|  |  | INFECCION INTRAABDOMINAL Y NUEVAS QUINOLONAS César Andrés GnocchiDepartamento de Medicina, 5ta Cátedra de Medicina Interna.
          Hospital de Clínicas “José de San Martín”, Universidad de
          Buenos Aires
 Palabras clave: Infección Intraabdominal, peritonitis,
          trovafloxacina Título para cabeza de página: Infección Intraabdominal:
          peritonitis Resumen La
          infección intraabdominal (IIABD) se define como la presencia de un
          proceso infeccioso en la cavidad peritoneal. Puede ser local o tener
          repercusión sistémica, generando disfunción orgánica múltiple. La
          mayoría de los estudios refieren una mortalidad del 30% en las IIABD
          severas. La peritonitis secundaria se produce por pérdida de la
          integridad del aparato gastrointestinal, que contamina con gérmenes
          la cavidad peritoneal. Son invariablemente infecciones
          polimicrobianas, predominando bacilos Gram negativos facultativos y
          anaerobios. El pronóstico de la peritonitis depende de la lucha entre
          dos fuerzas: la inmunidad local y sistémica del huésped por un lado
          y el volumen, naturaleza y duración de la contaminación por el otro.
          Los microorganismos y sus productos estimulan las defensas celulares
          del huésped y activan numerosos mediadores inflamatorios que son
          responsables de la sepsis. El tratamiento antibiótico de las
          peritonitis secundarias debe actuar principalmente sobre Escherichia
          coli y Bacteroides fragilis. La administración empírica adecuada y
          precoz de antibióticos contra estas bacterias está bien establecido.
          Es necesario considerar si la infección es localizada o generalizada
          y si se acompaña o no de disfunción orgánica. Debe también
          considerarse en la elección del esquema antibiótico si la
          peritonitis es extra o intrahospitalaria. En las infecciones leves o
          moderadas adquiridas en la comunidad pueden utilizarse combinaciones
          como metronidazol-ceftriaxona, metronidazol-gentamicina o monodroga
          como ampicilina-sulbactam. En las peritonitis graves
          intrahospitalarias, el imipenem o la combinación
          piperacilina-tazobactam son efectivas. Las nuevas quinolonas como
          trovafloxacina o clinafloxacina, que tienen excelente actividad contra
          los gérmenes anaerobios y aerobios que producen las IIABD, podrían
          ser efectivas en su tratamiento. Son necesarios futuros ensayos
          clínicos para determinar su utilidad. Las peritonitis terciarias
          representan una respuesta inflamatoria sistémica con falla
          multiorgánica originada por activación descontrolada de la cascada
          inflamatoria. Es considerada una inflamación peritoneal y sistémica
          persistente. Los antibióticos y las re-intervenciones quirúrgicas
          parecen tener poca utilidad en esta situación.
 Abstract Intra-abdominal
          infection is defined as the presence of an infectious process within
          the peritoneal cavity. It may be local or have a systemic consequence
          generating multiple organic disfunction. Most of the studies report a
          mortality of 30% in severe intra-abdominal infection. Secondary
          peritonitis is caused by the loss of integrity of the gastrointestinal
          apparatus, which contaminates with pathogens the peritoneal cavity.
          Invariably they are polymicrobial infections, mostly due to
          facultative anaerobic Gram negative bacilli and anaerobes. Prognosis
          of peritonitis depends on the struggle between two forces: local and
          systemic immunity of the host and the volume, nature and length of the
          contamination. Microorganisms and their products estimulate cellular
          defenses in the host and activate numerous inflammatory mediators
          responsible for sepsis. Antibiotic treatment of secondary peritonitis
          must act mainly against Escherichia coli and Bacteroides fragilis. The
          adequate and early empirical administration of antibiotics against
          these bacteria is well established. It is necessary to consider if the
          infection is localized or generalized and if it is accompanied or not
          by organic disfunction. It also has to be taken into acount if
          peritonitis is community or hospital-acquired when choosing the
          antibiotic scheme. In community-acquired peritonitis with low to
          moderate infections a combination of metronidazole-ceftriaxone,
          metronidazole-gentamycin or a monodrug like ampicillin-sulbactam may
          be used. In severe hospital-acquired peritonitis imipenem or the
          combination piperacillin-tazobactam are effective. New quinolones such
          as trovafloxacin or clinafloxacin, with excellent activity against
          aerobes and anaerobes producing intra-abdominal infections, may be
          effective. Future clinical trials are needed to determine their
          utility. Tertiary peritonitis represent a systemic inflammatory
          response with multiorganic failure due to the uncontrolled activation
          of the inflammatory cascade. It is considered a persistent, systemic
          peritoneal inflammation. Antibiotics and new surgery seem to be not
          useful in this situation.   Dirección postal: Dr. César Andrés Gnocchi, Dpto. de
          Medicina, 5ta Cátedra de Medicina Interna, Hospital de Clínicas “José
          de San Martín” Avenida Córdoba 2351, (CP 1120), Buenos Aires.
