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DISCURSO DEL
PRESIDENTE DE LA SAFE
ASOCIACION ARGENTINA DE FARMACOLOGIA EXPERIMENTAL
XXXI Reunión Científica
Mar del
Plata, 17 al 20 de noviembre de 1999
Discurso del Presidente
de la SAFE
El desafío del uso racional de los medicamentos en el nuevo
milenio
Dr. Luis A. Malgor
Debo expresar, en nombre de la Asociación Argentina de
Farmacología Experimental (SAFE), el alto honor que significa para
todos sus integrantes la realización de esta Reunión conjunta con la
Sociedad Argentina de Investigación Clínica (SAIC). Sin lugar a
dudas, el intercambio de experiencias, la discusión conjunta de
nuestros esfuerzos para llevar adelante la labor investigativa, la
tarea específica del análisis crítico y la discusión de los
resultados, desde los puntos de vista de cada Sociedad y las
interrelaciones y contactos a establecerse entre nosotros, sólo puede
generar una positiva y valiosa corriente colaborativa en beneficio de
los objetivos científicos de cada Sociedad. La Asociación Argentina
de Farmacología Experimental lleva a cabo en esta ocasión su 31º
Reunión de Comunicaciones Científicas, que ininterrumpidamente viene
realizando desde el año 1968. Este año nuestra Reunión adquiere un
significado especial no sólo por lo mencionado precedentemente, la
unión con SAIC en esta circunstancia, sino también por lo que
significa el advenimiento de un nuevo siglo ante el avance
impresionante que se da en numerosas áreas de las ciencias en general
y de las ciencias biomédicas en especial. Este progreso científico y
tecnológico necesariamente producirá cambios profundos en el nuevo
milenio, no solo en ámbitos científicos sino que también
comprometerán a las comunidades en su desarrollo normal y en
relación al beneficio que dichos avances producirán.
Ante esta especialísima circunstancia, tal vez sea oportuno expresar
algunas reflexiones partiendo de nuestra visión en la SAFE sobre el
tema medicamentos y el rol del mercado farmacológico en los sistemas
de salud de los países. Lo que ahora denominamos Uso Racional de los
Medicamentos, término que se relaciona estrechamente con el de
Medicina Basada en Evidencias, constituye otro desafío y un dilema a
resolver en el inicio de este nuevo siglo. Estos conceptos guardan
estrecha relación con los objetivos del Comité de Farmacología
Clínica de SAFE, cuya principal aspiración es la de impulsar,
juntamente con las ya avanzadas investigaciones básicas,
investigaciones farmacológicas clínicas, y estudios
farmacoepidemiológicos y de farmacovigilancia. Esta Reunión conjunta
con la SAIC tal vez sea el marco más apropiado para estas
consideraciones.
Para quién ha vivido la historia de la medicina de los últimos 30-40
años desde adentro, no puede haberle pasado desapercibida la especial
situación de la terapéutica farmacológica. Se ha pasado, en ese
corto periodo de tiempo, un instante en la historia de la humanidad,
desde contar con muy pocos fármacos realmente activos (no mas de
10-12 antes de 1940), hasta el momento actual en el que se emplean, en
medicina, más de 10.000 diferentes entidades químicoterapéuticas.
Es lo que ha dado en llamarse “explosión farmacológica” y es la
consecuencia del gran avance de la química orgánica, de la biología
celular y molecular, de la síntesis y semisíntesis química, de la
farmacología molecular y sus ramas, del avance en farmacocinética
básica y clínica, de la farmacodinamia y farmacoquímica, la
genética, el advenimiento de los anticuerpos monoclonales, el
desarrollo de la tecnología del DNA recombinante para la elaboración
de moléculas que actúan como fármacos y últimamente el desarrollo
de la terapia génica. En el campo de la Farmacogenética, hemos
transcurrido un camino que va desde utilizar el producto de un gen
como un fármaco, o usar los genes como instrumentos para el diseño
de nuevas drogas, o aplicar los propios genes como drogas. Sin lugar a
dudas, los paradigmas de la biología molecular, como una disciplina
madura e integrada con otras ramas biomédicas a través de la
bioinformática, será dominante en el nuevo milenio.
Estos grandes avances son producto de la investigación básica, que
siempre generó los más importantes progresos científicos y
tecnológicos para la medicina aplicada. Así, la “explosión” de
nuevos fármacos ha permitido grandes avances en el tratamiento de
patologías que antes conducían rápida e inexorablemente a la muerte
o a grave incapacidad. Seguramente el incremento en la esperanza o
expectativa de vida de las poblaciones que se da en los tiempos
actuales se debe, al menos en parte, al gran progreso que ha ocurrido
en la disponibilidad de medicamentos de gran actividad.
Sin embargo, este fenómeno de renovación tecnológica y progreso en
el área de la farmacología ha tomado, casi podría decirse, por
sorpresa al cuerpo médico y a los organismos oficiales de salud
pública y control médico sanitario. El mercado farmacológico
mundial y el de nuestro país se ha incrementado abruptamente en ese
periodo, generando, además de los beneficios, problemas
médico-terapéuticos de reacciones adversas e uso irracional que
recién en los últimos años, coincidentes con el fin del presente
milenio, se han comenzado a evaluar concretamente. Estos problemas
tienen ahora implicancias en otros numerosos contextos, desde los
políticos, sociales, económicos, o de desarrollo de la industria
fármaco-química, hasta los más específicos de accesibilidad de las
poblaciones a los medicamentos, o los médico-farmacológicos de
racionalidad científica de su utilización en los pacientes.
