8° CONGRESO INTERNACIONAL DE MEDICINA INTERNA
del Hospital de Clínicas
Buenos Aires, 28-31 agosto 2000
SISTEMATICA DE ESTUDIO Y TRATAMIENTO EN
PATOLOGÍAS PREVALENTES
INFECCION POR HIV
Coordinadora: ELIZABETH BOGDANOWICZ
La infección causada por Virus de Inmunodeficiencia Humana sigue
siendo un problema creciente en nuestro medio . Cifras publicadas
por el Programa Nacional de Lucha contra los Retrovirus del Humano,
SIDA y ETS en diciembre de 1999 señalan que el número total de
enfermos en nuestro país es de 16.259, esto hace suponer que el
número de infectados ronde las 200.000 personas . Si bien esta
problemática se concentra fundamentalmente en la Capital Federal y
el Gran Bs.As. , no existe provincia que no haya notificado casos.
Desde el comienzo de la atención de pacientes HIV reactivos en el
Hospital , la División Infectología ha realizado más de 5.500
primeras consultas. A lo largo del tiempo transcurrido hemos
asistido a los cambios en el perfil epidemiológico de la epidemia
(aumento de infección en heterosexuales con importante
participación de la población femenina en la marcha de la
epidemia), cambios de la tendencia evolutiva de la enfermedad con la
aparición de tratamientos combinados (HAART) con gran capacidad de
suprimir la replicación viral , aparición de nuevas problemáticas
relacionadas con las toxicidades de las nuevas drogas
antirretrovirales (lipodistrofia , dislipemias, diabetes, etc.).
Es nuestro interés compartir con los médicos clínicos la
experiencia acumulada y señalar qué algoritmos de manejo seguimos
para llevar adelante la consulta inicial, cómo diagnosticamos y
tratamos los eventos relacionados con infecciones oportunistas,
cuáles son nuestras conductas terapéuticas actuales y que
sistemática de estudio seguimos frente al paciente con desarrollo
de síndrome febril.
Primoinfección por
HIV. Evaluación del paciente HIV reactivo.
Omar Marín
La historia natural de la infección por HIV-1 puede ser dividida
en varias etapas. El rango y severidad de los síntomas de la
infección aguda por HIV-1 varía considerablemente, evidenciándose
un síndrome viral símil-mononucleosis entre un 40 a 90% de los
casos1. Este evento clínico se acompaña de una viremia transitoria
e intensa con una media de >106 copias genómicas de RNA viral/ml
de plasma. Dicha viremia probablemente implique una diseminación
efectiva del virus de célula a célula y la siembra de múltiples
nódulos linfáticos, esto es un preludio de la linfadenopatia
generalizada comúnmente vista en esta infección. Hasta un 1% de
los linfocitos TCD4 de sangre periférica se infectan durante este
síndrome agudo. La comparación entre casos de infección
sintomática vs. asintomática no demostró diferencias
significativas en los niveles plasmáticos de RNA viral y recuentos
de CD4 en el momento de la seroconversión, aunque el subsecuente
mantenimiento de niveles plasmáticos bajos de RNA se vio más
frecuentemente luego de la infección primaria asintomática en
comparación con la sintomática2.
Este síndrome a menudo no es diagnosticado apropiadamente, dado el
bajo índice de sospecha y la ausencia de anticuerpos específicos
anti HIV-1detectables durante la fase inicial de infección.
Por otra parte, se sabe que un diagnóstico precoz es
particularmente importante porque una terapia antirretroviral
temprana restaura las respuestas inmunes celulares específicas
contra el virus útiles en el control de la viremia, restringe el
daño al sistema inmune, evita la diseminación viral, protege a las
células presentadoras de antígeno y reduce la probabilidad de
progresión a enfermedad.
A continuación presentaremos la experiencia de la División
Infectología en cuanto a la valoración del paciente HIV reactivo y
las características clínicas de la primoinfección.
Características poblacionales
La mayor parte de la población analizada ingresó a nuestro
centro para seguimiento luego de haberse confirmado el diagnóstico
de infección, esto representó el 90.9% de las primeras consultas.
Del total restante la infección asintomática fue diagnosticada en
un 5.85%, mientras que la enfermedad marcadora fue la forma de
presentación en el 3.19%.
