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INFECCION EXPERIMENTAL CON T. CRUZI
PROBLEMATICA DE LA ENFERMEDAD DE CHAGAS
Simposio internacional. Academia Nacional de Medicina.
Buenos Aires, 19-20 abril 1999
RESPUESTA TH1 EN LA INFECCION EXPERIMENTAL CON TRYPANOSOMA CRUZI
RITA L. CARDONI , MARIA
INES ANTUNEZ, ANALIA A. ABRAMI
Instituto Nacional de
Parasitología Dr. M. Fatala Chabén (INP), ANLIS Dr. C.G. Malbrán,
Buenos Aires
Key words: Trypanosoma cruzi, IL-12, IFN-g, NK activity
Resumen
En el
huésped infectado con Trypanosoma cruzi, la respuesta inmune
protectora involucra principal- mente la producción de anticuerpos
específicos y la activación de células fagocíticas por
interferón-g (IFN-g). El efecto central del IFN-g in vivo sería la
activación de la sintetasa inducible de óxido nítrico de
macrófagos (iNOS) y la generación de óxido nítrico (NO°) que
participa en la destrucción intracelular de los parásitos. En la
infección aguda, la inducción de la respuesta TH1 sería llevada a
cabo por la interleuquina 12 (IL-12), que estimula la producción de
IFN-g en células NK. En la liberación de IFN-g también intervienen
otros tipos de células, como los linfocitos Thy-1+CD4-CD8-, CD4+ y
CD8+. El control de la respuesta TH1, podría ser, en parte, el
resultado de la menor activación de macrófagos, por la disminución
de la carga parasitaria, y de la producción de IL-10 y del factor de
transformación del crecimiento b (TGF-b). La respuesta protectora TH1
también estaría implicada en el daño tisular y en las alteraciones
de la respuesta inmune observadas durante la infección. Nosotros
estudiamos la cinética de la actividad NK y de la producción de
IL-12 e IFN-g por células de bazo, así como los niveles séricos de
estas citoquinas centrales de la respuesta TH1, en ratones BALB/c y
C3H infectados con T. cruzi, cepa Tulahuén. Inmediatamente después
de la infección encontramos que, en las células de bazo, incrementó
tanto la producción de IL-12 como la actividad NK, y este efecto fue
mayor en ratones C3H que en BALB/c. En los C3H, el IFN-g aumentó
simultáneamente, a diferencia de los BALB/c en los que la citoquina
incrementó más tardíamente en la fase aguda. En ambas cepas, la
infección indujo muy rápidamente altos niveles séricos de IL-12 que
se mantuvieron elevados durante toda la fase aguda. Por otro lado, el
IFN-g sérico incrementó unos días antes del pico de parasitemia y
alcanzó mayor concentración, y más tempranamente, en los ratones
BALB/c que en los C3H. Para nuestra sorpresa, en la fase crónica de
la infección, la producción de IL-12 seguía alta en ambas cepas, a
pesar de ello, el IFN-g sólo continuó elevado en los ratones BALB/c.
Aunque en la fase aguda la respuesta global fue predominantemente TH1
en las dos cepas de ratones, los BALB/c tienen una mayor
susceptibilidad que los C3H. El control inicial del parásito
parecería estar más relacionado con la expresión de la respuesta
TH1 a nivel de células del bazo, mientras que los niveles séricos de
IL-12 e IFN-g podrían estarlo con la inducción del daño tisular.
Nuestras observaciones indicarían que la respuesta protectora TH1
tendría diferente modalidad en diferentes relaciones
huésped-parásito, y que los factores que la controlan son de
importancia primaria para determinar la expresión cuali- y
cuantitativa de la relación IL-12/NK/IFN-g y su participación en la
resistencia y en el daño tisular.
Abstract
TH1
response in the experimental infection with Trypanosoma cruzi.
