|  |  | HIPERHOMOCISTEINEMIA Y ATEROTROMBOSIS HIPERHOMOCISTEINEMIA MODERADA Y ATEROTROMBOSIS CRISTINA R. FALCON Instituto Universitario de
          Ciencias Biomédicas, Fundación Favaloro, Buenos Aires Key words: homocystinuria, hyperhomocysteinemia,
          atherosclerosis, vascular disease, thromboembolism Resumen  Numerosos
          estudios han demostrado que la hiperhomocisteinemia moderada es un
          factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedad
          aterotrombótica tanto en el sector arterial como en el venoso. Hay
          factores genéticos, nutricionales y ambientales que pueden contribuir
          a elevar los niveles plasmáticos de homocisteína. La
          hiperhomocisteinemia induciría el desarrollo de enfermedad
          cardiovascular al crear un estado protrombótico, ya que provocaría
          un disbalance entre las propiedades anticoagulantes y procoagulantes
          del endotelio y estimularía la proliferación de las células
          musculares lisas. Los niveles elevados de homocisteína pueden
          reducirse en la mayoría de los pacientes mediante el aporte de
          folatos, piridoxina y/o vitamina B12, dado que intervienen en el
          metabolismo de la misma. Por otra parte, se necesitan ensayos
          clínicos prospectivos para demostrar que la disminución de los
          niveles moderadamente elevados de homocisteína se asocia a una
          reducción de la morbimortalidad por enfermedad aterosclerótica antes
          de sugerir una suplementación vitamínica. Abstract  Moderate
          hyperhomocysteinemia and atherothrombosis. Elevated levels of plasma
          total homocys- teine are now accepted as an independent risk factor
          for premature atherosclerosis. Nutritional, environmental and genetic
          factors may contribute to increase the levels of homocysteine. The
          exact pathogenesis of vascular damage induced by homocysteine is still
          not completely understood. Various mechanisms have been proposed,
          including a significant prooxidative activity, a stimulation of smooth
          muscle cells proliferation and an endothelial dysfunction. Folate,
          pyridoxine and cyanocobalamin are important cofactors for homocysteine
          metabolism. In most cases, elevated homocysteine can be reduced by
          administration of vitamin supplements. It has not yet been
          demonstrated that reduction in mortality and morbidity can be achieved
          with these regimens. However, food supplementation with folic acid has
          been recommended for treatment or prevention of homocysteine-related
          disorders in the North American population. Appropriate clinical
          trials are needed to evaluate the effect of lowering moderate
          homocysteine levels on atherosclerosis.   Dirección postal: Dra. Cristina R. Falcón, Instituto
          Universitario de Ciencias Biomédicas, Fundación Favaloro, Solís
          453, 1078 Buenos Aires, ArgentinaFax: 541-381-0323; E-mail: falcon@favaloro.edu.ar
 Recibido: 25-III-1998 Aceptado: 24-VI-1998   El tabaquismo, las dislipemias, la hipertensión arterial y la
          diabetes son factores de riesgo que se asocian clásicamente con la
          aparición prematura de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, muchos
          pacientes con manifestaciones clínicas de aterosclerosis precoz no
          presentan ninguno de estos factores. Por otra parte, cuando se logra
          identificar un nuevo marcador de riesgo aterosclerótico no sólo se
          progresa en la comprensión de la fisiopatología de esta enfermedad,
          sino que se pueden desarrollar nuevas medidas de prevención. Tal es
          el caso de la presencia de hiperhomocisteinemia moderada, que ha
          surgido como un factor independiente de riesgo cardiovascular en los
          últimos años1.La homocisteína es un producto intermedio del metabolismo de la
          metionina, aminoácido esencial que es aportado por las proteínas de
          la dieta. La homocisteína puede degradarse en forma irreversible a
          través de la vía de transulfuración en la que interviene la enzima
          cistationina b-sintetasa y su cofactor, la vitamina B6, o puede
          regenerar metionina a través de la vía de remetilación. La
          metionina sintetasa es una de las enzimas que remetilan la
          homocisteína, y requiere la presencia de metilcobalamina y
          metiltetrahidrofolato, cofactor y cosubstrato respectivamente2.
