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LA
CARRERA DEL INVESTIGADOR EN LA ARGENTINA
La Carrera del Investigador en la Argentina
Alejandro F. De Nicola Instituto de Biologia y
Medicina Experimental, Buenos Aires
Resumen La creación del Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas (CONICET) data de 1958, mientras que en 1960 se creó oficialmente la Carrera del Investigador. Originalmente contaba con 214 científicos, creciendo lentamente hasta llegar a los 3 642 actuales (1999). Existen 5 categorías de investigadores, además de la del Investigador Clínico para el área de las Ciencias Médicas. Los investigadores comprenden el 46% del total del personal del CONICET, el resto lo conforman el Personal de Apoyo (34%) y los Becarios (20%). Llama la atención el exiguo número de los últimos, pero teniendo en cuenta los becarios de universidades, consejos locales y fundaciones el número se acrecienta sin llegar a ser óptimo. La distribución regional de investigadores es irregular, con predominio en Capital y Buenos Aires (61%), no habiendo sido posible revertir esta situación, aun con el estímulo salarial por zona. El ingreso a la Carrera tiene poca planificación y excesiva atomización; por otro lado los mecanismos de egreso por baja productividad o edad límite tienen políticas cambiantes y equívocas. Los problemas de la Carrera son los que padecen otras áreas del CONICET por falta de presupuesto. Sería conveniente que sus futuras autoridades fueran científicos en actividad capaces de convertir el problema de la Ciencia y Tecnología en Cuestión de Estado, tan importante como la salud, la educación o la recuperación de las Islas Malvinas. Abstract Research Career in Argentina. The National Research Council of Argentina (CONICET) was founded in 1958, and the Research Career opened officially two years later (1960). Originally, 214 scientists belonged to this Career, increasing slowly to 3642 members in 1999. There are 5 categories of investigators, besides the Clinical Investigator class for the area of Medical Sciences. Investigators comprise 46%, while Technicians (34%) and Fellows (20%) account for the rest of CONICET research personnel. The low number of Fellows is a matter of worry, although Fellows from universities, local councils and private foundations contribute to increase their total number. There is an irregular regional distribution of Investigators, most of whom work in the Federal Capital and Province of Buenos Aires (61%). Increasing the salary of those living outside the metropolitan area did not solve the problem. Input to the Research Career has been erratic and not well planned, while mechanisms for personnel output due to low productivity or retirement age has had variable and erratic policies. The problem the Research Career is facing is similar to that of other areas of CONICET, due to an extremely low budget. Hopefully, new CONICET authorities will be active scientists considering Science and Technology as a Matter of State, just as important for the country as health, education or recovery of the Malvinas Islands.
Los primeros años El año 1958 fue crucial para el desarrollo de la ciencia
argentina, ya que se creó el Consejo Nacional de Investigaciones
Cientificas y Técnicas por el Decreto-Ley 1291. El CONICET
contaba con una estructura de gobierno propia, compuesta por
Presidente y Directorio, y se lo situó en la esfera de la
Presidencia de la Nación siguiendo las directivas de su creador y
primer Presidente, el Dr. Bernardo A. Houssay. La Carrera del Investigador: Características y Anécdotas De acuerdo al Estatuto de 1973, la Carrera del Investigador
perseguía varios objetivos : Muchos investigadores, pocos investigadores Entre los muchos objetivos originales del CONICET, figuraba “contribuir
a lograr la descentralización de la región metropolitana y
pampeana y el crecimiento racional del país con sentido
geopolítico, a través del desarrollo de la actividad científica
en el interior”. Este objetivo no fue nunca logrado, como lo
revelan las siguientes cifras: En el año 1969, el % de
investigadores agrupados en la región metropolitana y Buenos
Aires era de 57.7 % . Treinta años más tarde, o sea en 1999, la
cifra es igual o levemente mayor: 61 %. La distribución
porcentual entre varias provincias es la siguiente, a mayo de
1999: Capital Federal 38 %, Buenos Aires 20 %, Gran Buenos Aires 3
%, Córdoba 10 %, Santa Fe 8%, Tucumán y Mendoza 4 % cada una,
Río Negro 3% y el resto de las provincias 10%. Mecanismos de egreso de la Carrera La evaluación por pares ha sido siempre una premisa dentro del
