MEDICINA - Volumen 60 - Nº 1, 2000
MEDICINA (Buenos Aires) 2000; 60: 146-148

       
     

       
   


Lecciones de anatomía

Juan Antonio Barcat
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.

Los cuadros que representan una lección de anatomía -como el que ilustra la tapa de este número de Medicina (Buenos Aires)- pertenecen al género de retratos de grupo, colectivos o de conjunto1. El género floreció en el siglo XVII en los prósperos y protestantes Países Bajos. Tal vez el más conocido sea “La lección de anatomía del Dr. Tulp”, óleo sobre tela que mide 169 por 216.5 cm pintado por Rembrandt en 1632; encargado por las personas retratadas, excepto el cadáver, estuvo expuesto en el salón de la corporación de cirujanos de Amsterdam hasta 1828 cuando el rey Guillermo I lo compró para el Maurithuis de La Haya. Menos conocido, tal vez más memorable, es “La lección de anatomía del Dr. Joan Deijman (o Deyman)”, de igual factura y, ahora, de 113 por 135 cm, originalmente de 245 por 300 cm, pintado por Rembrandt en 1656, expuesto en el teatro anatómico de Amsterdam, luego en el salón de la corporación de cirujanos, mutilado por un incendio en 1723, en poder de un coleccionista inglés parte del 1800, comprado por la ciudad de Amsterdam en 1882 y desde 1885 en el Rijksmuseum 2.
¿Qué expresan estos cuadros? ¿Quiénes los encargaban? ¿Para que se registraba este hecho un tanto macabro? ¿Porqué generación tras generación de estudiantes de anatomía posan para una fotografía detrás o alrededor de un cadáver colocado sobre una mesa de mármol? Trataremos de responder algunas de estas preguntas. La disección de cuerpos u órganos humanos con el deliberado propósito de conocerlos se inició, dicen los historiadores, con el pitagórico Alcmeón de Crotona (fl. 535 a. C.). Alcmeón disecó u operó un ojo. El fragmento, presocrático, se presta a ambas interpretaciones3. Otros eran los propósitos de caníbales, guerreros fanfarrones, embalsamadores egipcios o sacerdotes aztecas. Se hicieron disecciones en el Museo de Alejandría. Erasístrato (c. 280 a.C.) y Herófilo (c. 300 a.C.) trabajaron allí, la tradición declinó, los resultados de esta escuela nos llegaron a través de Galeno (131-201 d. C.) quien, si bien arregló gladiadores averiados, no disecó cuerpos humanos4. De allí hasta el 1300 hay un eclipse; romanos, judíos, cristianos y musulmanes se oponían a la disección de cadáveres humanos. Pero, a fines del 1200, en Bolonia, se realizaban autopsias con el propósito de establecer la causa de la muerte más que para estudiar anatomía. La interpretación de una bula del papa Bonifacio VIII hizo más difíciles las cosas; la bula De sepulturis, emitida en el 1300 no prohibía las disecciones sino la costumbre que tenían los cruzados de tratar los cuerpos de sus compañeros muertos en Tierra Santa: despedazarlos, conservar el corazón, hervir los restos para separar los huesos y transportar, corazón y huesos, de vuelta a casa; era el enterramiento more teutonico 5. Lo mismo hicieron los compañeros de Juan Lavalle en octubre de 1840, en Huacalera, Jujuy, para evitar que Oribe encuentre el cuerpo y le corte la cabeza para llevársela a Rosas. Mores criollos, diríamos.
La primera disección pública registrada, después del eclipse, fue en Bolonia alrededor de 1315 por Mondino de’ Luzzi (c. 1270-1326), autor del texto Anatomia mundini (c. 1316), copiado a mano hasta la primera versión impresa, de 1478, que tuvo no menos de cuarenta ediciones (6). La primera obra con ilustraciones tomadas del natural es el Comentario del texto de Mondino de Iacopo Berengario da Carpi, profesor en Bolonia de 1502 a 1522, impresa en Venecia en 1521 (7). Gradualmente se fueron permitiendo las disecciones en Montpellier (1377), Padua (1429), París (1478) –los parisinos sostienen que la primera se hizo en 1407- y, finalmente, el papa Sixto IV (período 1471-1484) permitió las disecciones si se conseguía el permiso de la Iglesia (4). A la autorización papal siguió la construcción de instalaciones permanentes, teatros anatómicos. Andrea Vesalio (1514-1554), profesor en Padua, trabajó en una instalación desmontable de madera (7-8). El grabado de Jan Stefan van Kalkar en la página del título de la primera edición de De Humanis Corporis Fabrica (1518) ubica a Vesalio disecando en un anfiteatro imaginado por el artista (Fig. 1)8. El primer teatro, o anfiteatro anatómico, parece haberse construido en Bolonia7. El de Padua se construyó antes que ningún otro, dicen los padovanos9. Eruditos de ocasión, aceptamos con firmeza ambas opiniones. El de Padua, es de 1594, se conserva hasta hoy y es llamado Il teatro anatomico di Fabrici (o Fabrizio) d’Acquapen-dente, (c. 1533-1619) (Fig. 2). Es el modelo de los construidos después, como el de Universidad de Upsala, de 166210 (Fig. 3). Los cadáveres eran pocos, uno o ninguno por año, de malhechores ejecutados, la disección era parte de la pena. Las disecciones se efectuaban en invierno, muchas veces coincidían con el carnaval, no había refrigeración ni fijadores para las piezas de gran volumen, las pequeñas se conservaban en aguardiente. La disección debía completarse rápidamente, se comenzaba, como indicaba Mondino, por el abdomen; concurrían médicos, estudiantes y legos. En Oxford para obtener el título de bachiller en medicina el estudiante debía asistir a dos disecciones, y a algunas más para el título de doctor. La dificultad en conseguir cuerpos y la necesidad de enseñar se combinaron, se recurrió al soborno de magistrados y verdugos y a la “resurrección” o robo de cadáveres. Cuando más fresco el cadáver más valioso era. ¿Porqué no recurrir al asesinato? Burke y Hare, proveedores del Dr. Knox, propietario de una escuela de anatomía en Edinburgo, asesinaron, pro anatomía, a 16 personas en 10 meses del año 1827. Hare prestó evidencia en contra de Burke y fue liberado en 1829. En 1829 Burke fue colgado, disecado públicamente, desollado y la piel vendida por tiras6. Mores británicos, diríamos. El escándalo hizo que se legislara sobre la materia en el Reino Unido en 18324. Las leyes son parecidas en todos los países, los hospitales públicos, hospicios, asilos, entregan los cadáveres no reclamados por familiares o amigos a las escuelas de medicina y muy pocas personas donan sus cuerpos. Cada vez son menos los cadáveres no reclamados y son más las escuelas de medicina.
Cuando Rembrandt pintó sus cuadros la burguesía demostraba un particular interés por la ciencia y tener un teatro anatómico en la ciudad era tan ventajoso como tener hoy un museo7. Estudiar la anatomía era hacer visible la perfección de la obra del Creador2. Cada ciudad grande de Holanda estaba autorizada a realizar una disección pública anual; se arreglaba para que la ejecución de un condenado fuera en el invierno. El disector era un cirujano nombrado por la ciudad praelector chirurgi et anatomie. En los teatros anatómicos se ubicaban de 200 a 500 espectadores, la disección se realizaba de noche, el teatro se iluminaba con velas perfumadas, a menudo había música de flautas, se cobraba la entrada y duraban de tres a cinco días. La entrada incluía el derecho a participar en un banquete en la corporación de cirujanos, que era seguido de una procesión con antorchas. Así, tan singular ocasión merecía ser perpetuada retratando a sus más conspicuos participantes, incluido el cadáver. Por esa época Holanda no tenía sociedades ni revistas científicas y los teatros anatómicos, cuando no había disecciones, eran sitios de reunión y discusión de científicos, aulas para clases y conferencias e incluían, usualmente, biblioteca, museo y hasta un jardín botánico11. El cuadro de José Alberto Marchi reproducido en la tapa dista más de 400 años de los de Rembrandt. Se continuaron pintando retratos de grupo con lecciones de anatomía u otros actos médicos como centro. Recordamos, al azar, la primera anestesia con éter de Robert Hinckey (1882), la operación en la Clínica del Dr. Gross de Thomas Eakins (1875), la lección de Charcot de Pierre André Brouillet (c.1887) y el cuadro con la primera transfusión sanguínea del Dr. Agote que se encontraba en el aula del Instituto Modelo de Clínica Médica en el fenecido Hospital Rawson.
Pero ¿porqué los estudiantes de anatomía prosiguen retratándose detrás o alrededor de un cadáver? Muchas veces es la única fotografía de conjunto que tenemos de toda la carrera y, años después, es el patrón con que juzgamos los efectos del tiempo sobre nuestros coetáneos y, ¡ay! sobre nosotros mismos.