 El metabolismo de la homocisteína depende entonces de la actividad de
          las distintas enzimas y de las concentraciones de piridoxina, folatos
          y cobalamina. Los niveles de homocisteína plasmática reflejan la
          concentración intracelular de la misma y por lo tanto la integridad
          de las diversas vías implicadas en su metabolismo.
 La hiperhomocisteinemia puede tener un origen multifactorial y ser
          tanto congénita como adquirida2. La homocistinuria se produce cuando
          el nivel plasmático de homocisteína es lo suficientemente elevado
          como para ser eliminado en la orina en forma de homocistina, disulfuro
          de la homocisteína.
 La causa más frecuente de homocistinuria congénita es la deficiencia
          de la enzima cistationina b-sintetasa, cuyo gen se halla codificado en
          el cromosoma 21. Se han descripto varias mutaciones que afectan su
          actividad y el defecto se transmite en forma autosómica recesiva. La
          incidencia del defecto homocigota es de 1/200.000 recién nacidos
          vivos. La deficiencia he-terocigota de esta enzima es más frecuente y
          se la halla entre 1/70 y 1/200 recién nacidos. Las deficiencias
          homocigotas de la enzima metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR) y
          las alteraciones en el metabolismo de la cobalamina pueden causar más
          raramente homocistinuria. McCully postuló en 1969 la teoría de la
          aterosclerosis inducida por homocisteína al observar que estas
          alteraciones congénitas tenían como características en común la
          elevación de la concentración plasmática de la homocisteína y el
          desarrollo de enfermedad vascular precoz3. Recientemente se ha
          descripto otra anomalía congénita de la enzima MTHFR que puede
          causar hiperhomocisteinemia moderada4. Este defecto se caracteriza por
          la presencia de una variante termolábil de esta enzima y su
          expresión homocigota tiene una prevalencia en la población general
          que varía entre el 5 y el 10%. Los sujetos homocigotas de esta
          variante tienen un requerimiento mayor de folatos para poder mantener
          niveles de homocisteína dentro del rango normal.
 Por otro lado, la causa más frecuente de hiperho-mocisteinemia
          adquirida es la carencia nutricional de folatos, piridoxina y/o
          vitamina B125. Los fármacos que alteran el metabolismo de estas
          vitaminas también pueden causar hiperhomocisteinemia.
 La insuficiencia renal crónica es una patología en la que se ha
          detectado frecuentemente hiperhomocisteine-mia, debido a que disminuye
          el metabolismo y la excreción renal de la homocisteína.
 Diversos estudios realizados en modelos animales e «in vitro»
          sugieren que los niveles elevados de ho-mocisteína son
          aterogénicos6, 7. La hiperhomocisteinemia induciría el desarrollo de
          enfermedad cardiovascular al crear un estado protrombótico.
 Las propiedades vasodilatadoras de la célula endotelial normal se ven
          afectadas por la homocisteína, debido principalmente a una
          disminución en la producción de óxido nítrico. Otra importante
          vía fisiológica anticoagulante que inhibe la homocisteína es la
          activación de la proteína C y la expresión de la trombomodulina en
          la superficie endotelial.