CONICET, a fin de asegurar que permanezcan en la Carrera los
mejores investigadores. Los investigadores del CONICET no tenemos
estabilidad, ya que somos permanentemente evaluados, aunque en
muchas ocasiones ha temblado la mano de las autoridades
responsables para dejar fuera de la Carrera a los profesionales no
productivos. Como causas de “egreso”, el Estatuto decreta : a)
la falta de promoción de un Investigador Asistente luego de 5
años de permamencia en dicha categoría; b) Dos informes
caratulados como “no-aceptables”. Estos informes son anuales
para la clase Asistente y bianuales para el resto. ¿Universidad vs. CONICET? En la historia del CONICET existieron algunas peculiaridades tendientes a paliar el problema salarial de los investigadores, como por ejemplo, resabios de enfrenta-mientos entre la Universidad y el CONICET, más bien producto de los funcionarios de turno que de los investigadores. Sin embargo, han existido y existen fuertes “sugerencias” para que los investigadores se acerquen a la docencia universitaria. En mi caso, considero como indisolubles el compromiso con la Universidad y el CONICET, y no existen razones válidas para que dos instituciones con interés real en la ciencia se enfrenten. En la década del ochenta, apareció un sistema llamado “SAPIU” por medio del cual los investigadores/docentes renunciando a la Carrera del Investigador podían duplicar sus salarios, ya que el CONICET los contrataba con un monto que se agregaba al sueldo de la universidad. Esta clara desarticulación de la Carrera del Investigador fue criticada y finalmente abandonada con el cambio de gobierno. Actualmente existe el Incentivo Docente, o sea una suma de dinero que perciben los docentes que realizan investigación. Proviene del Ministerio de Educación a través de un préstamo internacional, y premia a aproximadamente 18.000 incentivados que, realizando investigación, cumplen también docencia regular en las universidades. Algunas pautas para el futuro El problema mayor que aqueja a la ciencia argentina y en
particular al CONICET es la falta de un presupuesto adecuado. Para
ello, creo que el CONICET necesita de un Directorio compuesto por
científicos de las más altas categorías, incluido su
Presidente, y por qué no, también al Secretario de Ciencia y
Tecnología. Un Directorio compuesto por científicos sin ataduras
políticas puede luchar por fondos, actuando a diversos niveles.
Aumentar el presupuesto significa ingresar más investigadores a
la Carrera, poder otorgar subsidios, apoyar a los institutos y
centros regionales, otorgar mayor número de becas internas y
externas, viajes y convenios internacionales. El drama es que el
presupuesto actual está limitado al pago de sueldos, por lo que
sería imprescindible concientizar a los gobernantes de turno y a
los Diputados y Senadores miembros de las Comisiones de Ciencia y
Tecnología del Congreso Nacional sobre la importancia de la
ciencia para el desarrollo de los pueblos en las puertas del
tercer milenio. En un artículo reciente en la revista de la cual
se cumplen hoy 60 años (De Nicola, A.F.: Si yo fuera Presidente
del CONICET, Medicina (Buenos Aires) 1999; 59: 201-5) resumo las
actitudes ejemplares brindadas por Tony Blair, Primer Ministro de
Inglaterra, Bill Clinton, Presidente de los Estados Unidos y del
Presidente Aznar de España al elevar sustancialmente los
presupuestos de sus respectivos países dedicados a ciencia y
técnología. Sería dable esperar que las autoridades que asuman
dentro de pocos meses el gobierno del país conviertan a la
Ciencia y Tecnología en una Cuestion de Estado, tan importante
para el futuro de los argentinos como la Educación, la Salud o la
recuperación de las Islas Malvinas. - - - - La civilización occidental, a mi parecer, se basa en dos
grandes herencias. Una es el espíritu científico de aventura -
la aventura hacia lo desconocido, lo desconocido que debe ser
reconocido como tal para poder explorarlo, la exigencia que los
misterios del universo se mantengan como tales, la actitud de que
todo es incierto. Para resumirlo: la humildad del intelecto. La
otra gran herencia es la ética cristiana - con el amor como base
de acción, la hermandad de todos los hombres, el valor del
individuo, la humildad del espíritu. Estas dos herencias son
lógicamente enteramente consistentes. Richard P. Feynman (1918-1988) The meaning of it all. Thoughts of a citizen-scientist. Reading MA: Perseus Books, 1998, p 47 |
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