se encuentra un mapa
de distribución, reproducido en numerosas publicaciones, que
involucra a las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa y Chaco.
Sin embargo, hasta el momento, L. (Viannia) braziliensis es la única
especie caracterizada para Argentina8-11, y la única captura de Lu.
longipalpis en el país, una hembra, ocurrió en 1951, en la localidad
de Candelaria, provincia de Misiones12.
En este trabajo se presenta el segundo hallazgo de Lu. longipalpis en
la Argentina, cincuenta años después, al tiempo que se revisa, en
función de los conocimientos actuales, la bibliografía existente
sobre los casos de leishmaniosis visceral. Se pretende así determinar
la situación de esta enfermedad en el país, a fin de poder
establecer pautas de vigilancia adecuadas.
Materiales y métodos
Captura de Phlebotominae. Minitrampa de luz CDC estándar1-3- Las
colectas de Phlebotominae se realizaron con dos mini trampas en
paralelo por sitio, ambas con CO2 (500ml/h), una seca y otra con
alcohol 70%, colocadas a 1.5 m del suelo. Las capturas se
instrumentaron una vez por mes, por 24 hs, desde setiembre de 1993
hasta setiembre de 2000. Las estaciones de trampeo se localizaron en
la Provincia de Misiones: Montecarlo, Corpus, Candelaria, Posadas
(Zaiman, Mártires, Itaembe), Provincia de Corrientes: Santa Tecla,
Rincón Santa María, Ituzaingó, Villa Olivari e Ita-Ibaté.
Resultados
De 9253 ejemplares de Lutzomyia capturados y determinados se
identificaron tres ejemplares macho de Lu. longipalpis, dos colectados
el 5 de abril de 2000, y dos el 6 de setiembre del 2000, los cuatro en
la trampa de luz situada en Puerto Maní, Corpus, Misiones. Por otra
parte, Lu. longipalpis no estuvo representada en los más de 80 000
Phlebotominae capturados con trampa Shannon modificada en las
provincias de Salta, Misiones, Tucumán y Formosa desde 198813.
Las características asociadas a los casos registrados de
leishmaniosis presuntamente visceral, todos con clínica compatible,
se resumen en la Tabla 1.
Discusión
Se describe por segunda vez en la literatura de nuestro país la
presencia de Lutzomyia longipalpis, el vector típico de L. (L.)
chagasi, agente de la leishmaniosis visceral del complejo donovani.
Ambas capturas se registran en la misma área de la provincia de
Misiones, no habiéndose citado su presencia en las capturas
realizadas en otras provincias. Se revisan a su vez los 16 casos
registrados de leishmaniosis visceral en la República Argentina
(Tabla 1), dos de los cuales son presumiblemente importados,
proveniendo los autóctonos de las provincias de Salta, Jujuy,
Santiago del Estero y Chaco. La escasez de registros de Lu.
longipalpis en el país sumado al análisis de los casos clínicos
permiten postular diferentes hipótesis: 1) Los casos de leishmaniosis
visceral registrados en la Argentina serían producidos por
visceralización de leishmaniosis cutáneas. 2) La leishmaniosis
visceral en Argentina, producida por Leishmania (L.) chagasi, se
mantiene en focos enzoóticos siendo el contacto con humanos
esporádico y excepcional. 3) Algunos casos de leishmaniosis visceral
en Argentina se deben a la hipótesis 1 y otros a la hipótesis 2.
La hipótesis de una visceralización de una leishmaniosis cutánea se
fundamenta en: 1) Presencia focalizada de Lu. longipalpis, vector de
L. (L.) chagasi, exclusivamente en Misiones2,12,14-16. 2)
Distribución de casos de leishmaniosis visceral aislados, en cinco
provincias de conocida endemicidad para leishmaniosis tegumentaria,
entre las que no se encuentra Misiones. 3) De los 13 casos autóctonos
descriptos 4 presentan leishmaniosis tegumentaria activa o cicatrizal;
los 9 restantes, a excepción del descripto por Wilde et al.17, no
presentan en la historia clínica publicada una inspección exhaustiva
de piel, ni anamnesis relativa a úlceras con tiempo largo de
resolución. 4) No existe registro de perros con leishmaniosis
visceral sintomática autóctonos, ni los veterinarios interrogados,
de las áreas involucradas, recuerdan perros con cuadros clínicos
compatibles.