 Se han encontrado además alteraciones en la unión de antitrombina
          III, reducción de la unión del activador tisular del plasminógeno a
          su receptor endotelial, anomalías en la secreción del factor von
          Willebrand, y un aumento de la expresión de sustancias
          procoagulantes, como por ejemplo el factor tisular y el factor V, por
          parte del endotelio expuesto a la homocisteína. La homo-cisteína
          provocaría de esta forma un disbalance entre las propiedades
          anticoagulantes y procoagulantes del endotelio. La homocisteína
          induce también la proliferación de las células musculares lisas,
          disminuye la síntesis del ADN endotelial, promueve la oxidación de
          las LDL y modifica la estructura de la lipoproteína (a). Asimismo se
          ha descripto una mayor síntesis plaquetaria de tromboxano A2 «in
          vivo»8. Esta alteración del metabolismo del ácido araquidónico
          podría reflejar una activación plaquetaria que contribuiría a la
          aparición de episodios tromboembólicos en estos pacientes. Cabe
          señalar que los resultados de algunos de estos experimentos necesitan
          ser confirmados, ya que han sido realizados con formas de
          homocisteína no prevalentes «in vivo» y en concentraciones
          sumamente elevadas. Desde ya, el desarrollo de nuevos modelos animales
          experimentales permitirá ahondar el conocimiento acerca del efecto de
          la homocisteína sobre la pared vascular.
 Los sujetos homocigotas para el defecto de la enzima cistationina
          b-sintetasa se caracterizan por presentar retardo mental, anomalías
          esqueléticas, ectopia lentis, aterosclerosis precoz y fenómenos
          tromboembólicos. Mudd y col destacaron que la causa principal de
          morbimortalidad en estos pacientes son los eventos tromboembólicos,
          tanto arteriales como venosos2. El 25% de los pacientes que no eran
          tratados fallecían antes de los 30 años de edad como consecuencia de
          la patología vascular. Fue en base a los hallazgos clínicos en los
          pacientes con homocistinuria y a las conclusiones de los trabajos
          realizados en modelos animales e «in vitro» que se comenzó a
          investigar si los niveles de homocisteína moderadamente elevados,
          como los que se encuentran en sujetos heterocigotas para esta
          deficiencia, constituían un factor de riesgo independiente de
          patología cardiovascular. Numerosos investigadores estudiaron esta
          relación en estudios tanto retrospectivos como prospectivos9-11.
 Un metanálisis que evaluó 27 trabajos que corre-lacionaban el
          hallazgo de hiperhomocisteinemia moderada con la presencia de
          enfermedad cardiovascular concluyó que el riesgo relativo de
          presentar cardiopatía isquémica, accidente cerebrovascular o
          arteriopatía periférica en los pacientes con hiperhomocisteinemia
          fue de 1.7, 2.5 y 6.8 veces mayor respectivamente11. Un in-cremento de
          la concentración plasmática de homo-cisteína de 5 µmol/l
          aumentaría el riesgo de cardiopatía isquémica tanto en los hombres
          (riesgo relativo 1.6; intervalo de confianza [IC] 95%: 1.4-1.7) como
          en las mujeres (riesgo relativo 1.8; IC 95%: 1.3-1.9).
 Otros autores evaluaron la asociación entre hiperhomocisteinemia y la
          presencia de aterosclerosis asintomática mediante la medición del
          espesor de las capas íntima y media de la arteria carótida12, 13.
          Los estudios realizados en pacientes con hiperhomocisteinemia moderada
          constataron que los niveles elevados de homocisteína se asociaban a
          la presencia de engrosamiento carotídeo. En uno de estos estudios, el
          Fra-mingham Heart Study, se evaluaron 1041 individuos de ambos
          sexos13. Los sujetos con niveles de homocisteína superiores a 14.4
          µmol/l tenían un riesgo de presentar una estenosis carotídea de
          más del 25% dos veces mayor si se los comparaba con aquellos que
          tenían valores inferiores a 9.1 µmol/l.
 Hasta hace algunos años los estudios existentes sobre
          hiperhomocisteinemia moderada enfatizaban sólo la relación con la
          patología arterial.
 Recientemente, varias publicaciones que evaluaron la prevalencia de
          hiperhomocisteinemia moderada tanto en pacientes jóvenes sin otras
          causas de trombofilia congénita como en población general,
          comprobaron que también se hallaba asociada a un mayor riesgo de
          tromboembolismo venoso14-16.
