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VIOLENCIA DOMESTICA.
ROL DEL MEDICO CLINICO
RAUL MEJIA1, MARIA ALEMAN2
1 Departamento de Medicina,
Hospital de Clínicas José de San Martín, Facultad de Medicina,
Universidad de Buenos Aires; 2 Cátedra Psicología Evolutiva, Escuela
de Obstetricia, Universidad de Buenos Aires y Fundación Propuesta,
Lanús, Provincia de Buenos Aires
Key words: family violence, victims of abuse
Resumen
La
violencia doméstica, ejercida generalmente contra la mujer, es causa
de graves daños tanto psi - cológicos como físicos, tiene costos
sociales y económicos importantes, y repercute en las generaciones
futuras. El médico clínico debe estar capacitado para reconocer
estas situaciones y brindar orientación a las víctimas. Para ello
debería brindársele la preparación necesaria, en capacitación de
pre y postgrado.
Abstract
Family
violence: the physician’s role. Family violence is mostly used
against women. It is the cau- se of heavy psychological and physical
damages as well as social and economic costs. It also has a
repercussion on the future generations. Medical practitioners should
be prepared to recognise these situations in order to give support,
counsel and assistance to victims of abuse. Training in family
violence should be included in pre and post courses in Medical School
programs.
Dirección postal: Dr. Raúl M Mejía, Callao 875, 1023
Buenos Aires, Argentina
Fax: (54-11) 4815-3912 E-mail: mejiarm@pccp.com.ar
Recibido: 15-VI-1999 Aceptado: 19-VIII-1999
En los últimos quince años la violencia contra la mujer en el
hogar se ha planteado como una cuestión de interés y debate
público. En los ambientes académicos médicos este problema ha
despertado una creciente preocupación por las importantes
consecuencias que conlleva tanto a largo como a corto plazo, desde una
perspectiva individual y social. Muchas víctimas sufren graves daños
psicológicos y físicos (llegando incluso hasta la muerte) mientras
que los costos sociales y económicos para la comunidad son enormes y
es imposible calcular su repercusión en las generaciones futuras.
A pesar de que actualmente se considera que los médicos que atienden
mujeres deben estar capacitados para reconocer las situaciones de
violencia doméstica y brindar orientación a las víctimas de ella1,
los programas de educación médica de pre y posgrado no poseen
entrenamiento formal en este tema2, 3.
Definición y prevalencia: Se entiende por violencia doméstica a
«cualquier situación, dentro de una relación íntima, en la cual
intencionalmente se intente causar daño o controlar la conducta de
una persona»4, 5. Violencia doméstica, entonces, no significa
solamente agresión física en todas sus variantes –golpes de puño,
patadas, empujones, tirones de cabello, agresiones con objetos
contundentes o armas– sino también agresión verbal, maltrato
psicológico, contacto sexual no deseado, violación, destrucción de
la propiedad, daño a mascotas, control del acceso al dinero,
aislamiento social, amenazas o intimidación a otros miembros de la
familia, limitaciones al desarrollo laboral6, 7 entre otras.
Al definir la violencia dentro de la familia se entiende que
cualquiera de los miembros de la pareja puede ser víctima del
maltrato. Sin embargo, estudios epidemio-lógicos muestran que sólo
en el 2% de los casos de maltrato la víctima es el varón, en el 75%
es la mujer y en el 23% restante la violencia es cruzada4.
La mayoría de los estudios sobre violencia doméstica se han llevado
a cabo en países occidentales industrializados. Se ha observado, por
ejemplo, que la agresión a la esposa constituye el 25% de los
crímenes registrados por la policía de Escocia8. Además en los
EE.UU se estima que una de cada 5 mujeres es víctima de violencia
doméstica en algún momento de su vida, que el 25% de las mujeres
sufrirá una violación y que una de cada 6 embarazadas será agredida
física o sexualmente durante la gestación9, 10, 11.
En América Latina es difícil obtener cifras representativas sobre la
dimensión real del fenómeno de la violencia doméstica, debido a la
complejidad de factores culturales, sociales, familiares y económicos
que dificultan la denuncia de este hecho, favoreciendo su
«invisibilización» en la sociedad12. Investigaciones realizadas en
diferentes países –Costa Rica, Chile, Colombia y Bolivia–
mostraron que entre el 30 y el 70% de las mujeres que vivía en pareja
refería haber sido golpeada por su compañero13.