Specific antibodies and the activation of phagocytic cells by IFN-g
are the key elements of the immune response involved in protection of
the T. cruzi infected host. The central role of the IFN-g in vivo
seems to be the activation of the inducible nitric oxide synthetase of
macrophages (iNOS) and the production of nitric oxide (NO°) for the
intracellular destruction of the parasite. Interleukin 12 (IL-12), the
cytokine that stimulates NK cells for IFN-g production, seems to
trigger the TH1 response in the acute phase. Other cell types, such as
lymphocytes Thy-1+CD4-CD8-, CD4+ and CD8+, are also involved in IFN-g
production. The down regulation of the TH1 response could in part
depend on the decrease in the macrophage activation, as a result of
the controlled parasite burden, and on the production of IL-10 and
transforming growth factor b (TGF-b). The protective TH1 immune
response seems to be also related to both the tissue damage and the
alterations of the immune response observed during the infection. We
studied the kinetics of both NK cell activity, and the production of
IL-12 and IFN-g by spleen cells, as well as the seric levels of these
cytokines, in BALB/c and C3H mice infected with T. cruzi, Tulahuén
strain. In the spleen, we found that the production of IL-12 and the
NK cell activity increased in the very early acute infection, and that
in C3H the effect was higher than in BALB/c mice. IFN-g increased in
C3H at the same time, but in the BALB/c strain it increased later in
the acute phase. The infection induced a very early increase in the
seric levels of IL-12, that remained high throughout the acute phase,
in both mouse strains. However, the levels of IFN-g in the serum
increased a few days before the peak of parasitemia, reaching higher
values, and earlier, in BALB/c than in C3H mice. Surprisingly, in the
chronic infection IL-12 production remained high in both mouse
strains, but IFN-g production was only observed in BALB/c mice. The
immune response was predominantly TH1 in both mouse strains, in spite
of the higher susceptibility of BALB/c compared to C3H. The early
control of the parasite burden could be evaluated as the expression of
the TH1 response in spleen cells, while the seric levels of IL-12 and
IFN-g would be related to the induction of tissue damage. Our data
indicate that the protective TH1 immune response has a different
expression according to the host-parasite relationship, and that the
factors controlling the response are of primary importance to
determine the quali- and quantitative expression of IL-12/NK/IFN-g as
well as their involvement in resistance and tissue damage.
Dirección postal: Dra. Rila L. Cardoni, Instituto Nacional de
Parasitología, Av. Paseo Colón 568, 1063 Buenos Aires. Fax:
(54-11)4331-7142 E-mail: rita@inscha.gov.ar
En nuestro país, la alta prevalencia de la infección por
Trypanosoma cruzi, asociada a la alta densidad de población en la
zona endémica, constituye un serio problema sanitario1. Esto se
debería, paradójicamente, a que a pesar de la buena adaptación del
T. cruzi, reflejada en el bajo porcentaje de los infectados que
desarrollan sintomatología clínica, existe un gran número de
individuos crónicamene infectados1, 2.
La resistencia a la infección con T. cruzi ha sido asociada con la
mayoría de los mecanismos inmunes efectores conocidos, que fueron
estudiados principal-mente en modelos experimentales en los que los
ratones desarrollan altas parasitemias. En estos casos, los
principales mecanismos efectores para el control del parásito en la
etapa aguda serían los anticuerpos específicos3, dependientes de
linfocitos T CD4+.4, y el incremento de la actividad tripanocida de
células fagocíticas por IFN-g.5, 6. Esta citoquina induce la
activación de la iNOS con el consecuente incremento de NO°7. En
presencia de IFN-g, la coestimulación de macrófagos por otros
mediadores, como el factor necrosante de tumores a (TNF-a)8 y el
factor estimulador de la formación de colonias de granulocitos y
macrófagos (GM-CSF)9, produce un incremento adicional de la
producción de NO° y de la destrucción intracelular de los
parásitos. La deficiencia en la expresión de iNOS o del receptor
para el IFN-g impide la sobrevida del huésped infectado con T.
cruzi.10.
La respuesta inmune adquirida a infecciones se considera TH1 o TH2 de
acuerdo al perfil de citoquinas que se produce preferentemente. La
respuesta TH1 se caracteriza por la liberación de IL-2, IFN-g y
linfotoxina (o TNF-b), mientras que IL-4, IL-5, IL-6, IL-10 e IL-13
están asociadas con la respuesta TH211. La IL-12 induce la
producción de IFN-g por células NK, en la respuesta no-adaptativa,
así como por células T para el desarrollo de la respuesta TH1
específica12. En la infección con T. cruzi, esta citoquina es
liberada durante la fagocitosis o la invasión de
monocitos/macrófagos por el parásito13. Otras citoquinas, como la
IL-1514 y la IL-1815 también están involucradas en la activación de
células NK y en la producción de IFN-g, pero en nuestro
conocimiento, aun no ha sido evaluada su actividad biológica en la
infección con T. cruzi.