El tiempo medio transcurrido entre el diagnóstico de HIV y la
primera consulta fue de 1,2 años (rango 0-10 años). El tiempo
medio de seguimiento fue de 46.43 meses (rango: 0-156). La edad
media en la primera consulta fue 33.9 años (rango: 16-65). La edad
media al diagnóstico de infección fue de 32.8 años (rango:
16-55), mientras que la edad media al diagnóstico de SIDA fue de
36,5 años (rango: 23-65). No hubo diferencias significativas entre
ambos sexos con respecto a la edad media al diagnóstico de
infección y al de SIDA, si bien las mujeres consultaron por primera
vez a edad más temprana (32.7 años vs. 34.1 años).
Con respecto a los factores de riesgo para la infección, se
observó la transmisión homosexual en el 40.42% de los casos,
bisexual en 4.25%, heterosexual en 38.3%, DEV en 16.5% y por vía
transfusional en 1 caso (0.53%).
Del total de la población analizada tuvieron diagnóstico de SIDA
el 46.28% (definido por recuento de CD4<200 cel/ml en el 60.92% y
por enfermedades oportunistas en el 39.08%), el cual fue hecho al
ingreso en el 66,6 % y en el 33.4% durante el seguimiento.
Se pudo detectar la primoinfección sintomática en tan sólo 4.79%
de nuestra población, el cual se presentó con poliadenopatias en
el 77.7%, fiebre y odinofagia en el 66.6%, rash mucocutaneo en el
33.3% y cefaleas en el 11.1%. Ningún paciente tuvo manifestaciones
neuro-lógicas. La identificación de primoinfección fue recabada
del interrogatorio en el 77.7%, por la clínica en el 11.1% y por
seroconversión en el 22.2%.
Al inicio de la consulta la mayor parte de los pacientes analizados
tuvieron recuentos de CD4 entre 200 y 499 cél/ml (37.43%), seguidos
por CD4 > 500 cél/ml (33.3%), entre 100 y 199 cél/ml (14.62%),
< 100 cél/ml (7.6%) y menores a 50 cél/ml (7.02%).
Del análisis de los resultados de carga viral se desprende que el
35.64% presentaron niveles elevados. La frecuencia relativa de la
carga viral se observa en la Tabla 1.
De la cohorte analizada se rescató una historia previa de
enfermedades de transmisión sexual (ETS) en el 40,43% de los
pacientes, observándose 104 episodios en 76 pacientes, lo que
representa 1.42 eventos por paciente con ETS (0.5 ETS por paciente
del total). La frecuencia fue: sífilis: 38.16%; gonorrea: 35.53%;
HPV: 31.58%; Herpes genital: 28.95%; uretritis: 2.63%. Con respecto
a los análisis serológicos solicitados durante el seguimiento la
distribución en la cohorte de pacientes estudiados fue la
siguiente: HBsAg+: 6.63%; HBcAc: 38.7%; Ac anti HCV: 21.57%; Ac anti
HAV: 50%; VDRL: 19.04 %; Ig G anti Toxoplasma: 60.15%; Ig G anti
CMV: 87%; Ig G anti Chagas: 5.65 %; PPD+: 8.65%.
Cabe destacar que la mayor parte de los pacientes en seguimiento en
la División Infectología consultaron con el diagnóstico de
infección por HIV confirmado por otro médico no especialista y con
infección avanzada desde el punto de vista clínico, virológico e
inmunológico (por enfermedad oportunista, bajos niveles de CD4 y
niveles elevados de carga viral).
El bajo porcentaje de identificación de la primoinfección puede
representar la escasa sospecha diagnóstica por parte de médicos no
especialistas frente a un síndrome símil-mononucleosis. Esta
situación sumada al retraso en la consulta de los pacientes HIV
reactivos asintomáticos puede explicar el alto porcentaje de
primeras consultas con infección avanzada.
La alta incidencia de ETS y hepatitis B y C en la población
estudiada enfatiza la importancia de descartar la infección por HIV
concomitante en los pacientes que consultan por estas patologías, y
así poder detectar más tempranamente la infección asintomática y
recalcar las medidas de prevención en esa población de riesgo. La
tendencia observada entre nuestros pacientes se homologa a la
experimentada a nivel mundial, con una equiparación en la relación
entre hombres y mujeres infectados a expensas del crecimiento de
infección en el sector femenino con el subsecuente incremento de la
infección perinatal y el incremento en la transmisión
heterosexual. Si bien para ambos grupos existe un retraso en la
consulta luego del diagnóstico de infección, no observamos un
retraso en la consulta inicial de la mujer respecto del hombre
contrariamente a lo referido por otros autores.