          Teléfono: 54 1 961-8690.
   Introducción La infección intraabdominal (IIABD) se define como la presencia de
          un proceso infeccioso en la cavidad peritoneal producido por
          microorganismos identificados. Existe una respuesta inflamatoria del
          peritoneo a los organismos y sus toxinas, resultando en un exudado
          purulento que contiene fibrina y leucocitos polimorfonucleares (PMN).
          La IIABD no es solamente una infección local sino que habitualmente
          puede tener repercusión sistémica generando disfunción múltiple de
          órganos(1,2 ).La mayoría de los estudios refieren una mortalidad de aproximadamente
          el 30% en las IIABD severas(3). Cuando el paciente tiene disfunción
          de órganos, la mortalidad es superior al 50%(4). La clasificación de
          las IIABD se presenta en la Tabla 1.
 La peritonitis primaria ocurre en pacientes con ascitis por
          hipertensión portal y el inóculo es monobacteriano, aeróbico y se
          encuentra en baja concentración. No será discutida en este
          artículo.
 La peritonitis secundaria se produce por pérdida de la integridad del
          aparato gastrointestinal, que contamina con gérmenes la cavidad
          peritoneal. Son invariablemente infecciones polimicrobianas,
          predominando bacilos Gram negativos facultativos y anaerobios.
 La perforación de una víscera hueca es la etiología más frecuente
          como: apendicitis, colecistitis, diverticulitis, úlcera péptica
          perforada. La isquemia, la infiltración neoplásica o la inflamación
          (enfermedad inflamatoria intestinal) también debilitan la pared
          intestinal y la producen. La dehiscencia de las anastomosis
          quirúrgicas, los procesos inflamatorios adyacentes (pancreatitis,
          enfermedad inflamatoria pelviana) y los traumatismos abdominales
          pueden ser también causa de peritonitis secundaria. Estas peritonitis
          pueden ser localizadas o generalizadas. El grado de diseminación
          intraperitoneal depende de la etiología, localización y magnitud de
          la lesión, de la duración de la enfermedad antes de la terapia y de
          la eficacia de los mecanismos de defensa local y sistémicos(5).
 La peritonitis terciaria es una infección peritoneal persistente y se
          produce cuando el huésped es incapaz de contener la infección por
          deterioro de sus mecanismos de defensa. Es un estado tardío y grave
          de IIABD. Los pacientes tienen cuadro clínico de sepsis sin la
          presencia de un foco infeccioso bien definido y son sometidos a
          laparotomías con el objeto de drenar colecciones intraperitoneales
          residuales. El cultivo peritoneal puede ser: 1) estéril, 2)
          desarrollar gérmenes de baja patogenicidad local u hongos o 3) con
          aislamiento de microbios altamente virulentos(6,9). El absceso
          intraabdominal es una colección localizada de material purulento
          separado del resto de la cavidad peritoneal por bridas, asas de
          intestino, epiplón u otras vísceras. Representa un proceso por el
          cual el huésped limita los gérmenes a un espacio previniendo la
          diseminación de la infección. Bacteroides fragilis es el germen
          anaerobio más frecuentemente aislado de las infecciones
          intraabdominales. Origina abscesos por sí solo en modelos animales,
          mientras que la mayoría de otras especies de Bacteroides deben actuar
          sinérgicamente con un organismo anaerobio facultativo para su
          formación(10,11).
 Microbiología de la peritonitis En las peritonitis secundarias, la infección es producida por una
          flora mixta con aerobios y anaerobios. El número y tipo de bacterias
          cultivadas del peritoneo en la IIABD dependen de la flora del órgano
          enfermo o perforado. La concentración bacteriana aumenta
          progresivamente desde el esófago al colon(1).Esófago y estómago: la concentración es de alrededor de 1000
          microorganismos por ml de líquido. La flora se compone de
          Streptococcus a-hemolíticos, lactobacilos y Gram negativos aerobios.