En la etapa aguda de la infección se detecta muy tempranamente un
incremento de los niveles del ácido ribonucleico mensajero (ARNm)
para IL-12 e IL-18 en el bazo15 y se observa globalmente una respuesta
TH1 con producción de IFN-g16, 17, activación de macrófagos18 y
predominio, T-dependiente, de anticuerpos IgG2a sobre IgG119. La
administración de anticuerpos anti-IL-12 incrementa la
susceptibilidad a la infección, indicando que esta citoquina se
produce in vivo y juega un papel en la resistencia13, 20. Además, el
tratamiento con IL-12 in vivo disminuye la parasitemia y la
mortalidad, y este efecto depende de la subsecuente activación de la
producción de IFN-g y de TNF-a20.
Aún no se conoce claramente la regulación de la síntesis de IFN-g
que desencadena una respuesta preponderantemente TH1 en la fase aguda
de la infección. La producción de IFN-g podría ser el resultado de
la activación de las células NK21, Thy-1+CD4-CD8- y, en menor
medida, T CD4+ y CD8+.16 por la IL-12. La liberación de IFN-g sería
la base de la protección ejercida en la infección por células NK y
T CD8+.4, 22. La inhibición de la producción de IL-2, así como de
la expresión de su receptor23, podría explicar la falta de
evidencias claras sobre la producción de IFN-g por células T CD4+ en
las etapas iniciales de la infección.
La respuesta TH1 que protege al huésped de la infección también
podría estar relacionada con el daño tisular observado en la etapa
aguda, ya que involucra, o se acompaña, de una activación
generalizada de células inmunocompetentes y del incremento en la
producción de mediadores inflamatorios, como IL-12 e IFN-g, que
podrían estar implicados en el daño tisular24, 25, 26. En el
huésped infectado con T. cruzi, la administración de IL-12 exacerba
la reacción inflamatoria tisular, con el consecuente incremento de la
mortalidad, mientras que ocurre el efecto inverso con la
adminis-tración de anticuerpos anti-IL-1227. En la fase aguda de la
infección se detectó la producción de IL-128, IL-629 y TNF-a30,
citoquinas pro-inflamatorias que inducen en hígado la síntesis de
proteínas de fase aguda31, y éstas se encuentran incrementadas en el
suero, acompañando a los niveles altos de parasitemia29, 32. En la
infección con T. cruzi, a semejanza de lo que ocurre en la mayoría
de las infecciones, el TNF-a en bajas concentraciones actúa
sinergísticamente con el IFN-g en la protección contra el parásito,
mientras que si alcanza altos niveles actúa en detrimento del
huésped, incrementando la reacción inflamatoria tisular8, 31. Esto
se evidencia claramente en ratones transgénicos para el receptor
soluble de TNF-a, donde la citoquina es neutralizada in vivo. En este
modelo incrementa la susceptibilidad a la infección a pesar de la
disminución de los infiltrados inflamatorios tisulares en el
corazón33.
El control de la producción de IFN-g y de la respuesta TH1 en las
etapas tardías de la infección podría deberse a la disminución de
la estimulación de los macrófagos, como resultado de la declinación
del número de parásitos, así como a la presencia de
glucocorticoides, TGF-b, citoquinas TH2, como la IL-10, o bien al
exceso de los mismos mediadores involucrados en la respuesta TH1, como
el NO° y prostaglandinas.
Si bien en la etapa aguda predomina la respuesta TH1, también
incrementan los niveles séricos de IgE34 y se observa la producción
de citoquinas relacionadas con la respuesta TH2, como la IL-1035. Esta
tendría un papel crítico como regulador del balance entre el efecto
protector y la inducción del daño tisular de la respuesta TH1 en la
infección con T. cruzi. La IL-10, aunque disminuye la protección
conferida por el IFN-g, previene el desarrollo de la patología
T-dependiente y la activación de células T CD4+ asociada a la
sobreproducción de IFN-g e IL-1236.
A diferencia de lo observado en Leishmaniasis donde, en una misma cepa
de ratones, la producción de IL-10 y de IFN-g se excluyen
mutuamente37, 38, en la infección con T. cruzi no hay aun evidencias
experimentales claras de que los parásitos infectivos puedan inducir
en el huésped inmunocompetente una polarización tan marcada hacia
una respuesta TH2, como en Leish-maniasis39, 40. Esto podría estar
relacionado con la diferencia en la fuente de IFN-g e IL-10 en ambas
infecciones. Tanto en los individuos normales como en los infectados
con L. major, los principales productores del IFN-g y de IL-10 en el
bazo son los linfocitos T CD4+.37. En cambio, en la infección con T.
cruzi, el IFN-g proviene principalmente de células NK21, 39 y
Thy+CD4-CD8-.16, mientras que la IL-10 es producida por macrófagos y
por linfocitos B y T36, 39. La regulación de la respuesta TH1/TH2 ha
sido estudiada en las poblaciones de linfocitos T CD4+, pero no se
conoce claramente cómo se regulan cuando éstos no intervienen
predominante-mente, como ocurre en la infección con T. cruzi. Las
citoquinas TH2, que en Leishmaniasis estarían asociadas a la
susceptibilidad38, podrían actuar como moduladoras de la respuesta
TH1 en la infección con T. cruzi.