Bibliografía
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3. Kahn, J O.; Walker, B. D.; Acute Human Immunodeficiency Virus
type 1 Infection. NEJM 1998; 339: 33-9.
Las infecciones
oportunistas en pacientes HIV reactivos. Era HAART
Mónica Foccoli
La supresión de la replicación viral del HIV y la elevación de
los CD4 observados con los regímenes que combinan inhibidores de
proteasas (IP), conocidos como HAART ((hightly active antiretroviral
treatment), puede conducir a los pacientes con Sida a la
recuperación del sistema inmune y por consiguiente a una menor
morbimortalidad. Se han evidenciado cambios en lo que respecta a la
incidencia de infecciones oportunistas (IO) y a la forma de
presentación. Inclusive se están cambiando las normas de
profilaxis en relación a las mismas.
También se ha observado que el efecto a nivel del sistema inmune
tarda entre 2 y hasta 6 meses para ser efectivo, tiempo en que las
profilaxis juegan un rol fundamental en los pacientes en riesgo de
padecer IO.
Un análisis efectuado a un total de 188 pacientes Hiv reactivos,
seguidos actualmente en el Servicio de Infectología del Hospital de
Clínicas muestra el comportamiento de las IO.
1. Neumonía por Pneumocistys carinii: (PCP). 21 eventos (11.2%)
En el 81% el diagnóstico fue presuntivo (presentación clínica
y respuesta al tratamiento). El 19% se confirmó por anticuerpos
monoclonales en esputo, Bal o biopsia pulmonar. El 24% cursó
afebril. El 57 % debió ser internado.
El 100% cursó con CD4 <200, y con carga viral > 10000
copias/ml.
El 72% se hallaba sin tratamiento antiretroviral (ARV) en el momento
de la infección y fue su forma de presentación del HIV. Cuatro
pacientes recibían 1 o 2 drogas ARV. El único paciente con IP
llevaba 2 meses desde su indicación.
Todos tuvieron buena evolución.
En la era previa al uso del Haart encontramos un 3.8% de casos de
PCP intraprofilaxis, los cuales estaban asociados a la progresión
clínica de la enfermedad y al deterioro inmunológico.
2. Esofagitis por cándida: 15 eventos (7.9%)
El diagnóstico fue presuntivo en todos los eventos. En un caso
se asoció con CMV y otro con herpes virus, ambos diagnosticados por
efecto citopático en las biopsias.
De los que tenían carga viral realizada: 86% era > 10.000.
El 50% requirió internación. Un 20 % estaba sin tratamiento, 40%
con 1 ó 2 drogas y 40% con IP. Todos curaron.
3. Tuberculosis: (TBC) 14 eventos (7.4%)
La localización fue pulmonar en 42.8%, ganglionar 28.5%.El
diagnóstico fue clínico en 28.6 %, el esputo y el Bal fueron
útiles en 14,2% y la biopsia 42.8%. Cursaron afebril todos los
pacientes. El 66% tenía CD4 <200. El 43% estaba sin tratamiento
ARV, 28.6% con IP. Curaron 11 pacientes y el resto mejoró.
4. Retinitis por Citomegalovirus: (CMV) 14 eventos (7.4%)
En el 57.2% la causa de consulta al Servicio de Oftalmología fue
pérdida de la agudeza visual, en el resto fue por control
asintomático. El conteo de CD4 <50 se observó en el 85.7% de
los episodios. Dentro del 78.6% de los pacientes que estaban con
tratamiento ARV 3 tenían IP, con un promedio de 4 meses desde su
indicación. La recaída se evidenció en 35.7%, todos
intraprofilaxis con Ganciclovir oral. La mortalidad fue de 57.2%, la
mitad durante el tratamiento con Ganciclovir IV. Dos de los
pacientes han suspendido en la actualidad su profilaxis secundaria
(según normas), dada su buena evolución de CD4 y carga viral, no
objetivándose recaída en los controles periódicos
oftalmológicos.
Cabe destacar que el último de los eventos se registró en el año
1997.
5. Infección por Mycobacterium avium Complex: (MAC) 10 eventos
(5.3%).
El diagnóstico fue hecho por desarrollo de Mac en biopsia,
coprocultivo y hemocultivos en un caso. El 100% cursó con CD4
<200, y el 70% con CD4 <50. Sólo un paciente estaba sin
tratamiento, 3 con IP
Un paciente falleció.