A fin de analizar los puntos arriba mencionados se debe tener en
cuenta la relativización del dogma que asociaba una especie de
Leishmania con una forma clínica. Leishmania (L.) chagasi transmitida
por Lu. longipalpis genera leishmaniosis cutánea denominada atípica
en Honduras y Nicaragua18,19. En estos casos el genotipo de los
parásitos aislados de formas cutáneas y viscerales fue virtualmente
idéntico20. Por otra parte es conocida la visceralización de L. (V.)
braziliensis o cepas viscerotrópicas próximas a esta en casos de
pacientes inmunocomprometidos21-23; aunque también se han encontrado
co-infecciones de L. (V.) braziliensis y L. (L.) chagasi en áreas de
alta co-endemicidad24. En animales la metástasis visceral secundaria
a partir de una lesión cutánea primaria debida a L. (V.)
braziliensis se observó en el módelo hamster (Mesocricetus auratus),
postulándose que amastigotes viscerales serían los responsables de
las metástasis mucocutáneas11,25. En perros, susceptibles a ambos
parásitos, se aisló de un ejemplar de Rio de Janeiro, Brasil, con
leishmaniosis visceral sin manifestaciones cutáneas un parásito
caracterizado como L. (V.) braziliensis26, de la misma manera que
parásitos pertenecientes a Leishmania (V.) sp. fueron identificados,
mediante PCR, en sangre y médula ósea de perros de una zona de
Perú, donde L. (V.) braziliensis y L.(V.) peruviana son
coendémicas27.
En relación a los 13 casos registrados en Argentina se destaca la
presencia, en algunos de ellos, de antecedentes como malaria crónica
o infección severa por Ancylostoma duodenale que pueden comprometer
el estado inmunitario del paciente. De la misma manera los caracteres
etno-culturales de los casos, o la fecha y lugar de aparición de
síntomas pueden asociarse a un estado nutricional basal inapropiado.
Las historias clínicas publicadas no son exhaustivas en cuanto a
inspección de piel en la búsqueda de cicatrices sospechosas, pero
dado que en zonas endémicas la relación de infección
asintomática:sintomática puede llegar a 1:128 tampoco la
primoinfección cutánea sería imprescindible para suponer una
visceralización, como tampoco lo es para la expresión mucosa. En
cuanto al diagnóstico, el método óptico, que discrimina “corpúsculos
de Leishman-Donovan” 5, en un área sin alta co-endemicidad de las
dos especies de parásitos, no es específico ni se expresa la
especificidad de la prueba en el único caso de diagnóstico
serológico29. Así, en casos con ambas formas clínicas coexistentes,
Borzone30 encuentra “morfológica-mente similares” a los
parásitos obtenidos de la punción esplénica, del ganglio axilar y
de la lesión cutánea “exhuberante”, Fonso Gandolfo & Ink31
proponen la primoinfección cutánea, adjudicándola a L. donovani, y
Mazza32 expresa que puede tratarse de “coexistencia o (...)
localización visceral de la leishmaniosis cutánea”.
La segunda hipótesis propuesta se refiere a que la casuística de
leishmaniosis visceral en Argentina es producida por L. (L.) chagasi,
mantenida en focos enzoóticos. Esta alternativa se podría
fundamentar en: 1) Búsqueda no exhaustiva de Lu. longipalpis o
existencia de otras especies de vectores. 2) Antecedentes de focos de
leishmaniosis visceral en el mundo con casos esporádicos y/o
subregistro de casos. 3) Clínica y laboratorio consistente con
leishmaniosis visceral producida por L. (L.) chagasi. 4) Cierta
tendencia a la concentración de casos en años y provincias. En
relación a los vectores, llama la atención la única cita de Lu.