El TGF-b sería otro importante modulador de la respuesta TH1. En la
infección con L. major, la producción temprana de TGF-b determina la
susceptibilidad, ya que la IL-12 necesaria para la inducción de la
respuesta TH1 se produce tanto en el huésped resistente como en el
susceptible38. En cambio, en la infección con T. cruzi, las células
productoras de TGF-b se encuentran en el bazo de ratones susceptibles
y resistentes, tanto en la fase aguda como crónica de la
infección41. Además, la administración in vivo de TGF-b incrementa
la para-sitemia y la mortalidad que, a diferencia de lo que ocurre en
Leishmaniasis, se observa tanto en ratones susceptibles como
resistentes a la infección42.
In vivo, la IL-10 y el TGF-b podrían disminuir la activación de
células fagocíticas, como reflejo de su capacidad inhibidora de la
destrucción intracelular de T. cruzi in vitro en macrófagos
activados6. De esta forma, a pesar de disminuir la destrucción del
parásito, limitarían el daño tisular causado por los mediadores de
macrófagos activados (Fig. 1).
Nosotros estudiamos la respuesta TH1 en ratones BALB/c y C3H
inoculados con igual dosis de tripo-mastigotes sanguíneos de T.
cruzi, cepa Tulahuén. Evaluamos los niveles séricos de IL-12 y de
IFN-g, así como la producción de estas citoquinas y la actividad NK
en células del bazo, que es el órgano linfático periférico que
juega un importante papel en la eliminación de los parásitos44. En
la fase aguda, los ratones BALB/c son más susceptibles (mayor
mortalidad y parasitemia), mientras que los C3H tienen mayor
susceptibilidad al daño tisular en la fase crónica de la
infección45. Si bien la parasitemia no se detecta hasta el día 12
post-infección (pi), los parásitos llevan adelante su ciclo de
multiplicación activa e invasión célula a célula desde los
primeros días de la infección y su ARNm ha sido detectado en el bazo
desde los 3 días pi15.
Respuesta no-adaptativa TH1 en el bazo de los ratones BALB/c y
C3H
En el bazo de ambas cepas, la máxima producción espontánea de
IL-12 ocurrió en la primera semana pi, acompañando a la activación
policlonal temprana de la fase aguda46, y los niveles alcanzados
fueron mayores en la cepa C3H que en la BALB/c (Fig. 2).También
fueron altos los niveles de ARNm de IL-12 p40 encontrados en el bazo
en un modelo experimental similar15. Al mismo tiempo aumentó la
actividad NK, en forma proporcional a los niveles de IL-12 (Fig. 2).
En este momento, la liberación espontánea de IFN-g sólo incrementó
significativamente en la cepa C3H. Por su parte, las células del bazo
de los BALB/c aumentaron la producción espontánea de IFN-g a las 2
semanas pi, coincidiendo con un segundo pico de actividad NK en esta
cepa. En ambas cepas, cuando las células de bazo se estimularon in
vitro con lipopolisacárido sólo hubo un cambio cuantitativo, pero no
cualitativo, en el perfil de producción de IFN-g.47.
Los mecanismos que controlan la proliferación temprana del parásito,
en la primera semana de la infección, son de importancia primaria en
la resistencia del huésped48. En la infección con T. cruzi, el
control inicial sería llevado a cabo por el IFN-g proveniente de
células NK21. Los C3H, genéticamente con mayor actividad NK49, son
mejores productores de IFN-g que los BALB/c en los momentos iniciales
de la infección, y ésta podría ser la base de su mejor performance
durante la fase aguda.
El papel central del IFN-g en el control de la infección con T. cruzi
es de gran importancia en la fase muy temprana, antes de que se
alcancen altas parasitemias. En esta etapa se pone en evidencia tanto
el incremento de susceptibilidad por la administración de anticuerpos
anti-IFN-g.21, 50, como la protección conferida por la
administración de IFN-g exógeno51. Durante los primeros días se
puede detectar la producción de IFN-g in vitro en las células del
huésped por la presencia del ARNm o la producción de la proteína21,
35, 40, pero los niveles sistémicos son todavía insuficientes para
detectarlo en suero.