          Los anaerobios son escasos y no se halla Bacteroides fragilis.
 Cuando el pH del jugo gástrico se eleva (uso de antagonistas de la
          histamina o inhibidores de la bomba de protones, síndrome pilórico),
          aumenta la concentración bacteriana. En la aclorhidria el recuento es
          de alrededor de 100000 a 10 millones de bacterias por ml.
 Duodeno y yeyuno: el recuento bacteriano oscila entre 1000 y 10000 por
          ml, agregándose especies como Enterobacter y algunos tipos de
          Bacteroides. El íleo de cualquier origen incrementa los niveles
          bacterianos.
 Colon y recto: la materia fecal contiene está compuesta por gérmenes
          en 2/3 de su peso. Se identifican entre 400 y 500 especies de
          organismos. Streptococcus sp., Escherichia coli, cocos anaerobios,
          Clostridium sp. y Bacteroides fragilis son los más comunes. Se hallan
          entre 3000 y 10000 gérmenes anaerobios por cada aerobio. El
          conocimiento de los tipos y de la concentración de bacterias
          patógenas que habitan los distintos segmentos del tubo digestivo
          sirve para establecer un diagnóstico presuntivo de los gérmenes
          probables antes de tener los resultados de los cultivos(12).
 Debido a la urgencia que representan las peritonitis secundarias y a
          que los resultados de los cultivos tardan varios días en conocerse,
          el tratamiento antibiótico empírico debe ser iniciado inmediatamente
          después del diagnóstico(13).
 La flora intestinal puede ser modificada por otros factores como:
          edad, dieta, operaciones previas, desnutrición, pH gástrico,
          motilidad del intestino.
 En la mayoría de los estudios de peritonitis secundarias se aíslan
          entre 2 y 3 especies de aerobios por muestra. El número de especies
          de anaerobios depende de la metodología empleada en la recolección y
          procesamiento de las muestras, oscilando entre 4 y 9 en cada
          una(14,15).
 Los principales organismos aislados en las infecciones
          intraabdominales se detallan en la Tabla 2.
 Infecciones intraabdominales experimentales Los estudios experimentales de las infecciones intraabdominales han
          contribuido a la comprensión de su fisiopatología, microbiología y
          terapéutica.Weinstein fue el primero en demostrar, en ratas, que el inóculo
          bacteriano colónico colocado en la cavidad peritoneal producía una
          enfermedad en dos etapas. En la primera, 37% de los animales se
          morían de peritonitis aguda y los que sobrevivían desarrollaban
          abscesos intraabdominales. El tratamiento con gentamicina, activa
          entre gérmenes aerobios, disminuía la mortalidad temprana al 4%. El
          98% de los sobrevivientes formaban abscesos. Por otro lado, el
          tratamiento con clindamicina, con actividad antianaerobia no afectaba
          la mortalidad temprana (35%) pero reducía la formación de abscesos
          al 5%. Una combinación de gentamicina con clindamicina pareció
          racional como tratamiento(16).
 En este modelo, Escherichia coli es responsable de sepsis y mortalidad
          con peritonitis temprana y la sinergia fragilis junto con coli y
          posiblemente con otros gérmenes como el Enterococcus es la
          responsable de los abscesos intraabdominales tardíos.
 Esta sinergia aerobia-anaerobia ha sido reconocida en infecciones
          mixtas(17,18). Nichols(19,20) demostró que la mortalidad de las ratas
          aumentaba en relación a la cantidad del inóculo bacteriano del
          peritoneo. Los resultados de estos estudios indican que los
          antibióticos de amplio espectro con cobertura aerobia-anaerobia
          disminuyen la mortalidad de los animales con gran inóculo,
          comparándolos con el grupo control. En cambio, todos los
          antibióticos simples o en combinación ensayados disminuían la
          mortalidad de las ratas con menor inóculo intraperitoneal.
 El Enterococcus es cultivado a partir de alrededor de un 20% de las
          infecciones peritoneales.
 Se ha demostrado que la terapia antibiótica que actúa contra coli y
          fragilis reduce las colonias de Enterococcus, por lo que no sería
          necesario.