6. Sarcoma de Kaposi: 9 eventos (4.8%)
La localización cutánea fue la más frecuente (88.9%). En 6
pacientes se realizó biopsia para confirmar el diagnóstico. El 22%
se hallaba con tratamiento ARV que incluía IP. Un recuento de CD4
<200 se evidenció en el 66.6% de los casos. Los valores de carga
viral eran > 30.000 copias/ml.
La mortalidad fue del 33%.
7. Infección por criptococo: 6 eventos (3.2%).
La localización fue en sistema nervioso central en 4 y las 2
restantes en pulmón. El diagnóstico se realizó por análisis del
LCR: directo, tinta china, cultivo, antígeno (ag) específico y
antigenemia. En las localizaciones pulmonares se analizó la biopsia
y la antigenemia. Todos los pacientes requirieron internación.
En el 83.3% se observó caída de CD4 <200. El 50% se hallaba en
tratamiento con IP, un paciente sin tratamiento (ARV).
Un paciente presentó recaída mientras que el resto tuvieron buena
evolución.
8. Encefalitis toxoplásmica: 2 eventos (1.1%).
Ambos con diagnóstico presuntivo por TAC y repuesta al
tratamiento.
Ambos tenían CD4 <200 y estaban sin tratamiento ARV. Los 2
mejoraron.
Nuestros datos coinciden con la literatura en relación a la
menor frecuencia, mejor evolución de las enfermedades oportunistas
del HIV, así como la posibilidad de suspensión de determinadas
profilaxis. Surgen nuevos inconvenientes como las interacciones
medicamentosas, especialmente con drogas antituberculosas, y ( de
acuerdo a algunos autores) se prolongaría el tiempo de respuesta al
tratamiento del sarcoma de Kaposi.
No obstante todo indica que la terapia con HAART es prometedora, la
pregunta es: hasta cuándo?
Bibliografía
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Withdrawal of Mycobacterium avium complex suppressive therapy in
HIV-1-infected patients on highly active antiretroviral therapy
[letter]. AIDS 1999;13: 147-8.
El paciente con
infección por retrovirus humano y síndrome febril
Elizabeth Bogdanowicz
La eventualidad de aparición de fiebre en los pacientes con
infección por HIV es una problemática habitual y en muchas
oportunidades difícil de manejar .
Por otra parte, la multicausalidad de la fiebre en estas situaciones
hace muy difícil reconocer y distinguir los cuadros de infecciones
oportunistas, de los casos de fiebre de origen desconocido, fiebre
por drogas o simplemente aquella relacionada con la actividad viral
.
Algoritmo de manejo de fiebre de origen desconocido en el paciente
HIV reactivo: (ver Cuadro 1).
PRINCIPALES DROGAS CAUSANTES DE FIEBRE
l Sulfas
l Dapsona
l Anfotericina B
l Penicilinas
l Barbitúricos
l Carbamazepina
l Pentamidina
l Clindamicina
l Cefalosporinas
l Isoniacida
l Rifampicina
l PAS
l Nevirapina
En nuestra casuística surgida de la revisión de los pacientes
seguidos actualmente se han evaluado:
l Episodios de infecciones oportunistas, relacionadas y eventos
comunes: 588
l Episodios de infecciones oportunistas, relacionadas y eventos
comunes que cursaron con fiebre: 193
l Causa de fiebre durante los períodos más prolongados fue la
fiebre de origen desconocido, de la que se evaluaron 16
l episodios en los que el tiempo promedio de duración de la fiebre
fue de 248 días
FOD como parte FOD vinculada a la FOD sin especificar
del síndrome infección por HIV
Constitucional
8 3 5
l Principales oportunistas que cursaron con síndrome febril:
Infección Número de Tiempo promedio de
oportunista episodios duración de la fiebre
TBC 12 27.5 días
MAC 11 21.8 días
Histoplasmosis 4 37.5 días
Neumonía por
Pneumocystis cariniii 22 9 días
Sarcoma de Kaposi
con extensión visceral 2 40 días
l Principales infecciones relacionadas que cursaron con síndrome
febril
Infección Número de Tiempo promedio de
relacionada episodios duración de la fiebre
Neumonía bacteriana 19 10 días
l Principales eventos comunes que cursaron con síndrome febril
Evento Número de Tiempo promedio de
episodios duración de la fiebre
Sinusitis 22 3.4días
Flu síndrome 32 3.5 días
l Principales infecciones oportunistas que cursaron sin fiebre
Enfermedad oportunista Número de episodios
Esofagitis candidiásica 22
Sarcoma de Kaposi cutáneo 12
Toxoplasmosis 2
Cabe destacar que de los 37 episodios de diarrea evaluados, la
fiebre estuvo presente en aquellos casos en los que la misma
apareció en el contexto del síndrome constitucional .