 En síntesis, aún cuando los mecanismos fisiopatoló-gicos que
          intervendrían en el daño vascular causado por la homocisteína deban
          ser determinados con exactitud, las manifestaciones clínicas de los
          pacientes con homocistinuria demuestran que los niveles elevados de
          homocisteína son un factor de riesgo para la aparición de fenómenos
          tromboembólicos. Además, otro argumento a favor de la inducción de
          lesión vascular por la homocisteína está dado por los modelos
          animales que reproducen los efectos patológicos de la
          hiperho-mocisteinemia. Cabe destacar también que la
          hiperhomo-cisteinemia moderada se ha convertido en una alteración que
          se encuentra frecuentemente en los pacientes ateroscleróticos. De
          todas formas, estos hallazgos no tendrían mucho valor si no fuese
          posible reducir los niveles de homocisteína y como consecuencia de
          ello mejorar la enfermedad vascular. Las concentraciones elevadas de
          homocisteína pueden ser disminuidas mediante el aporte de folatos,
          piridoxina, cobalamina y/o betaína2, 17. Los pacientes
          homocistinúricos que responden al tratamiento presentan un número
          significa-tivamente menor de complicaciones clínicas con respecto a
          aquellos que no responden al mismo2. Por otra parte, varios estudios
          han demostrado que la hiperhomo-cisteinemia moderada es reversible
          incrementando la ingesta de ácido fólico. Una metanálisis que
          incluyó 11 estudios sobre el efecto del ácido fólico en los niveles
          de homocisteína concluyó que el aporte de 200 µg/d de fólico
          reduciría el nivel de homocisteína en aproximadamente 4 µmol/l11.
 En este metanálisis, los investigadores evaluaron la mortalidad
          debida a cardiopatía isquémica en Estados Unidos, la incidencia de
          la hiperhomocisteinemia moderada publicada por distintos
          investigadores y calcularon cual sería la disminución de los valores
          de homocisteína si a los alimentos se los fortificase con folatos.
          Estos autores estimaron que si se obtuviese dicha reducción se
          evitarían hasta 50.000 muertes por año debidas a cardiopatía
          isquémica. Existe entonces la tentación de administrar vitaminas a
          estos pacientes, dado que los efectos colaterales son poco probables,
          pero se debe tener en cuenta que antes de embarcarse en una
          polifarmacia, se necesitan aclarar numerosos interro-gantes. La
          hipótesis de un beneficio terapéutico es factible pero no ha sido
          demostrado aún que la reducción de los niveles moderadamente
          elevados de homocisteína disminuya la morbimortalidad en enfermedad
          ateros-clerótica. Hasta el momento no se ha comprobado que su
          corrección se acompañe de una disminución del número de episodios
          trombóticos y/o de una mejoría del proceso aterosclerótico. Se
          debería también evaluar si la normalización de los niveles de
          homocisteína conlleva una reducción del riesgo primario y/o del
          riesgo de recidivas de fenómenos tromboembólicos. No se ha
          establecido la dosis de vitaminas a utilizarse ni las posibles
          combinaciones a administrar de las mismas. Es de interés destacar que
          algunos investigadores han señalado el riesgo potencial de dar ácido
          fólico indiscrimi-nadamente, dado que se podría enmascarar en
          algunos pacientes una carencia de vitamina B12 y por lo tanto sugieren
          que se administren folatos y B12 en forma simultánea. Por otra parte,
          se desconoce la dosis óptima de vitaminas necesaria para reducir la
          homocisteína basal o luego de una sobrecarga oral de metionina y
          cuál sería la importancia de la normalización de uno u otro
          parámetro para lograr una eventual disminución del riesgo de eventos
          cardiovasculares. No existe tampoco in- formación sobre cuál
          debería ser la duración del tratamiento.
 Es por esto que hasta tanto no se realicen ensayos clínicos
          prospectivos terapéuticos no se podrá hacer una recomendación
          concerniente al interés de una suple-mentación vitamínica.
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