En Argentina se estima que el 25% de las mujeres sufre regularmente
violencia doméstica y el 50% pasará por alguna situación de
violencia en algún momento de su vida14. En los nueve primeros meses
de 1997 el Servicio Telefónico de Violencia Familiar de la Ciudad de
Buenos Aires recibió más de 21.000 llamados telefónicos, de éstos
el 66 por ciento pidió información, el 30 por ciento contención y
el 4 por ciento ayuda urgente15. En 1998 se recibieron 30.780 llamados
de los cuales 14.632 fueron solicitudes de información, 7.848 de
contenci? y 848 de ayuda urgente, (Lic. C. Juen, Supervisora T?nica
del Servicio de Violencia Familiar de la Ciudad de Buenos Aires,
comunicaci? personal). Seg? estad?ticas de la Direcci? General de la
Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el 30 por ciento de
las mujeres que llamaron padec?n malos tratos hac? once a?s o m?.
Consecuencias: La violencia doméstica produce importantes
consecuencias físicas, psicológicas y sociales, no sólo en quien la
padece sino también en la sociedad en general.
Se pueden observar problemas de salud en las víctimas de violencia
doméstica, en las esferas físicas y psicológicas, tanto a corto
como a largo plazo (Tabla 1).
Las consecuencias físicas a corto plazo derivan del daño producido
por la agresión; se pueden encontrar hematomas, cortes, fracturas y
quemaduras. En las mujeres embarazadas se observa un importante
número de abortos16. El estrés agudo, equiparable en nuestro medio
con la crisis de angustia, es la principal consecuencia psicológica
del maltrato17. Las consecuencias a mediano y largo plazo del abuso
generan una serie de síntomas que se engloban en el «Battering
Syndrome»18. Este síndrome tiene componentes físicos entre los que
se encuentran: cefalea crónica, disfunción sexual, problemas
gastrointestinales (dispepsia, úlcera péptica, flatulencia, dolores
abdominales inespecíficos, dolor pelviano crónico), síntomas
músculo esqueléticos, trastornos del sueño, disnea, mareos, dolor
precordial atípico. Entre los componentes psicológicos es común
observar depresión, irritabilidad, crisis de pánico, trastorno de
dolor crónico, sentimientos de inseguridad, fobias, baja autoestima,
insomnio, ansiedad y abuso de alcohol y otras sustancias. Las
víctimas de violencia doméstica utilizan con mucha más frecuencia
los servicios médicos, el patrón de consulta médica de estas
mujeres se caracteriza por una vaga descripción de los síntomas,
demanda de explicaciones médicas para síntomas inespecíficos,
múltiples consultas, poca satisfacción con el médico tratante y
cambio frecuente de médico de cabecera. Entre las consecuencias
sociales se destacan el aislamiento, la incapacidad para tomar
decisiones, el temor para desenvolverse en el medio social (por
ejemplo para obtener o mantener un empleo), la dependencia económica
y la inestabilidad familiar19.
Los costos económicos de la violencia doméstica son elevados debido
en gran parte al daño causado a la salud pero también contribuye el
ausentismo y el bajo rendimiento laboral de las víctimas. La ciudad
de Nueva York, por ejemplo, gastó en el año 1991 cuarenta y un
millones de dólares en pagar los costos policiales y judiciales de
los casos de violencia doméstica, $ 77.5 millones en los servicios de
emergencia para atender a las víctimas, y se estima que se perdieron
$ 250 millones a causa del ausentismo y la baja productividad20. Más
de la mitad de los varones que golpean a sus mujeres también lo hacen
con sus hijos, las consecuencias del abuso infantil son numerosas y
han sido descriptas en diversas publicaciones.
Tres de cada cuatro adolescentes arrestados en los EE.UU. tienen
antecedentes de abuso infantil21.