 La mayoría de los estudios clínicos sugieren que los pacientes con
          inmunidad conservada son resistentes a las infecciones por
          Enterococcus intraperitoneales(22). Sin embargo, en los enfermos con
          mecanismos locales de defensa alterados, en aquellos que reciben
          antibióticos en forma prolongada o que no poseen acción sobre los
          Enterococcus, estos gérmenes emergen como oportunistas
          intrahospitalarios patógenos(23,24).
 La edad del paciente, el nivel de APACHE II, los días de internación
          antes de la infección y las peritonitis postoperatorias, predicen
          también la presencia de Enterococcus. Se desconoce si la inclusión
          de un antibiótico con actividad contra este germen mejora el
          pronóstico de los enfermos de alto riesgo(25).
 Otros patógenos altamente resistentes han sido encontrados en este
          grupo de pacientes críticos, especialmente Pseudomona aeruginosa,
          Serratia marcescens, Acinetobacter, Enterobacter, Staphylococcus
          epidermidis y Candida(26,27).
 La presencia de estos organismos, junto con el cuadro clínico de
          sepsis severa con disfunción de órganos, sirven como marcadores de
          peritonitis difusa persistente. Estas bacterias, cuando se aíslan del
          peritoneo de pacientes críticos con déficit inmunológico, deben
          cubrirse con antibióticos apropiados de acuerdo al
          antibiograma(28,29).
 En modelos experimentales de formación de abscesos intraperitoneales
          intervienen organismos aerobios y anaerobios. Como ya se describió,
          sin la utilizacion de antibióticos dirigidos a los anaerobios, los
          animales desarrollan abscesos(16).
 El complejo capsular polisacárido (CPC) que se encuentra en la
          superficie bacteriana, es un factor de virulencia crítico del
          fragilis. El complejo tiene dos polisacáridos distintos: A y B. El
          proceso de inducción de absceso por este germen depende probablemente
          de la estimulación de linfocitos T por estos polisacáridos. Los
          animales deplecionados de células T CD4+/CD8 no pueden formar
          abscesos(10,11).
 Respuesta inflamatoria en la peritonitis El pronóstico de la peritonitis depende de la lucha entre dos
          fuerzas: la inmunidad local y sistémica del huésped por un lado y el
          volumen, naturaleza y duración de la contaminación por el otro.Los microorganismos y sus productos estimulan las defensas celulares
          del huésped y activan numerosos mediadores inflamatorios que son
          responsables de la sepsis(30).
 Durante la peritonitis, las citoquinas, el factor de necrosis
          tumoral-a (TNF-a), las interleuquinas-1 (IL-1), y 6-6 (IL-6), la
          elastasa y otros medidores aparecen en la circulación sanguínea(31).
 Su concentración, sin embargo, es mucho mayor en el líquido
          peritoneal, sugiriendo que la respuesta infecciosa-inflamatoria está
          compartamentalizada en la cavidad peritoneal(32).
 Los niveles séricos de las citoquinas se correlacionan con el puntaje
          del APACHE II y con el pronóstico de los pacientes. El TNF-a y la
          elastasa peritoneal disminuyen su concentración durante laparotomías
          repetidas en los enfermos que sobreviven y continúan altas en los que
          se mueren(33).
 Los mediadores inflamatorios mencionados son liberados por los
          macrófagos peritoneales en respuesta a las bacterias y a sus
          productos. Los tejidos traumatizados durante la cirugía y la
          traslocación desde la luz del intestino son otras fuentes potenciales
          de citoquinas.
 Estas citoquinas inicialmente estimulan las defensas peritoneales
          contra la infección, y en las fases tardías de la sepsis poseen un
          efecto adverso que resulta en daño tisular multiorgánico.
 Son necesarios estudios experimentales y clínicos para poder
          distinguir los efectos beneficiosos de los adversos de las citoquinas,
          incluyendo la magnitud y el tiempo de su elaboración. A través de
          estos estudios se podrá valorar la utilidad y forma de bloquear su
          acción(33).
 Tratamiento antibiótico de las peritonitis A pesar de que la principal terapia para los pacientes con IIABD es
          la cirugía que intenta remover el origen de la infección, los
          antibióticos juegan un papel importante en la erradicación de los
          patógenos intraperitoneales(34,35).El tratamiento antibiótico de las peritonitis secundarias debe actuar
          principalmente sobre coli y s fragilis, como ya lo han demostrado
          estudios experimentales y clínicos. La administración empírica
          adecuada y precoz de antibióticos contra estas bacterias está bien
          establecido(13,36) .