En el contexto económico, el gasto total mundial en medicamentos es
en la actualidad de aproximadamente 350.000 millones de dólares. Ese
inmenso gasto también puso en evidencia las grandes desigualdades
existentes entre los países pobres y ricos. El 70% del gasto en
medicamentos, aproximadamente, se consume en los llamados países
desarrollados de América del Norte y Europa Occidental.
En Argentina, el gasto farmacológico total se calculó en 4.200
millones en 1995, y en 6.000 millones en 1998, incluyendo gastos de
medicamentos de venta libre y de distribución y comercialización. El
consumo neto de medicamentos, expresado en unidades dispensadas, se
incrementó un 25% en los primeros 3 años de la década,
estabilizándose posteriormente. Sin embargo el gasto continua en
ascenso. La Argentina ocupa el 11º lugar en el mundo en lo que hace a
consumo de medicamentos. Las cifras mencionadas determinan un gasto
por habitante y por año de 150 dólares, aproximadamente, que pueden
compararse con los 112 que se gastan en Bélgica, 82 en Dinamarca, 148
en Francia, 162 en USA, o 128 en Italia. Considerando estas cifras,
pareciera que el gasto farmacológico es razonable en Argentina. Sin
embargo, el porcentaje del gasto en medicamentos en relación al gasto
total en salud es de 30-35% en nuestro país, que no es razonable si
se compara, entre otros, con el promedio de los países de la
Comunidad Económica Europea, que representa sólo el 10.2%. Además
del gasto, en estos momentos es fundamental investigar y evaluar el
beneficio o perjuicio que el mismo produce en la población.
Un análisis cualitativo simple del mercado farmacológico de nuestro
país nos demuestra la presencia en el mercado de numerosos
medicamentos que carecen de eficacia terapéutica demostrada
científicamente en ensayos clínicos controlados, para las
indicaciones que se anuncian o de numerosos medicamentos que contienen
drogas en combinaciones fijas irracionales, peligrosas para el
paciente e inaceptables desde el punto de vista farmacológico. En el
mercado son frecuentes las incorporaciones de productos que no
representan innovación alguna con respecto a otros, ya aprobados o la
presencia de medicamentos con capacidad de provocar adicción o
efectos tóxicos, sin anunciarse cuidados especiales. Existe un
número muy elevado de drogas genéricas, muchas innecesarias, y más
de 15.000 formas farmacéuticas diferentes. El médico prescriptor
tiene la necesidad de manejar los nombres genéricos científicos de
los fármacos, y al mismo tiempo varios o muchos nombres de fantasía,
comerciales, de cada uno de ellos. También existen en el mercado
medicamentos que contienen fármacos diferentes, pero son dispensados
con un mismo nombre de fantasía comercial, en diferentes formas
farmacéuticas. Y variaciones de costo de un mismo fármaco, que son
difíciles de comprender. Todo ello en medio de un sistema de
promoción que provee información con la que se abruma a los
médicos, frecuentemente distorsionada, sesgada e incompleta.
A las características mencionadas del mercado de medicamentos hay que
agregar, desde el punto de vista educativo, la ausencia casi total de
formación farmacológica continua en el postgrado por parte de los
médicos en un área de cambios muy acelerados, un déficit de la
Universidad que en parte comienza a revertirse.
La consecuencia es la tendencia hacia un uso irracional de los
medicamentos que ha desencadenado la aparición de nuevos problemas
médicos, desconocidos hasta ahora, pero cada vez más importantes en
los sistemas de salud. Los más trascendentes son Patología
Farmacológica, una verdadera epidemia de todo tipo de enfermedades y
efectos adversos inducidos por los fármacos, Farmacodependencia, e
Interacciones Farma-cológicas. Sus principales causas son la
Prescripción Inútil, la Prescripción Excesiva y la Automedicación.
Así enfrentamos al inicio del nuevo milenio en el área
farmacológica. Con el dilema que expresé precedentemente. Por un
lado un enorme y constante progreso científico y tecnológico que
debe redundar en un beneficio para la humanidad pero que también
genera por sí mismo graves problemas de accesibilidad y equidad de
las poblaciones a los mismos. Por otra parte una situación donde en
una proporción elevada los medicamentos se utilizan sin las bases
científicas apropiadas. Ello determina la necesidad de intensificar
en todos los países y en el nuestro en particular los estudios de
Farmacología Clínica y Farmacoepidemiología que incrementen nuestra
preparación acerca del Uso Racional de los Medicamentos, para que las
comunidades puedan acceder a una terapéutica farmacológica
utilizando exclusivamente fármacos cuya eficacia y seguridad hayan
sido demostrados siguiendo el método científico, de acuerdo con la
fisiopatología de la enfermedad y cuidando estrechamente la relación
beneficio/riesgo/costo.
En nombre de la Sociedad Argentina de Farmacología Experimental, un
saludo cordial a todos los participantes de esta reunión conjunta y
nuestros especiales deseos de una estadía placentera en lo personal y
fructífera en lo referente a nuestros intereses científicos.
Bibliografía
Aporte JR, Tognoni G. Principios de Epidemiología del Medicamento.
Barcelona: Masson-Salvat Medicina. 2ª Edición 1993.
González García G. Remedios Políticos para los Medicamentos. Buenos
Aires, Edic. Salud: 1994.
Naranjo CA, Souich P, Busto, UE. (eds) Métodos en Farmaco-logía
Clínica. Washington DC: Organización Panamericana de la Salud OMS,
1992.
Pharmacoepidemiology en Drug Intell. and Clinical Pharma-cology Vol.
21, 1987
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