Funci? del m?ico cl?ico: El m?ico de cabecera ha sido identificado
como el profesional con el cual la mayor parte de las pacientes
prefiere discutir maltrato familiar por lo que se encuentra en una
posici? ?ica para detectar situaciones abusivas. Por esta raz? suele
ser la primera persona, fuera del c?culo familiar m? estrecho, que
toma conocimiento de la situaci? de violencia, y en muchas ocasiones
?ta puede ser la ?ica oportunidad de intervenir para intentar
solucionar el problema. Debido a esto el médico tiene la obligación
de interrogar directamente acerca de violencia doméstica, evitando
juzgar y adoptando una actitud que favorezca las confidencias y
asegurarle confidencialidad10, 22.
Para lograr identificar el problema debe realizar las preguntas
adecuadas y considerar la violencia familiar en el diagnóstico
diferencial de los cuadros de dolor crónico, abuso de sustancias,
depresión, lesiones de dudoso origen, traumatismos reiterados, entre
otros. Por otra parte, la paciente debe ser informada sobre los
recursos de ayuda disponibles y establecer el riesgo de daños mayores
que presenta la víctima en un futuro inmediato23. Debe además
informar a la paciente, sobre las características cíclicas y
repetitivas de la violencia así como el aumento en el nivel de
agresividad que suele producirse en cada ciclo24.
El simple hecho de identificar el maltrato, validarlo y reconocer su
impacto sobre la salud de la paciente, puede ser el primer paso para
prevenir futuros episodios de violencia. Por el contrario, si los
signos de abuso son ignorados o pasados por alto, la mujer puede
interpretar esto como una aceptación implícita del abuso y en
consecuencia sentirse desamparada y sin posibilidades de revertir la
situación.
El médico debe documentar exhaustivamente en la historia clínica
tanto el relato del episodio de violencia como los hallazgos del
examen físico. A lo largo del tiempo, este registro servirá para
establecer el patrón de injurias y, si en algún momento la paciente
considera abandonar la relación, la historia clínica puede ser la
única prueba del abuso al que ha sido sometida. Además de tratar las
lesiones originadas a consecuencia del maltrato, el médico debe
realizar una estimación del riesgo al que están expuestos la
víctima y sus hijos, así como también debe ayudarla a elaborar un
plan de emergencia para enfrentar futuras situaciones de agresión25.
Por último el médico debe conocer en detalle los recursos
comunitarios disponibles para poder derivar a las víctimas a centros
multidisciplinarios donde podrá obtener información para intentar
remediar la situación.
En conclusión, la violencia doméstica es un problema de alta
prevalencia en nuestra sociedad y tiene importantes consecuencias
sobre la salud física y psíquica de las personas afectadas.
El médico de atención primaria juega un papel fundamental en la
prevención y en la detección de la violencia doméstica y sus
consecuencias, por constituir la puerta de acceso de la población a
los sistemas de salud y posiblemente la única posibilidad de que la
violencia familiar sea detectada y extraída del ámbito privado.
Debido a que la violencia doméstica debe ser considerada un problema
de la sociedad (y no de orden privado), es necesario desarrollar
cambios curriculares en los programas de entrenamiento médico de pre
y posgrado que permitan a los médicos clínicos contar con las
habilidades y herramientas necesarias para atender con éxito a las
víctimas del maltrato familiar.
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Commonwealth Fund Commission on Women’s Health Violence Against
Women in the United States: A Comprehensive Background Paper. New York
The Commonwealth Fund: 1996, pp. 39-51.
TABLA 1.– Consecuencias de la violencia doméstica
Corto plazo
Psicológicas Físicas
- Desorden agudo de stress - Lesiones: Golpes, cortes, fracturas,
quemaduras, etc.
- Abortos
Mediano y largo plazo
Piscológicas Físicas
- Depresión - Disfunción sexual
- Irritabilidad - Cefaleas crónicas
- Crisis de pánico - Dolor abdominal
- Sentimientos de inseguridad - Ulcera péptica
- Fobias - Trastornos gastrointestina- - Baja autoestima les
inespecíficos
- Insomnio - Dolor precordial atípico
- Ansiedad - Sínt. musculoesqueléticos
- Abuso de sustancis tóxicas - Disnea
- Trastorno de dolor crónico - Mareos
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