 La utilidad de los cultivos intraoperatorios ha sido cuestionada. Los
          resultados son raramente necesarios en el postoperatorio y no se usan
          para modificar el régimen antibiótico(13).
 Los Enterococcus y Candida que habitualmente se aíslan no se cubren
          por la terapia antibiótica(14,37,38). El empleo de un esquema
          antibiótico inapropiado se asocia con infección persistente y la
          modificación del tratamiento de acuerdo a los resultados del cultivo
          no mejorarían el pronóstico de acuerdo a algunos autores(39). En las
          peritonitis adquiridas en la comunidad, el cultivo intraperitoneal de
          rutina no es costo-efectivo. Estos pacientes resuelven su infección
          con un esquema antibiótico adecuado(37,38).
 La obtención de cultivos puede ser útil en pacientes con peritonitis
          terciaria, en reoperados, en aquellos tratados con inmunosupresores,
          en los que permanecen internados prolongadamente y en los que reciben
          diversos tipos de antibióticos(37,40,41).
 La elección de tratamiento con un solo antibiótico monodroga o con
          combinación de antibióticos y la duración del tratamiento
          postoperatorio es tema de controversia.
 Los estudios clínicos que comparen distintos esquemas terapéuticos
          deben incluir gran número de pacientes y causas homogéneas de IIABD,
          teniendo en cuenta también la severidad de las peritonitis(42).
 La efectividad de un determinado régimen antimicrobiano requiere
          ensayos clínicos con pacientes de alto riesgo cuya severidad ha sido
          estratificada con índices establecidos, por ejemplo: APACHE II,
          índice de peritonitis de Maunheim, índice de peritonitis de Altona
          II. Estos sistemas representan una herramienta de mucho valor para
          comparar y reglamentar distintos tratamientos(42).
 En algunos estudios iniciales se había establecido que la
          combinación de clindamicina con un aminoglucósido era efectiva en
          las IIABD(43,44).
 Actualmente los aminoglucósidos son menos utilizados debido a su
          nefrotoxicidad, sobre todo en casos que cursan con hipotensión
          arterial, insuficiencia renal previa y necesidad de terapia
          prolongada. En los pacientes de edad avanzada suelen producir lesión
          renal. Además, demuestran menor eficacia en IIABD que presentan pH
          ácido intraperitoneal.
 Posteriormente, esquemas con una cefalosporina de tercera generación
          asociada a metronidazol han demostrado resultados favorables(45).
 Recientemente, se establecieron diferencias en la selección de
          antibióticos según si la peritonitis era adquirida en la comunidad o
          si la infección era intrahospitalaria producida por gérmenes
          generalmente resistentes.
 En las extrahospitalarias con infecciones de leve a moderada gravedad
          pueden utilizarse combinaciones como: metronidazol-ceftriaxona(45,46),
          metronidazol-gentamicina(43,44) o un régimen monodroga, como
          ampicilina-sulbactam(47,48).
 Los organismos causantes de las peritonitis graves (postoperatorias,
          intrahospitalarias) tienen una alta tasa de mutación espontánea y
          producen grandes cantidades de beta lactamasas con resistencia a las
          drogas beta lactámicas. El sulbactam y el ácido clavulánico tienen
          escasa acción antibacteriana contra estos gérmenes.
 Las drogas útiles en estos casos son los carbapenemes como
          imipenem(49,50) y meropenem(51). En las infecciones intraabdominales
          severas, el imipenem como única droga ha demostrado efectividad. Este
          antibiótico debe reservarse para las peritonitis intrahospitalarias,
          en especial las postoperatorias.
 La combinación piperacilina-tazobactam es activa también en
          infecciones severas intrahospitalarias y tiene efectos comparables con
          el imipenem(50,52).
 El Bacteroides fragilis presenta menos resistencia al metronidazol que
          a la clindamicina. Además el metronidazol produce menos colitis
          pseudomembranosa, razón por la cual es de primera elección para el
          tratamiento de infecciones por anaerobios. Su espectro de actividad
          incluye casi todos los bacilos Gram negativos anaerobios(14). Es
          igualmente efectivo tanto por vía parenteral como oral.