longipalpis en Argentina hasta los años ’50 y la única cita
posterior, que se presenta en este trabajo, entre más de 89000
Phlebotominae colectados en ambientes ecológicamente similares a
donde ocurren los casos de leishmaniosis con expresión clínica
visceral, y en sitios donde históricamente han ocurrido casos. Sin
embargo, no se puede descartar una distribución más amplia, no
registrada de esta especie, si su densidad fuese muy microfocal o
dispersa. Del Ponte33 propone la presencia de Lu. longipalpis también
en la provincia de Formosa, suposición que compartimos dada su
existencia en el Paraguay, pero aún se requiere confirmación. Sobre
la posibilidad de vectores alternativos Lu. evansi ha sido incriminada
como vector de L. (L.) chagasi en Colombia y Venezuela34-38, pero esta
especie de Phlebotominae partenece al grupo verrucarum. En el Brasil
este rol ha sido confirmado para Lu. cruzi39 perteneciente a la serie
longipalpis. Ninguna de las dos especies está representada en la
Argentina.
Ante lo expuesto se destaca que la única forma de resolver con
certeza entre las hipótesis alternativas es, ante la aparición de un
nuevo caso de leishmaniosis visceral, el aislamiento inmediato y
caracterización molecular del parásito por técnicas
estandarizadas1. Contribuiría a esta definición la revisación
exhaustiva de piel y mucosas en busca de cicatrices sospechosas, la
anamnesis sobre úlceras que tardaron en cerrar y sobre la permanencia
del caso en sitios y fechas de comprobada transmisión activa de
leishmaniosis mucocutánea, así como la intradermoreacción de
Montenegro sensible para las especies de patología tegumentaria pero
no para las viscerotrópicas típicas. Es necesario también realizar
el estudio de foco que incluya la búsqueda de los posibles
reservorios y vectores involucrados.
En conclusión existen argumentos clínicos (cicatrices) y
entomo-epidemiológicos para proponer que la leishmaniosis visceral en
Argentina sería debida a visceralización de L. (V.) braziliensis o
sus variantes, y existen otros argumentos fundamentalmente clínicos
para suponer que esta es debida a L. (L.) chagasi. Identificar hoy el
agente etiológico de la leishmaniosis visceral en Argentina mediante
técnicas adecuadas, delimitar los focos y la distribución de los
vectores no es un mero ejercicio de curiosidad parasitológica, ni un
conocimiento válido sólo para la adecuación de la conducta
diagnóstica y terapéutica, sino que es también una necesidad de
salud pública. La leishmaniosis visceral debida a L. (L.) chagasi ha
registrado, en la última década, importantes brotes epidémicos y
ampliación de distribución hacia el sur en áreas
periurbanas/urbanas de Brasil. En Paraguay, en 1998, ocurrió un brote
de leishmaniosis visceral, fundamentalmente canina, con un caso
humano, en Asunción46. Sólo conociendo el área de transmisión
potencial de L. (L.) chagasi en Argentina se podrá determinar el
riesgo real de brotes epidémicos en el país en el futuro inmediato,
alertar al sistema asistencial y de atención primaria para una
vigilancia activa en las zonas de riesgo concreto, y desarrollar las
medidas más apropiadas preventivas o de mitigación.
Agradecimientos: El trabajo de muestreo e identificación de
vectores fue parcialmente financiado por la Entidad Binacional
Yacyretá en virtud del convenio EBY-UNLP, Fac. Cs. Nat. y Museo,
Departamento Científico de Entomología.
Se agradece la colaboración técnica de la Cátedra de Ecología de
la Universidad Nacional de Misiones para realizar las capturas.
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LT : Leishmaniosis tegumentaria. SD: sin datos. a Año de aparición
de síntomas. b Todos con diagnóstico clínico. c Diagnóstico
parasitológico por observación de amastigotes en punción esplénica
y/o medula ósea esternal; c1 Punción negativa-necropsia hepática y
esplénica positiva.
d Diagnóstico por éxito terapéutico: d1 Tartrato emético, d2
Neo-estibosán R, d3 Solustibosan R, d4 Glucantime R. e
Hemaglutinación indirecta (1/128) e inmunofluorescencia (1/1024). f
La datos publicados, no exhaustivos, no permiten descartar
antecedentes de leishmaniosis tegumentaria por cicatriz sospechosa y/o
anamnesis.
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