El objetivo final de la presentación es fundamentar el algoritmo
propuesto sobre la base de la experiencia propia comentada.
Bibliografía
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2. Infectología y Microbilogía Clínica. SIDA: sistemáticas de
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3. More R, Chaisson R. Natural history of opportunistic disease in
an HIV clinical cohort. Ann Intern Med 1996; 124: 633-42.
El tratamiento de la
infección por HIV
María Beatriz Lasala
En los últimos años se ha asistido a reales avances en el
tratamiento de la infección por el Virus de la Inmuno-deficiencia
Humana. Sin embargo, la erradicación del virus es un objetivo no
logrado y las nuevas drogas desarrolladas generan nuevos
instrumentos terapéuticos asociados a una gran incertidumbre sobre
la duración de los efectos beneficiosos y sobre la magnitud de los
efectos secundarios que el uso prolongado puede acarrear.
Preocupaciones no menores, en relación con la terapia
antirretroviral, son los elevados costos y la necesidad de proveer
la medicación adecuada a la totalidad de los enfermos.
Las guías de tratamiento de los pacientes han sufrido un continuo
cambio generado por la disponibilidad de nuevas drogas y por el
mejor conocimiento de la estructura y de la dinámica viral, de los
factores que regulan el ingreso del virus a las células blanco, de
la respuesta inmune específica frente al HIV, de la existencia de
células CD4 de lenta replicación con infección latente y de los
factores genéticos que interviene en la resistencia a la infección
y al desarrollo de la enfermedad. No menor influencia sobre los
tratamientos ha tenido la creciente resistencia primaria y
secundaria del virus a los diferentes grupos de drogas, la
aparición de efectos adversos no sospechados y la jerarquización
de la adherencia al tratamiento como un factor decisivo para su
éxito.
Se podría señalar que los nuevos tratamientos- antirretrovirales,
vacunas, inmunoreguladores- intentan alcanzar como objetivos
fundamentales la máxima supresión de la replicación viral, la
máxima reconstitución del sistema inmune, con la mayor adherencia
y con la menor generación de resistencia, de efectos adversos y de
interacciones medicamentosas.
En la actualidad existen los siguientes grupos de drogas destinados
al tratamiento de la infección por HIV en nuestro país: los
inhibidores nucleósidos (INTR) y no nucleósidos de la
transcriptasa reversa (INNTR), los inhibidores de proteasas (IP) y
la hidroxiurea (HU). Se debe señalar que a las toxicidades
conocidas de los INTR se agregan las interacciones medicamentosas
que condicionan los INNTR y, en mayor grado, los IP. Asimismo, otro
problema fundamental lo constituyen las alteraciones metabólicas,
las lipodistrofias y la osteopenia que fueron descriptas con algunos
IP, pero que tiene un carácter multifactorial, en el que participan
otros grupos de drogas y factores de riesgo dependientes de la
infección.
Hoy no se discute que el tratamiento debe ser combinado y que debe
asociar, por lo menos, tres drogas, con conocimiento cierto de las
incompatibilidades. Sin embargo, persiste la controversia en
relación con: los esquemas iniciales y cuándo deben ser indicados,
el reemplazo de drogas en calidad y cantidad, el monitoreo del
tratamiento, la definición del fallo terapéutico y el estudio de
la resistencia a los antirretrovirales, la mejor metodología y la
interpretación adecuada.
Es indudable que estas preguntas no contestadas desde la patogenia
de la infección así como las otras características mencionadas
son las responsables de la diversidad de esquemas terapéuticos
habitualmente utilizados.