 La duración del tratamiento antibiótico despues de la cirugía
          depende de la severidad de la sepsis. La mejoría clínica con
          desaparición de la fiebre y normalización del recuento de leucocitos
          son signos orientadores para la interrupción del tratamiento
          antibiótico(34,53,54).
 En las apendicitis y colecistitis, cuando se resecan los órganos
          intraabdominales, la duración del tratamiento antibiótico es corta.
 El tratamiento antibiótico de la peritonitis terciaria es motivo de
          discusión. Esta entidad se considera una inflamación peritoneal y
          sistémica persistente. Los antibióticos suelen ser inefectivos y
          pueden contribuir a la superinfección peritoneal con hongos u otros
          organismos.
 La aparición de estos organismos de baja virulencia en la peritonitis
          terciaria refleja la severa inmunodepresión de los pacientes
          afectados. Conceptualmente, la peritonitis terciaria representa una
          respuesta inflamatoria sistémica con falla multiorgánica debida a la
          activación descontrolada de la cascada inflamatoria. Los
          antibióticos y las re-intervenciones quirúrgicas parecen tener poca
          utilidad en esta situación(6,55,56).
 Fluoroquinolonas e infección intraabdominal Las fluoroquinolonas han sido investigadas como sustitutos de los
          aminoglucósidos en infecciones intraabdominales. Experimentalmente,
          la combinación de ciprofloxacina y clindamicina fue tan efectiva como
          clindamicina y gentamicina en modelos de ratas con infección
          intraperitoneal(57).En humanos se realizaron inicialmente algunos estudios con pocos
          pacientes en ensayos no controlados(58). Un trabajo multicéntrico
          clínico efectuado en Suecia comparó, con distribución al azar
          randomizedtriol, (pefloxacina-metronidazol contra
          gentamicina-metronidazol para el tratamiento de sepsis
          intraperitoneal, no encontrando diferencia entre los dos grupos de
          pacientes(59).
 Recientemente, nuevos ensayos clínicos demostraron la eficacia de
          metronidazol-ciprofloxacina inicialmente administrada por vía
          parenteral y luego por vía oral en infecciones intraabdominales(60).
 Los resultados obtenidos en estudios clínicos, hasta ahora sugieren
          que la ciprofloxacina junto con el metronidazol estarían indicadas en
          peritonitis secundarias cuando existe insuficiencia renal o alergia a
          los betalactámicos. También han demostrado su utilidad en las
          infecciones producidas por gérmenes intrahospitalarios y en algunos
          casos de peritonitis terciaria cuando la bacteria es sensible a esta
          quinolona(60).
 A pesar de su excelente actividad sobre gérmenes Gram negativos y
          buena actividad sobre los cocos Gram positivos, ciprofloxaciona,
          ofloxacina y pefloxacina son inactivas contra gérmenes
          anaerobios(61,62). Por esta razón, no pueden usarse como monodrogas
          en infecciones intraabdominales con flora mixta.
 Las nuevas quinolonas como levofloxacina, sparfloxacina y, sobre todo,
          trovafloxacina poseen actividad in vitro contra anaerobios y difieren
          de las quinilonas antiguas por su mayor actividad sobre bacterias Gram
          positivas, manteniendo una acción similar sobre los gérmenes Gram
          negativos aerobios(63,64).
 Trovafloxacina, sparfloxacina y levofloxacina tienen actividad similar
          a la ciprofloxacina contra las enterobacterias (CIM90 < 0,5mg/ml).
          Las especies de Pseudomonas tienen una excelente sensibilidad a la
          ciprofloxacina (CIM90 < 0,5mg/ml) y menor a las nuevas
          fluoroquinolonas (1mg/ml)(65).
 La mayor diferencia entre las nuevas quinolonas, en especial entre
          trovafloxacina y ciprofloxacina, es que la primera tiene una excelente
          actividad sobre Bacteroides fragilis y Clostridium difficile(66).
 En un estudio donde se cultivaron 438 bacterias de pacientes con IIABD
          se comparó la actividad in vitro de diversas quinolonas.
          Levofloxacina, ofloxacina, ciprofloxacina y trovafloxacina tuvieron
          actividad comparable contra enterobacterias (CIM90 <0,5mg/ml).