El retardo en la producción de IFN-g en el bazo de los ratones BALB/c
podría deberse a un nivel insuficiente de IL-12, a la ausencia de
cofactores eventualmente necesarios para la respuesta (IL-15, IL-18,
etc), a la producción temprana de citoquinas que controlan su
producción (TGF-b, IL-4, IL-10, IL-13, etc), o bien a la baja
actividad NK característica de esta cepa49. Todavía no fue dosada in
vivo la actividad biológica de IL-12 en la infección con T. cruzi.
Nosotros evaluamos los niveles de IL-12 p40, subunidad de la IL-12
incluida en la proteína p70 biológicamente activa, y se conoce que
si la p40 es producida en exceso, podría inhibir a la p7052.
La respuesta podría requerir de otras citoquinas, como la IL-15 e
IL-18. Estas citoquinas, al igual que la IL-12, son producidas por
células fagocíticas y promueven la sobrevida y la producción de
IFN-g en células NK, pero difieren de la IL-12 en su estructura y en
el mecanismo de estimulación de la respuesta TH114, 15.
La IL-13 tiene una actividad biológica similar a la IL-453, pero no
se ha determinado aun su papel en la infección con T. cruzi. En caso
de ser producida, podría compensar la falta de IL-4 en la fase aguda
de la infección, que no se encontró en el suero15, 54 ni en el
sobrenadante de células de bazo, aun luego de la estimulación in
vitro con antígenos del parásito40, 55.
Niveles séricos de IL-12 e IFN-g en los ratones infectados
Encontramos que los niveles de IL-12 p40 incrementaron muy
tempranamente en el suero en ambas cepas (Fig. 3) y que se mantuvieron
altos durante todo el curso de la infección. Las concentraciones de
IL-12 alcanzadas son del orden de las encontradas cuando se inocula un
superantígeno in vivo56. En ambas cepas, a pesar del rápido
incremento de IL-12 p40, el IFN-g sérico recién aumentó a las 2
semanas de la infección; en este momento los BALB/c presentaron los
niveles máximos de la citoquina, aproximadamente una semana antes del
pico de parasitemia (Fig. 3). La disminución del IFN-g antes del pico
de parasitemia también fue observado en otros modelos experimentales
similares54, 55. En los C3H los niveles séricos de IFN-g fueron
significativamente menores que en los BALB/c, con una cinética en
forma de meseta de aproximadamente dos semanas.
Estos altos niveles séricos de IFN-g en las etapas tardías de la
fase aguda no estarían relacionados con la resistencia a la
infección, ni en nuestro caso ni en otros modelos experimentales16,
54. Sin embargo, este incremento de los niveles de IL-12 e IFN-g
podría tener importantes consecuencias a nivel sistémico en el
huésped infectado. El IFN-g es una citoquina pro-inflamatoria que
induce la expresión de moléculas de Clase I y II del complejo
principal de histocompatibilidad y de moléculas de adhesión
intercelular en muchos tipos celulares, así como la activación de
células fagocíticas, asociada a la liberación de mediadores
potencialmente nocivos para el huésped31, como las especies reactivas
del oxígeno57. Así, los altos niveles de IFN-g podrían contribuir a
localizar infiltrados inflamatorios fuera de los órganos linfáticos
periféricos, o bien a la activación de aquellos ya establecidos.
Los elevados niveles de NO° encontrados en la fase aguda, como
resultado de la activación de la iNOS por el IFN-g, no parecen
contribuir al daño tisular en la infección con T. cruzi, ya que el
tratamiento con inhibidores específicos de la iNOS no afecta la
extensión de los infiltrados inflamatorios en corazón y músculo58.
Más aun, en ciertas condiciones, el NO° parece proteger de los
efectos pro-inflamatorios del IFN-g.59.
IL-12 e IFN-g en la etapa crónica de la infección
En la etapa crónica, los niveles séricos de IL-12 p40 continuaron
altos en ambas cepas, y fueron similares a los observados en la fase
aguda (Fig. 3). Esto nos sorprendió, ya que actualmente se piensa que
la IL-12 está relacionada con la respuesta inicial no-específica a
las infecciones31. Sin embargo, como el parásito persiste de por vida
en los tejidos de los ratones de ambas cepas, la presencia continua
del estímulo parasitario podría explicar el mantenimiento de los
altos niveles de IL-12 en la fase crónica.