La decisión en relación con el inicio de la terapéutica
antirretroviral combina la clínica del paciente, el recuento de
CD4, la carga viral y el juicio del enfermo. Existe acuerdo en que
el inicio del tratamiento está indicado en el paciente sintomático
y en el enfermo con CD4 menor de 350 cel / ml o carga viral superior
a 30.000 copias / ml. La modificación del tratamiento ya instituido
puede ser generada por fallo terapéutico (inadecuada supresión
viral, supresión subóptima, rebote viral, fallo virológico,
descenso de CD4, desarrollo de una enfermedad oportunista), por
toxicidad, por intolerancia que impide una adecuada adherencia, por
decisión del paciente, por nuevas recomendaciones. En estas
situaciones las modificaciones pueden ser hechas utilizando una
estrategia de cambio, una estrategia de intensificación o una
interrupción estructurada del tratamiento.
A continuación se describen las conductas terapéuticas adoptadas
sobre una cohorte de 188 pacientes, 123 hombres y 65 mujeres, con un
seguimiento promedio de 46,5 meses. De los 188 pac, 15 pac no
tenían indicación de tratamiento. A los 173 enfermos restantes, se
le efectuaron 431 tratamientos, con un promedio 2,5 tratamientos por
paciente ( mínimo1,máximo 10). Se utilizaron 74 tipos de esquemas
diferentes: con una droga, cuatro; con dos drogas, ocho; con dos
INTR más IP, 18; con dos INTR más ITRNN, nueve; con otras tres
drogas, ocho; con cuatro drogas, diez y seis; otros esquemas, nueve.
La indicación del tratamiento inicial fue hecha por la clínica en
208 pacientes, en 316 por CD4 y en 238 por la carga viral. La
adherencia fue mala 115 tratamientos. Los recuentos de CD4 iniciales
y las cargas virales se resumen en la siguiente tabla:
Los tratamientos más frecuentemente usados, en el comienzo,
fueron AZT, AZT ddI ,AZT-ddC y ddI y, en la actualidad, AZT- 3TC-
indinavir, d4T-3TC, indinavir, AZT-3TC-efavirenz, AZT-ddI-nevirapina
y d4T-3TC-nelfinavir.
Se observó falla de tratamiento por la clínica en 39 pac, por CD4
en134 y por carga en 119. Cuatro enfermos acordaron una
interrupción estructurada de la terapéutica y veinte suspendieron
algún esquema por su propia voluntad. Dieciséis pacientes
interrumpieron el tratamiento por otras causas. Presentaron algún
tipo de intolerancia 47 pacientes y se registraron toxicidades en 52
enfermos. Se cambio el tratamiento por toxicidad o intolerancia en
93 pacientes.
Los efectos tóxicos más frecuentes fueron: náuseas y vómitos: 22
pac; diarrea: 17 pac; anemia: 23 pac; leucopenia: 13 pac;
plaquetopenia: 4pac; aumento de la bilirrubina: 23 pac; aumento de
las enzimas hepáticas: 16 pac; aumento de la CPK: 16 pac; aumento
del colesterol 25 pac; aumento de los triglicéridos:23 pac;
pancreatitis: 7 pac; lipodistrofia: 16 pac; diabetes: 3 pac;
hiperuricemia:4 pac; cólico renal:16 pac; polineuritis: 18pac;
insomnio: 3 pac; pesadillas: 7pac; rash: 6 pac; otros: 18 pac.
En la actualidad, 16 pacientes presentan falla terapéutica y 55
tratamientos no son evaluables en relación con el último
tratamiento instituido.
Una cohorte de 10 pacientes que cumplían con los criterios de
inclusión ingresaron al estudio multicéntrico internacional
referido al uso de interleukina –2 , con resultados promisorios.
No están disponibles aún los estudios de resistencia viral
La experiencia terapéutica expuesta refleja la evolución del
conocimiento y las dificultades en el tratamiento.
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escalating doses of subcutaneous interleukin-2 plus antiretrovirals
alone in human Immunodeficiency Virus-Infected patients with CD4+
cell counts >/= 350/mm3. 7thConference on Retrovirus and
Opportunistic Infections.
TABLA 1.– Frecuencia relativa de la carga viral
Copias/ml <50 50-500 501-104 104 - 2X104 2X104 -3X104 3X104
-5X104 5X104 -105 105 -5X105 5X105-106
% 0.9 8.91 20.79 11.88 8.91 7.92 12.87 22.77 4.95
.CD4/mm3 <50 <100 100-199 200 -499 >500
.Nº de Pac 53 46 106 164 52
.Carga viral No detec. 50-500 501-10.000 10.001-20.000
20.001-30.000 30.001-100.000 100.001-1.000.000 >106
.Nº de Pac 5 24 76 43 28 61 55 5