 La ciprofloxacina y la trovafloxacina tuvieron la misma actividad
          contra Pseudomona aeruginosa (CIM90 <0,25mg/ml). La trovafloxacina
          fue más activa que otras quinolonas sobre el Enterococcus (CIM90
          <0,5mg/ml). La trovafloxacina y la clinafloxacina demostraron
          excelente actividad sobre gérmenes anaerobios (Bacteroides fragilis:
          CIM90 < 0,125mg/ml), similar al metronidazol e imipenem(67).
 Hecht y Wesler comunicaron que la clinafloxacina y la trovafloxacina
          tienen excelente actividad sobre 5 grupos de anaerobios estudiados
          (Bacteroides fragilis, Clostridium sp, Peptoestreptococcus, Prevotella
          y fusobacterias). La trovafloxacina inhibe el 90% de estos anaerobios
          a una concentración menor que 2 mg/ml. La clinafloxacina tiene una
          actividad ligeramente superior sobre los mismos grupos de
          gérmenes(68).
 Nord analizó la actividad in vitro de ciprofloxacina, ofloxacina,
          sparfloxacina y trovafloxacina contra Peptoestreptococus, Clostridium
          perfringes, Clostridium difficile, Bacteroides fragilis, Prevotella y
          Fusobacterium. Esta actividad se comparó con piperacilina/tazobactam,
          cefoxitin, imipenem, clindamicina y metronidazol. El imipenem,
          metronidazol y la trovafloxacina fueron los antibacterianos con mayor
          actividad antianaerobia(69).
 Las quinolonas de tercera generación: levofloxacina, clinafloxacina,
          sparfloxacina, grepafloxacina y trovafloxacina se absorben facilmente
          en el duodeno y yeyuno. Con excepción de la sparfloxacina, que se
          absorbe más lentamente, el resto alcanza la concentración sérica
          máxima entre 1 y 2 horas.
 La penetración en los tejidos pulmonares y en las secreciones
          bronquiales es alta. También se observan elevadas concentraciones en
          riñón, vesícula biliar y tracto genital.
 La tolerancia a las nuevas fluoroquinolonas es buena(70). Los
          síntomas adversos más frecuentes son gastrointestinales: náuseas y
          dispepsia. Se han comunicado mareos y cefaleas.
 La ciprofloxacina inhibe el metabolismo de la cafeína y de la
          teofilina, resultando en efectos adversos como náuseas, vómitos y
          excitación del sistema nervioso central. La trovafloxacina,
          levofloxacina y sparfloxacina no tienen efectos sobre la
          teofilina(71).
 La vida media de trovafloxacina es de 10 horas, la de levofloxacina es
          de 8 horas y la de sparfloxacina de 18 horas. Estas vidas medias
          prolongadas permiten un régimen posológico de una vez por día.
          Existen formulas orales e intravenosas disponibles de trovafloxacina y
          de levofloxacina, lo que permitiría una transición del tratamiento
          parenteral al oral(73,74).
 En conclusión: la excelente actividad de las nuevas quinolonas
          (trovafloxacina, clinafloxacina) contra todos los grupos de gérmenes
          anaerobios y aerobios, su adecuada tolerancia, su administración una
          vez por día y su disponibilidad oral y parenteral sugieren que estos
          agentes podrían ser efectivos en el tratamiento de infecciones mixtas
          intraabdominales.
 Futuros ensayos clínicos determinarán si las nuevas fluoroquinolonas
          pueden ser útiles en la profilaxis y terapéutica de las IIABD.
 
 
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 Tabla 1. Infección intraabdominal. Clasificación.1.- Peritonitis primaria
 a) Espontánea
 b) Por diálisis peritoneal
 2.- Peritonitis secundaria
 a) Perforación del tracto gastrointestinal
 b) Postoperatoria
 c) Postraumática
 3.- Peritonitis terciaria
 4.- Absceso intraabdominal
 
 
 
 Tabla 2. Principales microrganismos G aislados en infecciones
          intraabdominalesEscherichia coli
 Klebsiella sp.
 Gérmenes aerobios Streptococcus faecalis sp.
 Proteus sp.
 Enterobacter sp.
 
 Peritonitis secundaria Bacteroides (B. Fragilis)Gérmenes anaerobios Peptostreptococcus
 Clostridium sp.
 
 Pseudomonas aeruginosaGérmenes aerobios o anaerobios intrahospitalarios Serratia marcescens
 Acinetobacter
 Providencia
 
 Stafilococcus epidermidisPeritonitis terciaria Streptococcus faecalis
 Candida sp.
 
         |   |  |  |  |