Por otro lado, el IFN-g sérico sólo se halló alto en la cepa BALB/c
(Fig. 3). En la cepa C3H, en cuyo suero no detectamos niveles
importantes de IFN-g a pesar de la presencia de IL-12, tampoco
observamos un incremento de la producción de IFN-g en las células
del bazo con respecto a los controles, aun cuando éstas fueron
estimuladas in vitro con Concanavalina A en presencia de IL-247. La
casi ausencia de IFN-g en los C3H a pesar de los altos niveles de
IL-12 indicaría claramente la necesidad de otros factores para
inducir la producción de IFN-g. La inversa también parece cierta, ya
que el IFN-g puede producirse independientemente de IL-1260. De modo
que, si bien en los BALB/c hay tanto IL-12 como IFN-g, no puede
afirmarse que haya una relación directa entre ellas.
Estas dos cepas de ratones tienen diferente susceptibilidad al
desarrollo del daño tisular en la fase crónica. Esta etapa es
relativamente benigna en la cepa BALB/c, pero la C3H desarrolla una
importante miocardiopatía progresiva45. Los resultados,
indirecta-mente sugieren la falta de una relación directa entre los
niveles de IFN-g y el daño tisular en la fase crónica.
Consideraciones finales
Las concentraciones de citoquinas detectadas en diferentes niveles,
como ser presencia de células productoras, expresión del ARNm,
producción in vitro por células purificadas, espontánea o
estimulada, y sus concentraciones séricas, estarían relacionadas con
la capacidad de ejercer su actividad biológica. La respuesta inmune
innata inicial a nivel de los órganos linfáticos periféricos, como
el bazo y nódulos linfáticos, específica-mente preparados para
comenzar la respuesta adaptativa del sistema inmune, estaría
relacionada con el control de la infección en la fase aguda. Por otro
lado, como para ejercer su función las citoquinas parecen necesitar
una alta concentración local que se logra con su liberación
localizada31, es posible que el daño tisular tenga mayor relación
con aquellas citoquinas producidas por las células presentes en los
infiltrados tisulares, cuyo perfil de producción puede diferir del
observado en los órganos linfáticos periféricos61. De todos modos
no puede descartarse que el efecto sistémico de los altos niveles
séricos de citoquinas proinflamatorias pueda afectar directamente
tanto a la respuesta en los órganos linfáticos como a los tejidos
sensibles al daño, o bien potenciar el efecto de las citoquinas
producidas en los infiltrados locales.
El papel de la respuesta inmune en la resistencia, dependería de la
calidad y del balance a que llega la respuesta TH1, y podría ser
evaluada en la etapa silenciosa, asintomática, que sigue
inmediatamente a la infección. Mientras que en la fase florida, de
incremento de parasitemia, donde los niveles de citoquinas TH1 son tan
altos que pueden detectarse en suero, el exceso de producción o bien
su falta de control, podría estar relacionado con el daño tisular.
La infección con T. cruzi parece inducir una respuesta
predominantemente TH1 con diferentes características según las bases
genéticas de ambos, el huésped y el parásito. Si bien el eje
IL-12/NK/IFN-g parece ser el principal protagonista, nuestros
resultados sugieren que ésta es la parte visible del iceberg de la
respuesta TH1, y que sus moduladores, no todos conocidos, tienen un
papel muy importante para determinar la expresión de una amplia gama
de respuestas protectoras TH1 y de modularlas para controlar el daño
tisular.
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Fig. 1.– Diagrama que indica en forma aproximada los nive- les en
los cuales actúan la IL-1b43, el TGF-b42, la IL-1021, el TNF-a8 y el
GM-CSF9 en la regulación de la respuesta inmune en la etapa aguda de
la infección.
Fig. 2.– Incremento (expresado en veces sobre el control no
infectado) de la producción de IL-12 p40 y de IFN-g, así como de la
actividad NK en el bazo de ratones BALB/c y C3H en dos tiempos de la
fase aguda de la infección. Para las citoquinas, se indican los
valores basales o con estimulación con lipopolisacárido (LPS) . *
Las diferencias con el control son estadísticamente significativas (p
< 0.05, t de Student).
Fig. 3.– Incremento (expresado en veces sobre el control no
infectado) de los niveles séricos de IL-12 p40 y de IFN-g en ratones
BALB/c y C3H en la fase aguda y crónica de la infección. * Las
diferencias con el control son estadísticamente significativas (p
< 0.05, t de Student).
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