 

Dirección postal: Juan Antonio Barcat. Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, Combatientes de Malvinas 3150, 1427 Buenos Aires, Argentina
FAX: (54-11) 4523-6619 E-mail: jabarcat@topmail.com.ar


Bibliografía

1. Gombrich EH. Historia del arte (versión española de Rafael Santos Torroela). Madrid:Alianza, 1982.p345-362.
2. Kitson M. Rembrandt. 3rd Ed. (1992). London:Phaidon, 1998. p44 ; p100.
3. Sarton G. Historia de la ciencia. La ciencia antigua durante la edad de oro griega. Tomo I (A History of Science. Ancient Science through the Golden Age o Greece, 1952). Traducción castellana de J. Babini. Buenos Aires:Eudeba, 1970.p264-265.
4. Walton J, Barondess JA, Lock S(eds.). The Oxford Medical Companion. Oxford:OUP, 1994. Jordan R:Anatomy, p31- 37. Art and Medicine:Emery AEH and MLH, p55-63.
5. Laín Entralgo P. Historia de la medicina. Barcelona:Salvat, 1978.p208.
6. Porter R. The Greatest Benefit to Mankind. A medical history of humanity from antiquity to the present. London:Fontana, 1997.p131-134;p317.
7. Castiglioni A. Storia della Medicina. Milano:Mondadori, 1936.p364;p427;p466.
8. Saunders JB de CM, O’Malley ChD. The Illustrations from the Works of Andreas Vesalius of Brussels. New York:Dover, 1973.p42.
9. Rosetti L. L’Università di Padova. Profilo storico.2da Ed. Trieste:Lint, 1983.p29.
10. Blair Chewning E, Levy D. Anatomy Illustrated. New York:Simon & Shuster, 1979.p42-43.
11. Gross ChG. Rembrand’s “The Anatomy Lesson of Dr. Joan Deijman”. TINS 1998;21:237-240.

Fig. 1.– Grabado de Jan Stefan van Kalkar para la página del título de la primera edición de De Humanis Corpori Fabrica de Andrea Vesalio.

Fig. 2.– Teatro anatómico de Girolamo Fabrici d’Acquapendente (1584), Palazzo del Bo, Universidad de Padua.

Fig. 3.– Teatro anatómico de la Universidad de Upsala, construido en 1662 por el anatomista Olof Rudbek. Actualmente restaurado a la estructura original.